viernes, 9 de diciembre de 2016




SIN ESCRIBIR EN EL BLOG
Llevo casi cuatro meses sin escribir en este blog “La Roda, mi patria chica” y no es por pereza ni por pasividad, puesto que no he dejado de hacerlo, aunque no aquí. Pero no siempre puedes escribir inmediatamente donde quisieras con los nuevos datos y cuestiones que has encontrado, sobre todo si los reservas para otros momentos programados desde hace años.


   Anteriormente a este blog, pude publicar algunas obras en narrativa histórica, contando cronológica, fidedignamente y lo mejor que pude, aquello que sucedió e investigué  de nuestra querida tierra en algunos temas que me interesaban o me encargaron, y ahora estoy intentando escribir sobre mas temas de nuestra villa que no están investigados; pero  deseo transmitírselos de otra forma. Es decir,  sin desvirtuar los hechos, las circunstancias y los personajes reales de nuestro pasado,  pero reflejando posibles diálogos y enredos, etc. que hagan su lectura más amena.

   Por ello, trabajo en  nuevos  proyectos; creando una obra literaria en prosa, basándome en hechos que ocurrieron en épocas pasadas y en la que intervienen personajes reales y algún ficticio. Y me refiero a la novela histórica.
   Me hace ilusión pensar que puedo transportarme al pasado de una forma más cautivadora y encadenada, llevando de la mano a los lectores que quieran seguirme.  Estoy corrigiendo y repasando una novela primera, ya terminada. Y al tiempo sigo escribiendo una segunda que llevo bastante adelantada. Posteriormente las intentaré publicar.
   Y  para qué les voy a contar algo de otras actividades creativas que me apasionan y tengo muy abandonadas por seguir escribiendo, si cada uno se complica la vida a su gusto. ¿Para qué voy a mencionar  mi ansiedad por no reiniciar la escultura, la pintura,  la guitarra…?

   Estas líneas deseo que me sirvan de justificación ante algunas personas que miran de vez en cuando este blog  y no encuentran un nuevo artículo desde hace varios meses. Y les pido disculpas.
 Me gustaría escribir “más a menudo” para mantener vivo y activo este humilde rincón de investigación.

ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

domingo, 4 de septiembre de 2016


SORPRESAS EN NUESTROS ORÍGENES
Me gustaría decir que aprovechando el tiempo libre de las vacaciones del verano he estado investigando documentos inéditos sobre nuestra ancestral villa, pero al estar totalmente liberado de las obligaciones profesionales desde mi jubilación, hace  ya nueve años, siempre son vacaciones  y en este largo tiempo lúdico continúo  atendiendo una de las aficiones que más me gustan y  disfruto, permaneciendo inmerso entre los papeles antiguos, raídos y llenos de polvo histórico, para saciar temporalmente mi curiosidad y  crear otra nueva entrada en este humilde blog. Aunque, de todas maneras, este artículo es fruto de las búsquedas y entretenimientos genealógicos de este verano.

   Afortunadamente,  para poder escribir con una base documental, puedo elegir el tema entre varias centenas de viejos escritos recopilados hace años de distintos archivos provinciales y nacionales, visitados  real y  físicamente durante varios periodos vacacionales, y de vez en cuando, en ratos que alterno con otras aficiones,  los sigo transcribiendo y estudiando, dándoles salida  y utilidad en alguna publicación como la de hoy. A aquellos múltiples documentos que custodio con celo se les suman otros varios más recientes que la tecnología actual nos permite descubrir en visitas virtuales por Internet tras búsquedas en  insospechados rincones con colecciones digitalizadas desconocidas y sorprendentes.

    Aunque en estas modernísimas visitas virtuales por archivos digitalizados consuma ante el ordenador  el mismo tiempo que antes consumía en las clásicas salas para investigadores entre los legajos solicitados a los funcionarios,  sí que me evito  las incomodidades y gastos de los viajes a las ciudades donde están ubicados, así como la estancia de varios días fuera de casa, pues cada vez  encuentro más facilidad  y disposición en estos  servicios públicos; aunque encontrar lo que deseamos, a veces, también  implica cierta dificultad, especialmente si en la catalogación no descubrimos una pista clara que nos lleve hasta temas y hechos rodenses, ( y  basta recordar como ejemplo,  que  la búsqueda de “la película de La Roda” , de la que he escrito en otros artículos de este blog, fue larga y no exenta de dificultades  porque en su catalogación no figuraba para nada el nombre de nuestro pueblo y llevaba incorrectamente  asignado el año de su filmación. Hoy sus datos están corregidos y algo colaboré en ello).

   La Genealogía es apasionante, y  sabemos lo curioso que es el estudio de tantos datos que  nos proporciona. A través de ella podemos conocer a nuestros ascendientes hasta generaciones muy remotas; si hay suerte, hasta el siglo XVI,  en el que se obligó a los párrocos a reflejar por escrito los bautismos, matrimonios, defunciones, etc.  de los feligreses en libros específicos de la Iglesia.

   A través de la Genealogía y otro viejo documento he encontrado nuevas informaciones sobre algunas  familias rodenses con representativos  y famosos miembros. Por ejemplo, todos sabemos que uno de nuestros hombres locales más ilustres y sabios fue el arabista don Maximiliano Alarcón Santón, y en su honor y recuerdo lleva su nombre  el primer Instituto de Enseñanza Media que se edificó en La Roda. También su hermano don Arturo, notable músico y compositor,  fue un personaje destacado e importante de nuestra localidad.  ¡Familia enraizada con diversos apellidos posteriores que también se  destacaron culturalmente  en la villa ( recordemos a Antón Moratalla, Manuel Merlos, Eduardo Moreno…).

   Del apellido Alarcón pocas personas podrán tener dudas, puesto que abundaba y abunda por estas tierras  rodenses que pertenecieron al poderoso concejo de la villa de Alarcón y nos señala sus orígenes medievales y guerreros, de tiempos del reinado de  don Alfonso VIII, cuando el capitán del ejército cristiano Fernán Martínez de Ceballos fue el primero que,  de noche y con la ayuda de dos dagas, escaló las murallas de Alarcón en su conquista  a los moros en el año 1184,( y desde entonces,  como premio a su valor, el rey lo nombró Alcaide del castillo y le autorizó a llevar el apellido Alarcón). Seguro que con un poco de suerte y constancia podríamos reconstruir el árbol genealógico de sus ramas rodenses hasta el siglo XVI; aunque sería un gigantesco estudio por sus innumerables ramificaciones.

   Pero… ¿y del otro apellido de esta familia?  ¡Santón!  ¿Qué sabemos?

   Bien, pues resulta que en el año 1791, en La Roda, igualmente que se haría en otros municipios del resto de España, se tuvo que crear  un registro  documental de los vecinos extranjeros que aquí residían,  en cumplimiento de reales órdenes, declarando bajo juramento ante el notario Pedro de Xávaga Víllora  todos los datos personales que se les requerían junto a su nacionalidad  y otros más, como ser católicos, súbditos del rey español, guardándole fidelidad y renunciando a otras leyes que no fueran las españolas,  bajo penas de “galeras”, prisión  o expulsión del reino, en caso de mentir.

    Y así encuentro en dicho documento con fecha 23 de agosto del mencionado año a un extranjero llamado Juan Santón, francés, nacido en la antigua provincia de Provenza, ( hijo de los franceses Francisco Santón y Margarita Rambou), que llevaba de vecino en esta villa  veinticinco años y su oficio era panadero; pero por entonces se hallaba con comercio y lonja abierta,  ejerciendo de “mercader de vara ” para vender tejidos, lienzos de lana,  algodón, y otras cosas. Casado en esta localidad con la rodense Ana Josefa Encinas , (hija de los rodenses Miguel Encinas y Lorencia Fernández); y de cuyo matrimonio tenía seis hijos: Josef Joaquín, Josef Gabriel (“Ángel”), Juan Francisco, Antonia de la Potestad, Juana María y María Micaela.

   Desde uno de sus hijos,  “Ángel”, llegaríamos genealógicamente hasta los ilustres personajes ya mencionados, don Maximiliano y don Arturo,  a través de estas resumidas generaciones en las que, por supuesto, existieron más hermanos que no interesa ahora  reflejar:

                                          MAXIMILIANO ALARCÓN SANTÓN       ARTURO ALARCÓN SANTÓN  
                                                    (nació 21-XII-1880. Arabista)                        (Músico y compositor)                                                                                               
                                                                   I                                                                    I                                                    
                                                                                                        I   
                                                                        AGUSTÍN ALARCÓN FERNÁNDEZ                                 
                                                                        y  JULIA SANTÓN MARTÍNEZ                                      
                                                                                                        I
                                                  JOSÉ SANTÓN CHICANO
                                                                         y JUANA MARTÍNEZ PLAZA
                                                                                                        I
                                                                                       ÁNGEL SANTÓN
                                                                                    y  JOSEFA CHICANO
                                                                                                        I
                                                                                   JUAN SANTÓN (de Francia) (1791)
                                                                          y  JOSEFA ENCINAS FERNÁNDEZ

   Saber algo más de nuestros paisanos y de nosotros mismos produce  bastante satisfacción, y ésta  nos compensa  ampliamente del tiempo empleado en bucear por los más o menos profundos y desconocidos   contenidos de nuestra humilde historia.


                                         ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

sábado, 23 de julio de 2016


VISITA A LA RODA EN EL AÑO 1.608
(NARRATIVA  HISTÓRICA)

Las riendas del caballo uncido a un pequeño carromato las llevaba el teniente de cura que lo acompañaba en el viaje. Había llegado a La Roda el viernes día 4 de abril de 1608 para comprobar las cuentas de  la iglesia parroquial con la advocación del Señor “San Salvador”, inspeccionando y dando informes de sus capillas, altares, eclesiásticos existentes, etc.

   Comprobó especialmente los ingresos y gastos que tenía la parroquial, justificándolos documentalmente el mayordomo de la misma, y regresaba ya a la ciudad de Cuenca después de una estancia de tres días en esta villa.

   Nuestro protagonista, el doctor don Juan de Macuela, Visitador General en la ciudad y obispado de Cuenca por su señoría el obispo don Andrés Pacheco, iba recordando algunos de sus informes dictados al notario de número de La Roda, Francisco López, que los fue escribiendo en los folios dedicados a esta visita y que se guardarían en el archivo parroquial.

   Era una clásica rutina de los visitadores llevar un orden preestablecido en la enumeración de las secciones que  inspeccionaban, escribiendo de igual manera los informes sobre las mismas. Y así, en ese tradicional orden de relación, había comenzado también el de La Roda dictando que existían:  

“…Un beneficiado curado, el doctor Juan Martínez Alfaro, natural de la villa de San Clemente y valía de renta en cada un año setecientos ducados poco más o menos.
   Un beneficiado simple, lo tenía y poseía Lucas Zorrilla natural de la ciudad de Cuenca y valía de renta en cada un año otro tanto…”

   Y continuó con otros conocidos elementos que pertenecían a la iglesia de La Roda: una  prestamera, las diversas capillas… Y luego, como siempre hacía,   visitó el Santísimo Sacramento; vio e informó de  las pilas y santos óleos; la plata y ornamentos; los libros de bautismo, matrimonios, defunciones...; la tabla de memoriales; las posesiones; división de frutos; eligió de nuevo al mayordomo, que era el licenciado Juan Martínez, el médico de la villa y uno de sus regidores; y luego comprobó los ingresos que había tenido la iglesia por muchos apartados como eran los de: testamentos, deudas de los fieles, de los diezmos de los rodenses en sus cosechas de trigo, cebada, avena, azafrán, vino, etc.; así como de sus ganados; de las donaciones y limosnas, capellanías, rompimientos del suelo para los enterramientos…ascendiendo el total a 157.475 maravedíes. 

   Después, el mayordomo presentó todos los descargos que tenía previstos según los tradicionales gastos efectuados desde la anterior visita hasta el día de San Miguel en el pasado mes de septiembre, en:  cera, aceite, incienso, ramos, monumentos, subsidios; los salarios del organista  y ministril Francisco de Vinuesa y Villarreal, más los otros dos ministriles Jerónimo García y Martín García; de jabón y de lavar las ropas; el alquiler de las tinajas para el mosto y el vino, el pan, pagar las misas a los eclesiásticos, pagar al bordador, al sacristán, también por los arreglos de chirimías, el pleito con el bordador Luis de Salas, …e incluso los gastos de abrir una calle para la procesión, y otros muchos más.

   Sin embargo, el mayordomo no se descargó de los pagos efectuados al gran maestro de cantería que estaba haciendo la torre y había sustituido hacía unos años a Pedro de Zabala, su suegro, que había estado al cargo de las obras desde 1581.
   Seguramente el mayordomo no presentó el pago de los últimos  salarios del discípulo de Juan de Herrera porque ya los habría presentado en la anterior visita, o tal vez lo hiciera en la próxima. En cualquier caso el mayordomo debía justificar esos salarios y gastos de materiales con las correspondientes cartas de pago fechadas y firmadas; y pudiera ser que no las tuviera preparadas para esta repentina visita.

   De manera que sumaba el descargo del mayordomo 163.913 mrs. Alcanzando el dicho mayordomo a la fabrica de la iglesia en 6.438 maravedíes.

    El monótono traqueteo del carromato por el agreste camino manchego fue adormeciendo lentamente al doctor hasta que, olvidándose de aquellos obsesivos pensamientos sobre su reciente visita  a La Roda, cerró totalmente los ojos, abandonándose sin pudor a un profundo sueño bienhechor mientras su joven compañero manejaba con destreza las riendas del caballo.


                                       ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

lunes, 27 de junio de 2016




EL CERNÍCALO Y LA BOLA DE LA TORRE

El cernícalo delante del agujero del Sur
Disfrutábamos hace unas semanas de las curiosas fotografías que  oportunamente realizó mi hijo Adolfo de “la bola de la torre”  en las que se observaba  cómo un cernícalo tenía su hogar dentro de la esfera  hueca, entrando  y saliendo a placer por un agujero existente bajo su ecuador, visible especialmente por la parte sur.

   Era lógico deducir  que ese agujero sería el resultado del desgarro de un trozo de la chapa metálica que forma la bola, seguramente  hecho a propósito en alguna de las subidas a la cima de la torre para así conseguir la documentación que se custodiaba en su interior; o que dicho agujero podría deberse a estar abierta  la puerta de la esfera, pues es bien sabido que existe esa entrada.




Vista del desgarro de la chapa y su agujero del sur.
   Pero ya en una de las pasadas ascensiones a la bola de la torre, (en 1743), se hizo constar en el acta de la subida que no se había podido abrir la puerta por estar asegurada con bastantes tornos, y para rescatar el cilindro metálico del interior de la esfera que contenía las actas de las subidas anteriores, monedas y otros objetos, tuvieron que hacerlo a través de un agujero cuadrado:

“…puesto todo en un bote de plomo y soldado por ambas partes…entrándose por un agujero cuadrado que cae al norte…”

  Efectivamente, por el Norte se aprecia un agujero bien cuadrado y mucho más pequeño que el de la parte sur, por el que baja un recio cable metálico, seguramente del pararrayos que se instaló en el año 1906  y aprovecharían la existencia de ese agujero.
   Podría pensarse que ya existía el agujero cuadrado en la subida del año 1743, o que lo hicieron adrede, dado que no pudieron abrir la puerta, cortando limpiamente la chapa para extraer el mencionado "bote" o cilindro y así poder añadirle el acta levantada de la subida de ese año.

   Está claro que por dicho agujero  pudieron introducir un brazo para recoger el cilindro y después volverlo a dejar en su interior.

  Pero, ¿y este otro agujero más grande, situado hacia el sur y en el que se aprecia la chapa desgarrada, doblada y entreabierta, por la que entra y sale a su antojo “el cernícalo de la torre”? ¿Podríamos pensar que también se hizo adrede en otra subida posterior, ya que en el agujero del norte, atravesado por el recio cable mencionado, no podría introducirse bien el brazo para sacar otra vez el famoso cilindro estañado y colocar la nueva acta de subida?

La bola y la cruz remataron las obras de la torre
   De una forma u otra, ahí está este misterioso agujero que  ahora gana protagonismo con el cernícalo, y es lo suficientemente amplio  para poder coger o dejar el tubo estañado de los documentos y otros objetos allí depositados.

   La parte superior de la bola no podemos verla desde abajo y no recuerdo que alguien la haya fotografiado. Tal vez esté allá arriba la famosa puerta que no se pudo abrir hace ya doscientos setenta y tres años. Observando mejor la bola con los prismáticos parece dibujarse una posible puerta con forma de medio uso esférico,  hacia el este y por encima de su ecuador, muy marcada en su contorno por bastantes cabezas de tornos.


   A través de las fotografías de mi hijo y otras que se  publicaron anteriormente en los “libros de fiestas” y reproduzco ahora para ilustrar este artículo, volvemos a meditar o reflexionar sobre esta gran esfera hueca que remató con su cruz el final de la construcción de nuestra soberbia torre ¡en el año 1624! (Y corrijo aquí la fecha que hasta hoy había dado por buena en mis escritos sobre la iglesia (1634), sugerida y bien razonada por otro autor local, cuyos lógicos razonamientos nos convencieron a todos, aunque sin la documentación original de la época, salvo el acta del cura con la fecha equivocada).

   Pero la colocación de la bola y la cruz y veleta no fue el final de las obras del templo, pues aún quedaban por construirse las bóvedas,  que se levantaron  en años posteriores, igual que  la gran cúpula del crucero o media naranja, etc.

 
Año 1906.Haciendo equilibrios sobre la cruz.
  He escrito el año 1624 el de la subida y puesta de la bola y cruz como remate del chapitel de la torre que debería figurar en  el primer documento testimonial que existe archivado en el famoso cilindro y fue redactado  con motivo de ese acontecer. Pero todos sabemos que en dicho documento el cura redactor olvidó poner las decenas  del año de la colocación, pues escribió sólo los ordinales del 1604; y  no pudo ser en  el año 1604―como ya apuntó nuestro recordado Inocencio Martínez Angulo― porque los personajes que se mencionaban en el acta como contemporáneos en aquel momento histórico,
(el papa Urbano VIII, que lo fue desde 1623 a 1644; el obispo de Cuenca Enrique de Pimentel, desde1622 hasta 1643; el mayordomo de las obras Antonio de Monteagudo y el cura del templo Lorenzo Martínez), no coincidieron en sus cargos ni en 1604, ni en 1614; y sólo pudo ser en 1624 y 1634.

 
Año 1949. Hombre subido sobre la bola.
  Y  deduzco que tuvo que ser en el año 1624, dado que,
según mis últimas investigaciones, en el año 1627  ya se hicieron varios pagos por  el trabajo de haber puesto anteriormente la bola y la cruz. También por el dorado de ambas a un dorador que gastó más de veinticinco mil maravedíes en su trabajo; y luego fue supervisado dicho trabajo por “un veedor”  que certificó estar bien doradas la bola y la cruz.

   (También cobró “el maestro de cantería” encargado de las obras del chapitel durante aquellos años, a cuenta de su dirección y trabajo; aunque su identidad, como las de los otros arquitectos que le precedieron y por consiguiente fueron sucediendo a Pedro de Zabala el que en 1581 se adjudicó la subasta de las obras de la torre, además de muchos otros detalles curiosos, no revelo de momento, ya que merecen ser objeto de un estudio más profundo  y pormenorizado, y no puede realizarse en este artículo).


    
Subida del año 1981
El recuerdo de las fotos del cernícalo en su metálico nido, nos siguen incitando para mirar hacia arriba cuando pasamos cerca de nuestra hermosa torre, deseosos de  ver  a la beneficiosa rapaz posándose majestuosa en la puerta de su nueva casa; o de admirarla por el cielo limpio de la cruz,  surcándolo  en vuelo persecutorio contra las  destructivas palomas  que día a día deterioran con sus excrementos la obra centenaria de la iglesia. ¡Bien pudiera decirse que este "pequeño halcón" se ha convertido en un buen guardián y defensor del templo!

   Pero sobre todo,  nos hace ilusión mirar hacia el azul infinito para encontrarnos con la gran esfera metálica y hueca, con su forjada cruz que la atraviesa y se incrusta emplomada en los últimos sillares del chapitel. ¡Y ambas son orgullo de todos los rodenses, pues fueron aquí creadas hace trescientos noventa y dos años en los talleres de dos  artesanos locales!
   Sólo adelantar que el forjador de la cruz cobró en el año 1622, a cuenta del trabajo que debía hacer, 544 maravedíes y veinte fanegas de centeno. 

                                ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

sábado, 30 de abril de 2016


UN AÑO EQUIVOCADO
A veces, y sin llegar a investigar más profundamente, damos  por cierto y correcto un determinado año que alguien nos transmite  informando  de algún hecho local importante.

   Si..., finalmente, ese año transmitido resultase  erróneo, como es el caso que deseo exponer en este artículo, no tendrá mayor importancia  y transcendencia para nuestras vidas cotidianas; pero sí que afecta a la veracidad cronológica de nuestra historia local, aunque ésta sea muy humilde y desconocida. (Desconocida por lo difícil que es recomponerla ante la escasez de fuentes locales originales, que suponemos serían destruidas en épocas pasadas de guerras: de la independencia, carlistas,… o perdidas en archivos desconocidos).

   Por ello y para ser fieles a los pocos hechos que conocemos de nuestro pasado, hay que corregir una fecha que está alterada en diez  años de diferencia.

   A través de una sola fuente, que era una copia mecanografiada en 1963 de un documento original del siglo XVII, se dio por cierta la fecha en la que ocurrió un hecho significativo para nuestra localidad, ya que en dicha copia existía una correcta redacción acorde a la época en la que ocurrían los hechos  y reflejaba una serie de personajes históricos reales y conocidos. ¿Por qué iba a pensar alguien que estaba el año equivocado?

   Quienes estén muy puestos en nuestros escasos acontecimientos locales dignos de resaltar, posiblemente habrán adivinado ya que se trata de la famosa visita a La Roda de la reina de España doña Mariana de Austria.
Mariana de Austria pintada por Velázquez
tres años después de pasar por La Roda.
   A mí, como a otros muchos rodenses, también me llegó una de aquellas copias mecanografiadas del documento antiguo que se decía perteneciente a la “Memoria de los Carrascos y Alcañabate” y en el que se reflejaba haber ocurrido  aquella visita regia en el año  1659.

   Se especificaba que lo copiado a máquina pertenecía al documento original escrito por don Jorge Carrasco Alcañabate y Vera, en cuya casa y año durmió la reina de España.

   De dicho escrito del hidalgo rodense   se había hecho aquella moderna copia mecanografiada (según rezaba en un añadido final) el  día “…siete de febrero de mil novecientos sesenta y tres, la víspera de la llegada a esta villa de la reliquia de Santa Teresa de Jesús, de paso para Fuensanta Y Villanueva de la Jara…” ; y dicha copia fue a su vez repetida varias veces y  divulgada entre algunas personas de La Roda, relacionando y recordando el paso de Santa Teresa por esta localidad  en 1580 y su supuesta estancia en la casa de los “Carrasco y Alcañabate”,  con la visita de la reina Mariana de Austria a La Roda y su estancia en la misma casa “de la cuesta de la iglesia” el domingo día 26 de septiembre de 1659.
Reliquia de Santa Teresa
 que guarda su mano incorrupta.

   Como posteriormente, en 1978, en el libro de Enrique García Solana “Biografía del Noroeste de la provincia de Albacete”, se mencionaba y reproducía aquel documento de la visita real , pero alterando el año de la misma en dos lustros más, pues decía que fue en el año 1669;  e igualmente volvió a modificarse después el año de dicho documento en el libro de Inocencio, datándolo en 1668; las dudas y recelos me invadieron, haciéndome pensar que posiblemente alguno de estos escritores habría podido tener acceso al documento original y por eso había modificado el año que claramente decía la primera copia mecanografiada; pero tampoco ellos coincidían en el año. ¡Y lo cierto era que la fecha del acontecimiento estaba escrita en tres años diferentes: 1659, 1668 y 1669!

   Personalmente, inmerso en una gran duda y sin tener acceso al documento original que jamás he visto, me limité a transmitir la existencia de aquella copia mecanografiada de “las memorias de los Carrasco y Alcañabate” que había llegado a mis manos y así lo reflejé con su fecha primera de 1659 en mi libro “Paseo de reflexiones por la historia de La Roda”; aunque posteriormente y ya tarde, encontré que estaban aquellos tres años equivocados y, efectivamente, se debía a un  error de transcripción del autor de la copia.

   Casi siempre,  tras una mala  catalogación o error en la cronología, se esconde un problema de identificación y por lo tanto de desconocimiento de la verdad. Y no es fácil encontrar una pista correcta que nos lleve a esa verdad si las fechas están mal copiadas o alteradas por alguna suposición.

   Con esta dificultad me tropecé también durante muchos años al querer encontrar en diversos archivos “La película de La Roda” de la que tanto me había contado mi madre, Antonia García Carrasco, pues, siendo filmada dicha película en el año 1933,  estaba catalogada como del 1937 y con un título desconocido; fecha esta en la que fueron enviados a Rusia y  así protegidos muchísimos documentos y filmes republicanos entre los que estaba el documental  rodeño. Finalmente pude hallarla tras seguir varias pistas encontradas en Internet  y el pueblo pudo admirarla en el memorable acto cultural del día 21 de septiembre de 2013 en el auditorio de la Casa de la Cultura.

   Algo parecido ocurría con este trío de años diferentes en los que nos dijeron ocurrió  la visita de la reina de España. Por ello, ante la gran duda surgida sobre cuál año fue el correcto, seguí investigando pacientemente ese minúsculo detalle temporal; aunque mayúsculo, histórica y cronológicamente hablando.

   Tomándome mi tiempo con generosidad e investigando los oportunos calendarios, saqué la conclusión de que aquella visita real  del domingo 26 de septiembre fue imposible  que ocurriera en el año 1659, ya que ese día fue viernes; ni en el 1668, pues ese día fue miércoles; así como en el año 1669  que fue jueves. ¡Luego fue imposible que ocurriera aquel acontecimiento en alguno de esos tres años!
 ¡Y tuvo que ser en el año 1649 en el que el día 26 de septiembre cayó en domingo! ¡Así de simple y de sencillo!
Calendario del año 1649 donde es domingo el día 26 de septiembre.

   La errónea transmisión histórica del supuesto año de la visita regia que reza en el documento mecanografiado, debió ser por  una equivocada transcripción en las decenas de los signos numéricos cuando  se deseó divulgarlo mecanografiado.

 
Libro de Jerónimo de Mascarenas en donde
consta  el viaje de Mariana de Austria en 1649.
  Con esta importante y correcta pista, seguí buscando más información sobre este determinado año y los viajes de la mencionada reina de España. Afortunadamente encontré en un archivo digitalizado una minuciosa crónica del viaje de la noble dama conformando el libro escrito por un clérigo del cortejo real, don Jerónimo de Mascarenas, que acompañó a la futura esposa del rey Felipe IV.

   En dicha crónica de la época, se mencionaba que ese domingo, día 26 de septiembre de 1649, la reina pasó la noche en casa del Carrasco de La Roda; ( si bien no mencionaba a don Jorge Carrasco y Alcañabate, sino a su primo don Juan,  que era don Juan Jerónimo Carrasco Ramírez de Arellano Heredia y Bazán, en cuya casa dijo don Jorge en su documento o memorias que estaba previsto dormiría la reina, aunque imprevisiblemente fue en su propia “casa de la cuesta de la iglesia”  en la que recayó tal honor).
Parte del texto donde se menciona la estancia en La Roda de Mariana de Austria
el domingo día 26 . 
   Dando por buena la transcripción  del mencionado escrito mecanografiado, salvo en el error del año, que fue el 1649, se deduce que dicha memoria o recuerdo de la visita real había ocurrido hacía ya tiempo, y por eso  su autor, don Jorge, mencionaba a doña Mariana de Austria siendo  ya la viuda de Felipe IV ( + 1665) y  siendo entonces  reina regente como madre del rey menor de edad,  Carlos II.
   ¡Se habían pasado ya bastantes años desde que ocurrió la visita y don Jorge, simplemente, la recordaba para gloria de sus descendientes!

   Fue un viaje muy anunciado y muy bien programado en su trayecto desde Viena hasta Madrid para la que sería la segunda esposa del rey Felipe IV.
El rey de España Felipe IV que se casó  en segundas
nupcias con su joven sobrina Mariana de Austria.
(Pintado por Velazquez).

   La prometida tenía entonces catorce  años de edad y era  sobrina carnal del rey: hija de su hermana doña  María Ana de España, esposa del emperador Fernando III del Sacro Imperio Romano Germánico.

   El día 4 de septiembre desembarcó esta jovencísima futura reina y su séquito  en el puerto de Denia, después de haber salido a finales de agosto del puerto italiano de Finale, al que llegó desde Viena tras un largo recorrido por tierra; y finalmente entró en Madrid el 15 de noviembre.

   Todas las localidades por las que pasaría la futura reina, habían previsto con tiempo diversos festejos, fuegos artificiales, corridas de toros, inauguraciones… como la del pósito rodense, etc.

 
Jamba de sillares aún existente que sujetaba la puerta
que cerraba la Plaza Mayor en las antiguas fiestas de toros,
 como la ofrecida en 1649 a Mariana de Austria. 
  En la minuciosidad con que está escrita la crónica y libro del clérigo acompañante  de doña Mariana de Austria confirmé  sin duda alguna el día, mes y  año concreto que únicamente era posible y ya me había informado el calendario.

    También nos recuerda en Internet la villa de El Provencio este viaje de la reina y su estancia a los dos días siguientes del de  La Roda, como muy bien se reflejó en la mencionada crónica de la época, habiendo pernoctado antes en la villa de Minaya. (Parte de este texto de la página del libro y  crónica del siglo XVII lo reproduzco en este artículo como prueba fehaciente de aquel acontecimiento).

   Y así continúa la crónica relatando con detalle el viaje de la futura soberana en aquel año de 1649. Aunque, posteriormente, tras trescientos catorce años pasados, en la víspera de la llegada a La Roda de la mano incorrupta de Santa Teresa, en 1963, se mecanografiara mal la transcripción del año del documento en una decena más.

   Cuando finalmente llegué a descubrir esta verdad y corrección histórica que ahora publico y en justicia habrá de tenerse en cuenta a partir de hoy, sentí una grandísima satisfacción que me compensó del largo tiempo empleado, pero nunca perdido.

                        ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

lunes, 7 de marzo de 2016


RECORDANDO A MONSALVE
El viernes, día 4 de marzo de 2016,  pasadas las dos del mediodía, fallecía en la Residencia Virgen de los Remedios de La Roda nuestro amigo Antonio Monsalve Marchante por la cruel enfermedad degenerativa conocida como  ELA (esclerosis lateral amiotrófica) ; y en la tarde del día siguiente despedíamos  su cuerpo para siempre en el cementerio rodense, donde  quería ser enterrado, aunque su familia yace en el de Albacete.
   Somos muchísimas las personas que tuvimos una dilatada amistad con Antonio en una u otra época de su vida y guardamos en nuestra mente y corazón hermosos recuerdos junto a él.
   En nuestros juegos callejeros  de adolescencia en los que imperaban las carreras y los saltos, Antonio era el amigo más veloz. Era muy difícil llegar hasta él y “pillarlo”, como decíamos  en el argot de aquellos inocentes juegos, mientras que a nosotros nos alcanzaba bien pronto.


Año 1960.En la Semana de la Juventud.
En consecuencia,  en las competiciones de atletismo a las que asistíamos todos los años por la  “Semana de la Juventud” y que se celebraban en las pistas de ceniza de Albacete, competía siempre en las carreras de velocidad, en los cien y doscientos metros lisos. Y en los 4x100 siempre corría el último relevo porque era el mejor velocista.

   Aunque el atletismo era el deporte que más practicábamos, mientras a algunos de sus amigos nos dio por jugar también al fútbol, él se interesó apasionadamente  por un deporte más desconocido en la localidad: el baloncesto, al que dedicó más tiempo de estudio y promoción.


Año 1962. Campeones provinciales relevos 4x100
    Se  interesó  seriamente por aprender el idioma inglés, acudiendo a  las clases particulares de don Doroteo, adquiriendo una extensa cultura general;  destacándose ampliamente por su memoria prodigiosa.

 Muy entendido en tauromaquia, cine o fotografía, le gustaba mucho viajar y captar insólitas imágenes de la naturaleza; practicó mucho la acampada libre, compaginando perfectamente su tiempo y oficio de tintorero con sus aficiones.

   Favoreció en la localidad la implantación definitiva  y  el desarrollo progresivo del Baloncesto. Enseñando su reglamento, formando árbitros, anotadores y entrenadores; orientando la creación de equipos, colaborando activamente en la organización y  desenvolvimiento  de las competiciones locales y provinciales, tanto escolares como federadas. Creó la escuela de baloncesto y gracias a Antonio este deporte se arraigó definitivamente en nuestra localidad.
  En justa compensación, ¡sería loable que en La Roda algún torneo o instalación deportiva baloncestística llevara el nombre de Antonio Monsalve!

Año 1961. Excursión a Alarcón con la Academia Cervantes.

Año 1961. Cantando en Alarcón

   En los comienzos del Club Polideportivo, cuando éste se llamaba “Doncel”, además de la sección de baloncesto, “Monsalve” llevaba la secretaría del club y nos ayudaba en todo lo que podía a las demás secciones. Con su ayuda marcábamos con tierra blanca las rudimentarias pistas de atletismo sobre el campo de fútbol mediante  una “máquina casera” que él llamaba infernal; o nos ayudaba de juez, cronometrando las llegadas de las carreras, entre otras actividades.
Año 1973. Llegada infantil de los mil metros lisos
Año 1973.Llegada senior de 1500.

   Además del deporte, sus colaboraciones con la cultura abarcaron una amplia gama de actividades: desde participar activamente en algunas funciones teatrales que promovía Juan Martínez o Roque Navarro, hasta  repartir  en equipo  los regalos de navidad o de reyes magos por las casas de los niños.

   Cada uno de sus amigos y amigas tenemos muchos lazos diferentes que nos unieron a su vida y ahora  a su recuerdo, pues era un hombre muy  rico en matices y cualidades humanas: buena persona, comprensivo, fiel amigo, sincero, generoso, gran conversador, entusiasta y benévolo  con los proyectos de los demás…; y a lo largo de su despiadada enfermedad -algo endulzada por el exquisito trato y cuidados recibidos en la Residencia  Virgen de los Remedios- nos ha dado el máximo ejemplo de resignación cristiana, humildad, callado sufrimiento y gigantesca  entereza.

   Como otros muchos amigos suyos de diversas épocas, más antiguas o más modernas, guardo  miles gratos recuerdos junto a él, especialmente de nuestros años de  juventud. Y algunos de aquellos momentos quedaron grabados para siempre en oportunas fotografías que he buscado ansioso y ahora muestro para perpetuar mejor su recuerdo; aunque estas instantáneas no sean suficientes para conocer tantos momentos afables de su vida.
Año 1963. Veraneantes y vecinos de "El Carrasco" en la feria de Tarazona.
 
En las balsas de "La Molineta": Gabriel Ruiz, Antonio Cebrián, Antonio Monsalve, Ángel Sotoca niño, Benedicto, Adolfo, Andrés Sánchez e Isidoro.
  Y ahí lo vemos en competiciones de atletismo; en una excursión  de la Academia Cervantes a Alarcón; en la feria de Tarazona con la entrañable gente de “El Carrasco”; en la boda de Saturnino, hijo del alcalde pedáneo de “El Carrasco”; en un día de baño en las balsas de “La Molineta”; pescando en el pantano de Alarcón; en el “Castilla Park” durante una alegre “Nochevieja” junto a otro amigo de la pandilla: Antonio Vázquez, que fue el primero en desaparecer. 
Año 1966. Nochevieja en el Castilla Park.
 
Año 1967. En la boda de Saturnino, hijo del alcalde pedáneo de "El Carrasco".
Año 1974. Pescando en el pantano de Alarcón.
 
Año 1980. Primer cursillo de natación en la piscina del Hostal Blanco.


Lo vemos  en el chalet de  Pepe Aguado junto a Agustín Merlos; o en el primer cursillo de natación, año 1980. en la piscina del Hostal Blanco. ¡Seguramente esos niños y niñas de entonces no habrán olvidado aquel insólito verano y a su arriesgado monitor! Nosotros no lo olvidamos.

   Pero  nada podemos hacer ya por Monsalve, salvo rezarle los creyentes  y  revivirlo todos en la memoria mientras existamos. Y mejor aún sería, leyendo su legendario nombre en algún torneo o pabellón deportivo del pueblo. 
   Con el máximo respeto y cariño le dedico estos recuerdos.

             ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

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