LA MÚSICA, ESTIMULANTE DE LOS RECUERDOS
Seguramente que todos hemos sentido la experiencia
de tener viejos recuerdos que nos vienen
de improviso, asociados y motivados
especialmente con la audición de alguna canción o melodía determinada. Y cuando escuchamos
“esa específica canción”… automáticamente surgen esos entrañables recuerdos
casi olvidados, porque están asociados íntima y musicalmente en nuestro
cerebro.
A cada
persona le ocurrirá de una manera diferente esa asociación de estímulos musicales
y recuerdos. Por ejemplo a mí, me ha ocurrido recientemente, y ha sido
repasando una selección de canciones grabadas en un pequeño reproductor mp3, al
escuchar la bonita canción “El mundo”, cantada por Jimmy Fontana, que estuvo de moda por los
años de 1967 y que solíamos escuchar casi a diario en la televisión, radio… o en
aquellas grandes consolas-gramolas de los bares, que
reproducían los discos contenidos
en su interior. Dichas máquinas estaban en algunos restaurantes y bares del pueblo y, tras introducir unas monedas de las entonces
pesetas y pulsar el correspondiente botón selector del disco, lo podías
escuchar junto al resto de personas presentes. Y es una pena que ya no se
encuentren fácilmente.
Al escuchar la canción ya mencionada, me vino a
la memoria la existencia de aquel pequeño local y bar de juventud que hubo en
la ahora calle Castelar, donde se ubicaba el club juvenil “Roda Joven”, que en los
domingos, más en los días de fiesta, solían frecuentar pandillas de chicas y
chicos, conversando y tomándose algún refrigerio; y recuerdo que, por aquellos
años de 1967, solía ir un rato a tomarme alguna cerveza en la barra, mientras ponía
y escuchaba una de las últimas canciones que su moderna gramola nos ofrecía.
Casi siempre, me gustaba elegir “El mundo” y también otras veces “San Francisco”, interpretado por
“Los Mustang”; ambas estaban muy de moda por entonces; hace ya cincuenta y ocho
veranos, cuando yo era un joven de 25
años.
Por tal
motivo, aunque han pasado muchas decenas de años, cuando
oigo de nuevo esas determinadas canciones de entonces, vuelven los mismos recuerdos de aquel bar y
club “Roda Joven” de 1967; y con todo
ello, por la misma asociación de ideas, recuerdo a los entonces jóvenes, dinámicos
y modernos curas llegados no hacía mucho a La Roda: don José Luis García Cañada y don Victoriano Navarro Asín, promotores principales de la creación de aquel
magnífico y oportuno club de jóvenes,
que tanto bien hizo entre la juventud rodense.
Y podrán repetirse otras asociaciones parecidas
de recuerdos con otros estímulos musicales
de otras canciones, por ejemplo en mi caso: la canción “Arrivederchi
María” interpretada por Santiago y su orquesta, asociada con los bailes en la pista municipal durante las fiestas patronales
de agosto y, claro, bailando con Carmen; o la canción “Todos los chicos y
chicas…” cantada por Fransoise Hardy me recuerdan inmediatamente las clases de
guitarra que daba en mi casa en los primeros años de mi matrimonio , donde
enseñaba esta canción con sus cambiantes acordes melódicos; o la adaptación
bailable y moderna de la canción mejicana “No volveré”, cantada por el grupo “Trinidad” me recuerda los
bailes magníficos del inolvidable Castilla Park; etc. etc. ( Recordando
aquellas tardes maravillosas de los
domingos en el Castilla Park, creé este dibujo que ilustra mi artículo).
Si lo
piensan, todos tendrán parecidas asociaciones de ciertas canciones con determinados
recuerdos. Nuestro cerebro nos guarda y custodia estas técnicas asociativas que,
con ellas, también nos traen las alegrías y las nostalgias de nuestros años pasados
e irrecuperables.
Adolfo Martínez García
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