viernes, 17 de diciembre de 2021

 

                                              19 de Diciembre           

( Este domingo día 19 de diciembre, hace ya dos años que murió Carmen, mi esposa. Ni por un momento he dejado de recordarla. Pensando y escribiendo, siempre la tengo presente. Y ella  es, cada día, de nuevo, el centro de todos mis pensamientos. Con ese propósito recordatorio le estoy escribiendo otro libro, que es una novela, de cuyo Prólogo adelanto  a continuación unos fragmentos).

PRÓLOGO A MI NOVELA “A TRAVÉS DE LOS SUEÑOS”

  “ Cuando perdí para siempre al  ser más querido, a Carmen, mi esposa, que me había acompañado en la vida durante más de cuarenta años, con la que fui tan feliz, disfrutando plenamente de nuestros hijos y nietos maravillosos, sentí un brutal desconsuelo, dolor anímico, soledad y gigantesca desesperación que,  a pesar del paso de los años, todavía perduran en mi vida.

     Casi constantemente, recordando la muerte de Carmen, me parece estar inmerso en una horrible pesadilla de la que  quisiera despertar, pero no puedo. La realidad, a veces, resulta una prisión cruel de la que no se puede escapar. Nada  pude hacer que remediase la inesperada pérdida de mi mujer. Y la muerte, parece  haberse llevado con ella la mitad de mi propia persona, de mi ánimo, de mis proyectos, de mis ansias de crear y amar. Mis sentimientos se quedaron en el pasado con Carmen, y  ahora, en el presente, siento profundamente un insondable vacío y desasosiego.

    En un instante, ella, mi atractiva, bondadosa y sonriente esposa, sin sospecharlo siquiera, pasó de estar viva a estar muerta. El desconcierto reinante en la familia, el paso de la gente con sus condolencias, la rapidez en el transcurso de los hechos de aquel día, la inmediata  llegada del siguiente para darle sepultura, me envolvieron  y velaron la mente como si estuviera soñando una irreal pesadilla,  haciendo que viviera esas tristes horas con un cierto atolondramiento, sin ser totalmente consciente del verdadero significado de la tragedia. Pero, con el posterior transcurso de los días, cada vez siento  más su falta, y  me resulta mucho más desarraigada la vida.

   Como ya no la puedo ver más, la sigo imaginando y amando en los recuerdos. Por mi mente vuelven las escenas hermosas en su compañía: de aquella excursión donde nos conocimos, de la incipiente amistad y noviez inolvidable, de nuestra  boda, de los hijos cuando eran pequeños, adolescentes o adultos, de los nietos, del  sublime amor que vivimos en nuestro matrimonio,  de nuestros sencillos y breves viajes, charlas y paseos… siempre los dos juntos y enamorados. 

   Recuerdo las palabras que escribió en el siglo XIX el poeta inglés William Wordsworth,  en “Oda a la inmortalidad”, y que había rememorado la guapa actriz Natalie Wood en la película “Esplendor en la hierba”:

   “Aunque ya nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, porque la belleza subsiste en los recuerdos.”

    Y quiero asimilar su significado consolador  en nuestra  bella historia, ahora llena de recuerdos. Pues, he perdido  a Carmen para siempre; pero puedo seguir pensando en ella, en sus virtudes, su alegría y optimismo, los días y años maravillosos que vivimos juntos, porque, casi todo aquel pasado lleno de belleza, puede volver a emerger en los recuerdos.

    Y además de todos esos recuerdos reales y vividos, yo  imagino nuevos capítulos con mi esposa, nuevas vivencias emocionantes, espirituales, atrevidas y consoladoras, escribiendo una novela, una novela especial en la que todo puede suceder.

   En esta novela, se mezclan los hechos irreales con los reales, los deseos imaginativos de unos tiempos venideros con  increíbles adelantos y descubrimientos científicos, venciendo ya las terribles enfermedades que asolan y diezman al ser humano. Y se entremezclan  con  recuerdos y hechos familiares, reales, ciertos, del pasado y del presente.

   En algunos capítulos no está Carmen, porque son recuerdos autobiográficos, surgidos de sueños del subconsciente que   pertenecen a épocas anteriores a nuestro primer encuentro y enamoramiento, (ocurrido el día 25 de abril del año 1976, cuando los dos  coincidimos en una excursión a las montañas nevadas de Segovia).

   Escribiendo y releyendo la novela,  disfruto muchísimo, y me ayuda a imaginar  la dulce presencia espiritual de Carmen entre nuestra familia; aunque también, varias veces,  la emoción y las lágrimas me han vuelto a sorprender en algunos capítulos".

                                                  Adolfo Martínez García


viernes, 15 de octubre de 2021

 

MARAVILLOSO RECUERDO

   Habrán pasado ya dos meses y tres días, desde que escribí y publiqué en Facebook el corto texto en negrita que acompañaba a la fotografía de nuestra boda; pues era la fecha de nuestro cuadragésimo tercero aniversario. Y muchísimas personas, amigos, conocidos y gente asidua a dicha red de comunicación, dejaron sus cariñosos comentarios a unos lejanos novios jóvenes y atractivos que se reflejaban en aquella imagen. 
   No deseé que se perdiera entre tantas otras notificaciones, ocurrencias, reflexiones... de fechas innumerables; y dedidí guardar aquí mi publicación. ¿Dónde mejor que en mi blog personal, en donde tanto he escrito, y escribiré, pensando en Ella? 
   Pero lo guardaba como un proyecto, y me olvidé de publicarlo. Hoy, después de un tiempo entretenido, al volver a este blog casi olvidado, compruebo que no publiqué aquello que había pensado. Y, aunque tarde, lo hago ahora mismo.

"Hoy, inquieto y agitado, me he despertado muy temprano, de madrugada. No podía dormir. A mi mente llegaban tantos recuerdos hermosos y queridos...; pues fue también un 12 de agosto, pero de 1978, (hace 43 años), cuando Carmen y yo nos casamos.
   Y despierto, he soñado con Ella otra vez, reviviendo nuestra vida feliz, entre sonrisas y añoranzas."
    

   Inexorablemente, el tiempo sigue pasando indiferente a las desgracias o tragedias de cada uno. Nada se paró ni se parará. Sólo nuestra mente con su pobre memoria, acompañada de las palpitaciones enamoradas del corazón, guardan inalterados los sentimientos y recuerdos de aquel bello pasado con Carmen.
     Recordamos los momentos felices; pero también los desafortunados, como cuando sin haberlo esperado ni presentido, ella, en un momento, se fue físicamente de nuestro lado para siempre, y nuestro corazón se rompió de pena y dolor. 
   No cesaremos de llorar su muerte cada día; pero nada cambiará; ella jamás va a volver, salvo en los recuerdos que custodiamos celosamente. Y pasarán los años y seguiremos teniendo la misma desesperación, añoranza e inconformismo, preguntándonos sin respuesta el por qué la vida es, además de bonita, tan cruel, pues nuestra alma y existencia siguen partidas por la mitad sin Ella. 
   Personalmente, -como a tantísimas personas que les ha pasado lo mismo, de perder a su gran amor, a la persona que formaba parte íntima de su vida y de su ser, tan unidos y enamorados, inseparables y sumamente felices-,  pienso cada vez más en ella,y me gusta imaginarla lo más cerca posible. Considero muy importante que no se vaya difuminando su recuerdo y  quiero que siga íntegro y presente en la mente y en el corazón: Por ello, voy a reflexionar y a recordar nuestra vida de pareja, en "una cotidiana visita" frente a sus restos, día a día; le he escrito y publicado un libro, añorándola; y otro más casi terminado, imaginativo y futurista, donde sigue reinando ella en mi mundo, que es el suyo; estoy recopilando en un vídeo personal, tantos momentos vividos a su lado, (que, en realidad, dicho vídeo, por tan largo metraje, será la primera parte de una serie familiar en tormo a Carmen).
   Con un cierto desfase en las nuevas tecnologías, bien por mi inconstancia en seguir practicándolas o bien por estar entretenido en otros hobbies, lo cierto es que, no las domino bien y, ¡menos mal! que tengo muy cerca a un buen asesor: mi hijo Adolfo, para preguntarle mis dudas y "ponerme a punto", y así ser capaz de convertir los formatos de mis cintas super-ocho, de DVD a mp4; importar y crear textos, vídeos e imágenes, operando con ellos, seleccionando e intercalando lo que me interese en la "línea del tiempo", y añadiendo en el audio las melodías de mi gusto. Ya hice hace tiempo algo parecido, cuando la talla del pequeño Jesús Nazareno; pero desde entonces... entre los nuevos programas desconocidos, los olvidos propios por no "continuar en la brecha", etc. etc., me hubiera resultado dificilísimo, por no decir imposible, hacer lo que estoy haciendo ahora con el vídeo de Carmen... de no ser por las respuestas de mi hijo. (La serie se titulará: "Con nuestra Carmen inolvidable". Y esta primera parte es "Enamoramiento, noviez y boda"). 
 Tantas escenas guardadas las fui grabando, en su día, en fotos y películas, técnicamente defectuosas, con aquellas diversas cámaras o tomavistas antiguos, ya obsoletos. Pero, a pesar de todo, sus escenas son muy importantes, familiar y sentimentalmente, como imprescindibles testimonios de una época vivida e irrepetible. ¡Y ahí estarán presentes; como ella, que sigue mentalmente presente en cada rincón por donde estuvimos alguna vez!

                  ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA
   













miércoles, 28 de julio de 2021

 

UN PASEO SALUDABLE Y SORPRENDENTE:

¡LAS PISTAS DE ATLETISMO!

   He estado caminando durante una hora  ─como es recomendable hacerlo “los mayores” diariamente ─  pero, en esta ocasión, por diferente lugar a como lo había hecho otros días, (que  era  un trayecto por calles cercanas a mi barrio: Charco, Echegaray, General Prim, Peñicas… y otras muchas). Y esta vez estuve por el Parque de la Cañada, desarrollando  sobre la marcha un improvisado recorrido.

   Durante el paseo, recordé que había leído en Facebook la existencia en La Roda de unas  básicas instalaciones para los entrenamientos de atletismo en el “Campo Maracañí”, (creo que aprobadas en un pleno municipal del mes de julio de 2018)  y, como todavía no conocía nada de aquel lugar deportivo, decidí visitarlo, incluyéndolo dentro del improvisado trayecto de esa tarde. Pero,  antes de llegar “al Maracañí”, observé a lo lejos una elevación artificial del terreno, como si contuviera  algún sendero nuevo. Sentí curiosidad por ver de cerca aquella obra y abandoné el camino que llevaba, cruzándome a campo a través hasta llegar a ese terreno.

   ¡Qué sorpresa tan magnífica y deseada! ¡Eran unas  pistas de atletismo hechas con tierra apisonada y con anchura para cuatro calles!

   Fue una alegría de las mejores de mi vida, pues ¡por fin, La Roda tenía unas pistas de atletismo estables y, deseo reglamentarias! Seguramente llevan ya algunos años hechas, pero desde hace tiempo estoy  desvinculado del deporte y siento no haberme enterado antes, por lo que pido disculpas a quienes tuvieran esta magnífica idea y proyecto, (y creo que fue el concejal de deportes de la anterior legislatura, Eduardo Sánchez Martínez).

   Decidí subir a ellas para pisarlas, salvando la mediana altura en la que están construidas y, con ilusión,  las recorrí varias veces andando ligero, recordando con emoción los años jóvenes en los que competía  en las pistas de Albacete, corriendo los duros 400 metros lisos.

  (Éstas, están todavía sin terminar completamente, enmarcadas solamente con su bordillo interior, hechas de tierra apisonada, en la que se aprecian las múltiples pisadas de los  atletas que entrenarán actualmente. Aunque es una pena que solamente hayan previsto cuatro calles, pues hay terreno suficiente para crear, al menos seis, si ocho creyeran que son demasiadas).

   Y mientras marchaba sobre ellas, me iba acordando de mis compañeros de atletismo, participantes en otras especialidades: Antonio Cebrián Villodre en la carrera de 1.500 metros lisos, y de Antonio Monsalve Marchante en los 100 y 200; pues ¡ojalá! hubiéramos tenido nosotros, al menos, estas pistas para entrenarnos; (aunque los tres conseguimos ser campeones provinciales en nuestra especialidad, así como en relevos 4x100, complementados con un cuarto corredor: Paco Ferrero).

   Por entonces, en los primeros años de la década de los sesenta,  como en La Roda no teníamos pistas de atletismo, entrenábamos en el mismo terreno del campo de fútbol, e incluso en las eras de “la laguna de los patos”. Allí nos entrenábamos seriamente por pulir un estilo o rebajar una marca.

   Creo que de eso hace ya…¡nada más y nada menos que… unos sesenta años! Éramos jóvenes y nos “hervía la sangre”. Hacíamos mucho deporte, especialmente atletismo, y competíamos contra otros, sana y deportivamente, sobre todo en la  “Semana de la Juventud” en honor al patrón San Fernando ( 30 de mayo).

   Para celebrar las competiciones provinciales de atletismo, nos desplazábamos a Albacete en tren. Sólo allí existían unas pistas de atletismo, que eran “de ceniza”, con cuatro calles, y nuestro acuartelamiento o residencia oficial mientras duraban las competiciones, eran unas tiendas de campaña montadas en el recinto del ferial de la capital manchega. 

   Otros atletas que surgieron  mucho tiempo después, cuando nosotros ya no competíamos, (y alguno nos dedicábamos a entrenar y organizar campeonatos locales dentro de la sección de atletismo que presidíamos en el Club Polideportivo Doncel), sí que disfrutaron de unas escuetas y reducidas pistas donde entrenar e incluso competir a escala local, aunque, por supuesto no eran reglamentarias y se marcaban sobre el campo de fútbol. Era entonces ( por 1973) concejal de deportes Eduardo Grande Villodre; pero algo servían para practicar y fomentar el atletismo, ¡que era lo importante! (Las marcábamos Monsalve y yo con tierra blanca, mediante un carricoche de bebé donde incrusté un bidón de la horchatería de mi padre, con un agujero en su fondo para que cayera la tierra blanca). A pesar de todo, de las reducidas dimensiones de las pistas, de la incomodidad y pereza de tenerlas que marcar cada semana, etc., celebramos varios campeonatos locales, infantiles y juveniles; (y menciono especialmente a quien me ayudó en las tareas administrativas, con las puntuaciones y clasificaciones de los equipos de aquella liguilla en el I campeonato local por equipos: José Temprado López).

   Después, el teniente alcalde y concejal de deportes Antonio García Morales, secundó nuestra idea y proyecto de crear unas pistas “ex profeso” para el atletismo, con cuatro calles alrededor del campo de fútbol; aunque estorbaba la pared del fondo del campo en el trazado de la segunda curva, que sería imperfecta. Sin embargo la primera curva estaría trazada con tres radios distintos, (y se corría por ella velozmente sin salirse el atleta), resultando unas pistas  de trazado parecido al de las  cubiertas, donde los jóvenes atletas rodenses podrían entrenar y competir a escala local. (Y se desplazó el campo de fútbol hacia el marcador, dejando espacio a su alrededor para cuatro  calles enmarcadas en dos bordillos con ladrillos blancos, por el interior y el exterior de las mismas). ¡Se hicieron realidad gracias al apoyo del concejal mencionado, Antonio García, muy amante de todos los deportes! Al menos era algo importante para el atletismo local, aunque no fueran reglamentarias con 400 metros de cuerda, porque no teníamos más terreno disponible.

   De estas  dos últimas épocas mencionadas, recuerdo en las competiciones a atletas como: Juan Carrilero Fernández,  Emilio González Chacón, Juan Ortiz, Modesto del Amo y su hermano Inocencio, Carmelo Canales, Antonio Aranda, Antonio Grande Arco, Blas Fernández, Julio Salvador, Juan Gabriel Martínez Puertas,...; Joaquina Berruga Charco, Monserrat Martínez Huerta, Conchi Olivares, Encarnita Alarcón, Ángeles González… y muy especialmente nuestro equipo cadete femenino, campeonas provinciales en Campo a Través, María Victoria Atienza Blesa, Ventura González Melero, Juli Fernández Olivares y Justi García Ortiz, con las que fui al Campeonato de España, en Tarragona (1974). (Y recuerdo muchísimos nombres más, pero la lista se haría interminable en ambas categorías).

   Pasó el tiempo y al no poder celebrarse en ellas  competiciones oficiales y federadas, sólo entrenamientos, y, seguramente, por más motivos e intereses deportivos, dejaron de existir. ¡Pero siempre fue el sueño de muchos el poder tener en La Roda, algún día, unas básicas pistas de atletismo!

   En mi vespertino paseo por las pistas actuales, no había nadie entrenando y he disfrutado muchísimo en ellas, recordando aquellos lejanos momentos de sufrimiento físico en los últimos metros de la meta, cuando querías mantener la misma velocidad de los trescientos metros anteriores y te pesaban las piernas como si fueran de plomo. Y he recordado también en otros instantes, la satisfacción que te embargaba cuando  conseguías aguantar el mismo ritmo desde un principio y, medio exhausto, cruzabas la línea de llegada. Subir al pódium después, si era tu día, también producía felicidad; tanta como verlas ¡por fin! hoy día, aunque inacabadas, pero ya serviciales a los atletas y vecinos en general.

    Será un reto pendiente para nuestras autoridades el poderlas terminar y complementar adecuadamente, y si es posible con más calles ¡por favor! Lo más imprescindible y difícil era disponer del  mucho terreno necesario, y esto ya se tiene, (creo que gracias a la cesión de su dueño al municipio; por lo que todos debemos estarle muy agradecidos). Pues, ánimo, adelante y enhorabuena.

                                 ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

domingo, 20 de junio de 2021

 

EMOTIVO RECUERDO CON UN CENTRO DE FLORES

Ayer, sábado 19 de junio, cuando llegaba a recordar tantas cosas con Carmen, una buena amiga suya de La Gineta, Consuelo, salió a mi encuentro preguntándome si la conocía con la mascarilla puesta. La había traído su hijo  para ponerle a su amiga del alma un hermoso centro de flores naturales.

   La emoción se reflejaba en su rostro. Cuando se informó por José, el sepulturero, en qué lugar estaba Carmen para dejarle las flores, él la acompañó y le dijo que si yo no había llegado aún esa tarde, no tardaría mucho en llegar.  Se habían pasado ya las seis y media cuando enseguida aparecí por la puerta. Esa misma fecha, 19 de mes, fue cuando Carmen murió, hacía ya un año y seis meses y,  a Consuelo, una de sus grandes amigas de juventud, no se le había olvidado.

   También mis ojos se llenaron de agua y mi mente recorrió en un instante momentos pretéritos que pertenecían a una noviez envidiable y lejana, aunque ahora la sentía muy cerca. Consuelo estuvo con Carmen la víspera de nuestra boda, cuando por la noche, con varios amigos que me acompañaron, cantamos a Carmen desde la calle, en la ventana de su dormitorio. Allí, las dos amigas escucharon la ronda de una improvisada tuna enamorada. Y más tarde todavía, volví yo solo con la guitarra a rondar a mi futura esposa, tañendo viejos arpegios y melodías en solitario, como aquella…

Despierta, dulce amor de mi vida,

despierta si es que te hayas dormida,

escucha mi voz cantar bajo tu ventana,

con esta canción te vengo a entregar el alma,

perdona, si interrumpo tu sueño,

pero no pude más y esta noche te vengo a decir

¡Te quiero!

 Consuelo no lo había olvidado y fue testigo de nuestra boda  enamorada.

   Nos despedimos con la mirada. Subió al coche de su hijo y los vi alejarse. Pasé a mi acostumbrada visita y admiré el centro de flores inmaculadas que su amiga dejó abajo, sin modificar la anterior composición en la lápida. ¡Cuántos pensamientos bonitos, recuerdos imborrables y penas infinitas envolvieron la tarde junto a Ella!

  La vida sigue transcurriendo, como si nada hubiera pasado. Los hijos, los nietos, y tantas noticias del mundo siguen su trayectoria. Como debe ser y es natural. Nada se detuvo ni se detiene. Y allí, en un rincón escondido y solitario, yace Ella, recordada y amada, con su diáfana sonrisa cariñosa, como esperando que alguien vaya o vuelva a visitarla un momento. Sólo un momento, que será de vida y de recuerdo.¡Gracias Consuelo!

     ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


martes, 6 de abril de 2021

 

DEL  MINI-BASKET  AL  BALONCESTO

 Se aproximan los días ( del 9 al 12 de abril) en los cuales las componentes del equipo infantil  femenino de baloncesto del entonces colegio José Antonio de La Roda, estuvieron en Valencia en la fase de sector, representando a todos los equipos albacetenses que habían participado en la misma categoría y deporte de los Juegos Escolares Nacionales de aquel año 1981, ya que, previamente, se habían proclamado  campeonas provinciales.  

   Durante aquellos días, nos acompañó Carmen, mi esposa, como delegada del equipo, y a todas ellas las vemos posando en el polideportivo valenciano donde se celebraba la competición. La instantánea fue tomada antes de uno de los partidos contra un colegio de Zaragoza capital.

Año 1981. Como campeonas provinciales participaron en la fase de sector en Valencia. (Vemos de izquierda a derecha y arriba a): Nati, Herminia, Encarnita, Carmen de acompañante. (Y abajo) Virgi, Mari Carmen, Reme (Arenas), Reme (Nieto), y Pilar.

   Pero aquel buen equipo de chicas que llegaron hasta la fase de sector en la capital valenciana, habían recorrido un duro y largo camino de entrenamientos y aprendizajes desde varios años antes, desde que eran alevines, con ocho o nueve años de edad. Aquellos primeros aprendizajes en los entrenamientos casi diarios en el patio del colegio, después de un tiempo, dieron como fruto ganar nuestro primer campeonato provincial en mini-basket en el año 1976 con estas niñas que vemos:

Año 1976.  Este equipo se proclamó campeón provincial de mini-basket alevín.

  En años sucesivos, los entrenamientos continuaron; los realizábamos antes de las clases lectivas o después, y además de ser un ejercicio saludable, técnico y educativo, también les servía de distracción y divertimento. Así en el año 1978 volvieron a ganar otro  campeonato provincial de mini-basket, haciéndose esta fotografía de recuerdo con la copa que les dieron:

Año 1978. Volvieron a ganar el campeonato provincial de mini-basket alevín.

   Aquellas estudiantes deportistas no dejaron su afición y siguieron entrenándose como venían haciendo; pero ya estaban en la categoría de infantiles y la competitividad era mucho mayor. En el año 1979 ganaron el trofeo local María Auxiliadora de baloncesto infantil. Vemos a las integrantes de aquel equipo en el patio de nuestro colegio en una fotografía “en blanco y negro”, en la que nos acompañó  D. Antonio Delgado Jareño, entonces maestro en el colegio José Antonio:



Año 1979. Ganadoras del trofeo local de baloncesto infantil "María Auxiliadora.

   Como la constancia es una de las virtudes que debe tener un equipo para ser competitivo, a ellas no les faltó, y  siguieron entrenando y poniendo de su parte todo lo que pudieron. Así, en el año 1981, ganaron el ya mencionado campeonato provincial de baloncesto infantil y, después, representaron a la provincia de Albacete en la fase de sector que se celebró en Valencia. 

Año 1981. Como campeonas provinciales participaron en la fase de sector en Valencia. (Vemos de izquierda a derecha y arriba a): Nati, Herminia, Encarnita, Carmen de acompañante. (Y abajo) Virgi, Mari Carmen, Reme (Arenas), Reme (Nieto), y Pilar.

   Es hermoso y gratificante como educador,  recordar aquel bonito pasado escolar y deportivo, y me figuro que también lo será para todas aquellas chicas que, desde niñas alevines, fueron protagonistas de esta pequeña historia.

                                ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


viernes, 26 de marzo de 2021

 


EL NIÑO ENJUGUETADO

 

  “… En los primeros cursos del bachillerato, él estudiaba lo justo y no se esforzaba demasiado,  pues dedicaba más el tiempo a sus juegos y a la lectura de los tebeos y cómic que le entusiasmaban.

   Su imaginación y fantasía infantiles eran grandes, y sus pensamientos estaban siempre concentrados en las aventuras e historias que todos los días leía en los dibujos de interesantes colecciones.  E igualmente, le ocurría con las películas que les proyectaban los domingos en un viejo y coqueto cine del pueblo, siendo aquellas películas de aventuras otra importante fuente de alimentación para sus fantasías

 Estaba  “enjuguetado”, decía su madre y también algún profesor; y en vez de concentrarse en terminar bien los deberes y empollarse las lecciones, prefería salirse al corral de su casa a jugar y soñar con mil fantasías:


 Volcaba boca abajo una silla de madera, ¡y era un caballo en la época de los caballeros de la tabla redonda!, donde el palo de una escoba era la lanza, y la tapadera de una tinaja, su  firme escudo; o, la silla podría ser un caballo en pleno oeste americano, rodeado de indios invisibles a los que disparaba con un revólver hecho con las pinzas de la ropa, haciendo con la boca unos ruidos guturales extraños en los disparos imaginarios.

  ¡No había madurado lo suficiente todavía para abordar los estudios como hubieran querido sus profesores y sus padres!

   De esta manera, disfrutaba él solo con su imaginación, mientras estuvo estudiando los  primeros cursos de bachillerato, en vez de concentrarse responsablemente en los trabajos académicos. Y, ¡así le pasaba!: ¡Que iba siempre muy justito en los estudios!, pero, aunque en los exámenes de junio le dejaban alguna asignatura pendiente para septiembre, la aprobaba ampliamente después, en los exámenes extraordinarios del famoso mes septembrino, y nunca repitió un curso.

   No se acordaba quien divulgó en la academia que,  para  no sentir el daño de “doña mala”, (que era la tabla de madera con la que, a veces, castigaban a los alumnos por sus travesuras, faltas, etc.), había que frotarse bien la palma de la mano con un ajo crudo; y eso solían hacer casi todos los días por si acaso tenían esa mala suerte. Incluso creían que, con el ajo, podría romperse la regla de madera en algún golpe, pues dichos ajos, endurecían  la piel muchísimo. ¡Eso se cotilleaba entre los alumnos!

  Alguna vez, aleatoriamente,  el director les solicitaba la otra mano, la que no estaba untada de ajo y, desde luego, hacía bastante más daño “doña  mala” en la superficie de la palma de esa otra mano.

  ¡Él, con una rica imaginación infantil, se seguía divirtiendo felizmente en su corral  con mil historias inventadas de indios, princesas y caballeros andantes! Seguía leyendo ávidamente los tebeos que luego comentaba en la clase con sus vecinos de asiento y compañeros más próximos, que eran un chico y una chica, intentando adivinar entre los tres, cómo continuaría la siguiente aventura de sus héroes, Pantera negra, Toni y Anita, y especialmente  El guerrero del antifaz, en el próximo ejemplar semanal, dibujado por el genial Manuel Gago,  y los de otras colecciones de  distintos grandes dibujantes. Y hacían igual casi todas las semanas.

  Además, se contaban e intercambiaban los argumentos de las películas que habían visto el domingo anterior, si, por ejemplo: uno de ellos había ido a ver la película de un cine determinado y el otro amigo había asistido a diferente sala y proyección . Pero,  si los finales de aquellas historias no les gustaban, porque “el bueno” no se casaba con la guapa protagonista, o la justicia quedaba en entredicho si finalmente triunfaba  “el malo”; al día siguiente, el lunes, en clase, durante el estudio, ellos les cambiaban los guiones y las hacían terminar como deseaban.

   Además, cada uno de los dos chicos, creaban en sus casas unos breves resúmenes de aquellas películas del domingo, con un dibujo inventado y representativo de lo que habían visto, en unas cartulinas estrechas y pequeñas,  de unos 5x12 centímetros, que recortaban de los bordes de las cajas de las camisas.

   Después, tras el paso de tantos años, ellos, ya adultos, reflexionarían firmemente que, aquellas pequeñas cartulinas tenían un gran mérito, y bastante más sus creadores, pues eran muy jóvenes, todavía niños-adolescentes, pero sabían sintetizar en pocos renglones toda una película de acción o de amor, inventando magníficamente, además, un dibujo que las representara.

   ¡No estaba nada mal para tan cortas edades! También pensaban que tendría  algo que ver la influencia de aquel buen profesor de Literatura que tuvieron,  pues con él aprendieron felizmente a redactar y a componer un texto. Su influencia fue muy importante. Les cautivaba  escucharle recitar un poema, o  explicar una lección con aquella voz grave, serena y melodiosa. Fue un gran profesor, pero murió muy joven, aunque ellos lo recordaban como un señor mayor. Murió a los cuarenta años de edad, el 29 de noviembre de 1968, cuando todos sus alumnos eran ya hombres y mujeres de provecho y con su futuro resuelto. 

   Y, fue en el último curso de bachillerato en donde se despertó a la realidad del estudio aquel niño lector de tebeos,  aunque no abandonó totalmente sus fantasías. Ocurrió que, uno de los dos alumnos internos  que tenía la academia, era su compañero de curso, y era un buen estudiante; no desaprovechaba el esfuerzo y el dinero que aportaba su padre  para su formación; y fue un gran amigo influyente para el despertar del letargo entre tantas aventuras y sueños infantiles.

 Era natural de un pueblecito de la provincia vecina; no le gustaba perder el tiempo en fantasías  y aprovechaba muy bien las horas para estudiar con todas sus fuerzas. La influencia de sus buenas costumbres hicieron mella en el coleccionista de tebeos; y la pérdida, por su parte, de la inmadurez, adquiriendo más responsabilidad con el buen ejemplo de sus amigos, hicieron que se concentrara firme y seriamente en lo que estudiaba.

   Y dedicó toda su atención y esfuerzo para sacar limpiamente el curso. Aquel año aprobó, en junio, todas las asignaturas del último curso de bachiller, y con buenas notas; y aprobó, días después, la reválida. Tres meses más tarde, también aprobó los exámenes del ingreso de magisterio.

    Dejó de jugar y fantasear con sus caballos blancos de madera y anea; dejó que desaparecieran vivos  los indios en el corral, y dejó de preocuparse y enfadarse porque no terminara bien y a su gusto  una película; o porque el cómic o el tebeo de turno hubiera cambiado de dibujante o no siguiera el argumento que él desearía.

    Aquel mundo infantil de los juegos a héroes y princesas se fue acabando paulatinamente, dando paso a un adolescente, aún tímido y romántico, extremadamente sensible, enamoradizo, con vocaciones artísticas y deportivas.

    En un viejo baúl de sus abuelos, en la cámara de la casa,  guardó las colecciones de tebeos y cómic entrañables de la niñez, (y allí continúan existiendo); y empezaron a llegar los libros de historia, de literatura, de ciencia, de arte, novelas, ensayos, las tesinas y tesis publicadas por historiadores transmitiendo conocimientos sobre su pueblo y su gente …Aunque nunca dejó de soñar y tener ilusiones, pues,  su fantasía solo permanecía dormida en un cercano rincón de su mente”.

                                         ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


  NUEVAMENTE LLEGÓ TU CUMPLEAÑOS  Con flores, lilas silvestres, con versos, libros, pensamientos en miles de recuerdos..., vuelves a ser la ...