viernes, 27 de octubre de 2023

 

AGUSTÍN BERNARDINO EN LA TORRE DE LA RODA

Con mucha razón, a cualquier visitante le parecería nuestra torre una magnífica obra arquitectónica, muy bien hecha, toda ella levantada con piedras sillares perfectamente labradas desde su base hasta su esbelto chapitel; como siempre nos lo ha parecido a todas las personas que vivimos a su alrededor. Y, ¡cómo iba a ser de otra manera si en nuestra torre trabajaron magníficos maestros y oficiales de cantería vascos!


¡De lo mejorcito que entonces había en cantería! Los resultados de sus trabajos en nuestra torre, son los reflejos de su sabiduría y destreza.

Recientemente, (el 19 de octubre de 2.023) he presentado mi último libro Los artífices de la torre de La Roda en la rehabilitada Posada del Sol de La Roda, dando a conocer mis últimas investigaciones en este tema.


(A pesar de la lluvia, se llenó el gran salón presidido por el alcalde Juan Ramón Amores García y el concejal de cultura Luis Fernández Monteagudo que intervinieron con sus amables palabras hacia el autor del libro, un servidor, que junto a mi hija "Fuen" compartimos con ellos la mesa de la presidencia, etc. Finalmente adquirieron el libro las personas que lo desearon. Y dicho libro está en las diversas librerías del pueblo). 

En él, doy a conocer los arquitectos o maestros de cantería que desconocíamos hasta ahora y que habían intervenido en la dirección de las obras de la torre rodense durante parte de los siglos XVI y XVII. Y recuerdo en dicho libro los primeros doce años de trabajos, desde los inicios de la torre por el año 1569 siendo el arquitecto del templo el vasco Juan de Orzollo, hasta el año 1581 que se adjudicó la subasta de las obras de la torre el maestro de cantería Pedro de Zavala; y después, desvelo mis nuevas investigaciones y descubrimientos con los veintitres años que estuvo trabajando en la torre el mencionado Pedro de Zavala hasta su fallecimiento; más los quince  años siguientes  en los que fue el responsable de las  obras su tercer yerno: Agustín Bernardino que (según el catedrático y crítico de arte don José Camón Aznar, fue uno de los arquitectos mejores que había en España a principios del siglo XVII; casado en primeras nupcias con Catalina de Zavala, aunque para ella sería su tercer matrimonio), llegó  a casi terminar la cornisa de la torre, hasta el año de 1620, pues falleció en Alicante, donde estaba construyendo -al mismo tiempo que nuestra torre rodense- la iglesia de san Nicolás de Bari, hoy concatedral.

Con los nombres y datos encontrados sobre la familia y clan de canteros allegados al mencionado maestro de cantería Pedro de Zavala  con su tercer yerno Agustín Bernardino, he creado un árbol genealógico que va en el interior del libro, y aquí reproduzco: 

Y, finalmente, al total de años ya especificados en la construcción de la torre, se sumarían otros  cinco años más que dedicó el maestro de cantería Martín de Achasaeta a continuar cerrando la cornisa de la torre completamente y construir el chapitel de sillares, rematado con su bola y cruz metálicas. En total fueron 55 años los que se tardaron en construir la torre entre todos los arquitectos o maestros de cantería mencionados.
Además de los maestros de cantería vascos principales, que he escrito anteriormente, intervinieron en nuestra torre también otros maestros canteros importantes,  bien como primeros oficiales en los diversos clanes o cuadrillas, o bien ocupando temporalmente el puesto de sus maestros de cantería por estar éstos en otras obras. Y esos otros maestros y oficiales canteros fueron:  Francisco de Aguirre, Juan de Larrea, Martín de Elorriaga, Domingo de Varandica, Jaime Ortiz, Luis de Rodenas,... Tanto unos como otros, todos eran vascos. 

En dicho libro, muestro mis últimas investigaciones en otros aspectos  y temas, como identificando a los maestros albañiles que construyeron las bóvedas del templo; a los dueños de los tejares rodeños donde se amasaron y cocieron los ladrillos para dichas bóvedas; el conocimiento de algunos nuevos personajes curiosos para nuestra historia; ciertas noticias de otras obras en el templo; aclaraciones de confusos hechos o fechas; etc. Y lo ilustro con mis propios dibujos, algunas fotografías de mi hijo Adolfo, y diversas digitalizaciones de documentos originales, inéditos hasta ahora.

 Estoy satisfecho y contento con la editorial Uno, de Albacete, que con éste ya son tres los libros que me ha hecho, perfectamente maquetados, encuadernados, etc. para disfrute mío y de quienes lo deseen.

                                Adolfo Martínez García

sábado, 30 de septiembre de 2023

 


Está formando parte de la programación de actividades culturales de nuestro Excmo. Ayuntamiento previstas para este otoño-invierno. El libro está ilustrado con dibujos míos, fotografías de mi hijo Adolfo y algunas digitalizaciones de documentos originales. Esperamos vuestra asistencia. Gracias.

martes, 5 de septiembre de 2023

                                                        RELATOS

…Y volvieron a surgir imágenes de mucho tiempo atrás. Eran de aquella Academia Cervantes, con don Manuel, el director, que se veía a través de la ventana acristalada del balcón de la fachada, la famosa fachada pétrea, llamada en el pueblo «Esquina de Alcañabate». Estaba el profesor dentro de una amplia aula. Inspeccionaba con una vela encendida los cables de la luz, que llegaban hasta una bombilla de alto voltaje, pero apagada. Era ya anochecido y casi no se veía dentro de aquel habitáculo. Aparecían después las imágenes de un estrecho pasillo entre las aulas con estudiantes sentados a lo largo de grandes y rectangulares mesas; pero todas las aulas estaban a oscuras, con sus lámparas de luz apagadas.

 Después, se veían los rostros de dos hermanos gemelos sonriendo irónicamente con otros alumnos, entonces con catorce años, donde había otros muy serios e intrigados,  ignorantes de todo aquello que estaba pasando.

Llegaban a la memoria viejos recuerdos con aquellos “melgos” de la academia, sumamente traviesos y divertidos:

Los famosos melgos eran mayores que el resto de sus compañeros de bachillerato y eran muy ocurrentes e inquietos. Se llamaban… ( bueno, mejor lo guardamos y que intenten adivinarlo los muchísimos alumnos y compañeros de aquellos tiempos ). Sus “fechorías escolares” más divertidas y famosas fueron cuando, en un enchufe, como le decían coloquialmente a las tomas de corriente eléctrica, metieron y conectaron una especie de horquilla metálica, con forma de herradura, a la que le habían acoplado un mango pequeño de madera, de donde la cogían y tocaban para que no les diera “calambre” (corriente eléctrica), pues la mencionada horquilla al ser introducida en los agujeros paralelos de la toma de corriente..., ¡zas!, se producía un sonoro chasquido y se iba la luz. Se quedaban a oscuras en las clases y, entonces..., todos a reír y esperar que don Manuel suspendiera la clase que faltaba por dar y los mandara a sus casas, ya que no se veía nada. Pero aquella faena escolar solo dio resultado la primera vez que lo hicieron; luego hubo otras dos veces más, y siempre le encontró don Manuel una inmediata solución.

Entonces, al suspenderse la última clase que les quedaba, los alumnos podían ir a jugar en la plaza un breve partido de fútbol.

La primera vez que hicieron aquella atrevida travesura, se veía a don Manuel preocupado, era ya bastante tarde y,  creyendo que la empresa de la luz, la Hidroeléctrica Española, la había cortado por alguna avería en la calle u otro lugar cercano, les dejó marchar a sus casas. Y se fueron todos a jugar a la plaza, que era lo que, como jóvenes, estaban deseando.

Pero después, las otras dos veces de la repetida travesura, terminaba pronto la supuesta avería, pues el director, ayudado por una vela encendida, miraba y comprobaba los plomos que estaban donde el contador; (los plomos eran el automático de entonces: un hilo fino de cobre que servía de fusible para unir dos partes cortadas de la instalación, y así dejaba pasar la corriente eléctrica). Al observar el director que ese hilo de cobre estaba roto o partido por el cortocircuito provocado (que don Manuel nunca pensó podría ser obra de los melgos o de cualquier otro alumno atrevido, sino que sería por el motivo anteriormente explicado, o de alguna sobrecarga por el brasero o estufa eléctrica, etc.), simplemente lo reparaba poniendo otro hilo nuevo de cobre que sacaba de un trozo viejo de cordón o cable, guardado con este fin.

Total, que ya no se suspendían las clases y seguía adelante el desarrollo de la programación que correspondiera.

Pero, para otro día, no muy lejano, habían pensado los astutos y atrevidos melgos en cómo solucionar mejor el problema, con otra avería más difícil de encontrar, para que don Manuel no pudiera solucionar inmediatamente otro corte de luz y así dejara salir antes a los traviesos estudiantes.

Tal travesura la tenían bien planeada los famosos hermanitos y la aplicarían cuando no se supieran muy bien la lección, no estuvieran hechos los deberes o tuvieran prisa en salir antes por cualquier motivo. Era un secreto que ellos guardaban celosamente y sería una sorpresa inimaginable.

Pasaron unos días y, otro atardecer, cuando ya era necesaria la luz eléctrica para seguir con las clases, ocurrió que la corriente eléctrica ya estaba cortada de antemano y no lucía ninguna bombilla. ¿Qué había ocurrido? Don Manuel miraba enseguida los plomos, pero se veía intacto el hilo conductor de la corriente eléctrica, sin estar partido por ningún cortocircuito. Mas la luz no se podía dar desde ningún interruptor, nada funcionaba. Don Manuel pensó aquella vez que la avería era más grave y que tendría que avisar a un electricista para que revisara la instalación; pero, de momento, como ya era muy tarde para encontrar un electricista o llamar a la central para comunicarles el fallo detectado y, dado que era muy tarde y no se veía en las clases, suspendió el resto de la jornada y les dejó marchar a todos los alumnos a sus casas, ¡pero se fueron a jugar a la plaza!

El secreto que nadie podía imaginar les fue revelado días después por ellos mismos, por los melgos. Resultó que aquel mismo día, durante el recreo o media hora libre de la mañana, sin profesor ni compañeros presentes, los dos hermanos habían quitado el hilo de cobre conductor de la corriente de los plomos y lo habían sustituido por un pelo del rabo de una mula, que tenía un grosor parecido al del hilo de cobre, pero que no conducía la electricidad; y aunque alguien mirara en los dichosos plomos para ver si el normal hilo de cobre estaba roto y así tenerlo que reponer por otro nuevo, como don Manuel lo vería continuo y bien sujeto no se pensaría que la avería estaba ahí. Y al no quitar el pelo de mula para poner en su lugar el correspondiente hilo de cobre, la corriente eléctrica no pasaba ni continuaba al resto de las aulas, y las luces no se encendían.

Cuando los melgos hicieron aquella gran travesura, todos los alumnos se encontraron con una o dos horas últimas de esa tarde, libres, en la calle, sin clase, y se fueron a jugar a la plaza, como siempre estaban deseando.

Y después, al día siguiente, el electricista avisado para arreglar la avería,   cambiaría el pelo de rabo de mula por un hilo de cobre, y aunque, tal vez, tendría que explicarle algo a don Manuel respecto a dónde estaba la avería, jamás el director la mencionó ni la recriminó a los alumnos; aunque quedó atento y especialmente vigilante para poderlos sorprender y descubrir en otra posible fechoría.

Y nunca más repitieron los melgos cualquier otra travesura. No quisieron arriesgarse más. Y todo quedó en un secreto guardado en las asombradas memorias de sus compañeros de curso, cómplices de aquellas demoníacas travesuras con su solidario silencio.

Pero, miles de sus alumnos, tanto los pacíficos como los traviesos,  llegaron a ser “personas de provecho”, como decían antes nuestros abuelos,  gracias al gran empeño y dedicación que don Manuel puso en su profesión docente, como profesor y director de aquella entrañable gran academia, consiguiendo que sus discípulos se aprendieran las lecciones, hicieran sus deberes  y cultivaran las virtudes y valores humanos más hermosos y encomiables, que guiarían siempre sus jóvenes vidas.

ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


sábado, 12 de agosto de 2023

                     CREAMOS UNA FAMILIA FELIZ

   Tal día como hoy, un 12 de agosto, a las 7 de la tarde, hace ya 45 años, Carmen y yo nos casamos en la iglesia parroquial El Salvador de La Roda, y comenzamos la nueva andadura de crear una familia feliz. 

   Nos vemos en el centro de las imágenes, guapos y jóvenes, rodeados de los tres hijos que tuvimos (Toñi, Adolfo y Fuen), y de los cuatro maravillosos nietos (Carmen, Juan, Lucía y Alicia).

   Ella, fue y es el origen de tanta felicidad. No la olvidamos ni por un momento, y sus nietos custodian en sus almas la belleza y grandiosidad de su espíritu, el cariño y simpatía de su sonrisa, ¡tanto amor que irradió! y que ellos transmitirán de generación en generación. 

domingo, 16 de julio de 2023

               

               ¡ FELICIDADES CARMEN!

   Hoy, el día de tu santo, como siempre, toda la familia te felicitaría con gran alegría y cariño, dándote un gran abrazo y muchos besos. Y tú estarías  tan contenta y feliz. 
   Nunca pasó este día desapercibido; pero es que este año, tampoco pasará indiferente, pues, aunque ya no estás físicamente entre nosotros, y no podamos seguir disfrutando de tu cariño, tus dulces miradas, canciones, consejos y alegrías, siempre estás muy presente en los recuerdos de cada día, deleitándonos tu imagen nuestra mente y endulzando tu amor nuestro  corazón. 
   No te olvidamos ni un instante, y  hoy deseamos volver a felicitarte en el día de tu santo, allá donde estés, donde se encuentre tu alma, cerca o lejos de nosotros tu espíritu, recibe mil besos de todos: de tus hijos, nietos, esposo, hermana, cuñadas, yernos, sobrinos, primos y amigas de toda la vida. Te seguimos echando de menos, y te recordamos con inmenso cariño.
   

sábado, 15 de abril de 2023

 


   He aquí un corto e improvisado "romance  heroico", (es decir de versos endecasílabos, con rima  asonante en los pares), que escribí ayer con motivo de otro cumpleaños de Carmen, mi mujer fallecida hace algo más de tres años; y lo dejé entre sus flores.  


                                          14 DE ABRIL

   Quiero pensar que estás entretenida

con quehaceres de un Cielo muy cercano,

no muy lejos de todos los que cuidas:

¡ aquellos que estén solos y amargados!


Pero hoy deja tus cargos celestiales

y vuelve tu atención hasta aquí abajo,

que setenta y dos años has cumplido

y una vez más queremos recordarlo. 


Sin ti, la vida no es igual que fue,

nos faltan: tu sonrisa y cuerpo amado, 

los buenos ratos llenos de alegría

que entre tantos amigos disfrutamos.


¡Felicidades Carmen! Brindo al Cielo

y hacia ti nuestras copas levantamos:

- ¡Que ahí, con Dios, celebres que naciste,

y Él, hoy,te bendiga con su mano!

              

            ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA



lunes, 3 de abril de 2023

 

        

Fachada de la Posada del Sol  casi terminada.

                                  ¡POR FIN LA POSADA DEL SOL!

   Como pueblo, tenemos que darnos la enhorabuena unos a otros porque, por fin, tenemos restaurada, resplandeciente y acogedora, nuestra Posada del Sol.

   Y sí, reconozcamos que la ha salvado del abandono y del derribo su propio pueblo, La Roda, amante de la cultura, del arte y de su ancestral patrimonio. Porque  pueblo son quienes formaron y forman parte de nuestras diversas  corporaciones municipales, unas veces “de derechas”, y otras veces “de izquierdas”: pero todos, representantes de los ciudadanos y del pueblo rodense.

   Así, recordemos que en la mañana del viernes 17 de marzo del año 2006,  el salón de plenos de la Casa Consistorial sirvió de escenario para la compra de dicha posada por parte de nuestro Ayuntamiento en un millón de euros. Era el alcalde Sixto González García y la concejala de cultura Amparo Roldán Franch; la notaria era Eloísa López-Monis Gallego, y el representante de la empresa vendedora Antonio García Ferrer. La intención y propósito de la compra era destinarla a la creación de un centro cultural que albergaría la  colección de libros del Centro Cervantino, salas de exposiciones, un salón polivalente para actos culturales, etc.

   Y con la misma intención y afán cultural, esta otra corporación municipal actual, presidida por el alcalde Juan Ramón Amores García y con el concejal de cultura Francisco Piera Córdova, etc. ha conseguido, por fin, las metas soñadas para este entrañable edificio.

   Para los vecinos, en general, estos buenos resultados reflejan que La Roda nunca estuvo dormida, y bajo el mandato de unos o de otros, siempre ha funcionado, que ha habido siempre amor a la cultura, al progreso, y respeto por nuestro  antiguo patrimonio.

   Nuestros representantes políticos, de uno y otro signo, a través de los diecisiete años transcurridos desde su compra en 2006,  han conseguido salvar nuestra famosa y entrañable Posada del Sol que,  recordando brevemente su larga vida histórica, antes del 9 de marzo del año 1789, cuando  fue donada a la Condesa de Villaleal por parte de su padre, don  Joseph de Arce y Valdés, ya existía como posada, mesón, y parador de carros,  con la entrada o puerta principal de los viajeros por la Plaza Mayor y la entrada de carros por la calle Mayor ( después Grande, y hoy Alfredo Atienza). Aunque fue reformada y mejorada después por su nueva dueña.

    Pero la posada era mucho más antigua, provenía del  mayorazgo que fundó  doña María Carrasco Alarcón y Rojas, que después consiguieron los Arces tras el matrimonio de la tatarabuela de la condesa, doña Ana María Carrasco de Heredia y Bazán, con don Joseph de Arce y Zapata el día 21 de septiembre del año 1662.  

   Nosotros, quienes integrábamos la revista local Plaza Mayor, también dedicamos nuestra atención a esta vieja posada, y escribíamos de vez en cuando en su defensa:  Quiero recordar en el ejemplar número 3, “Lágrimas de piedra”(año 1992); en el nº 67, “Incertidumbre históricas” (año 2004); en el nº 69, “Inquietud sobre el Patrimonio”, y “Antiguas posadas de La Roda” (año 2004); en el nº 85, “De la Posada del Sol” (año 2007).

   ¡Estemos felices y de enhorabuena todos los vecinos de esta gran villa!

                          ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


martes, 28 de marzo de 2023

 


         AQUELLA CABEZA SALVADA DEL FUEGO

En aquellas fiestas de La Roda, las de antes, que se celebraban en primavera, concretamente en el mes de mayo, se disfrutaba mucho con el arte e ingenio reflejados en las “luminarias” o “fallas” creadas por artistas locales, a los que solían ayudar sus familiares y amigos.

Falla de Millán García Carrasco, sobre las artes, las letras... con esculturas de cartón.

   Dichas “fallas” estaban patrocinadas ─igual que las carrozas del último día de las fiestas─ por los diversos gremios y asociaciones profesionales del pueblo, (panaderos, agricultores, comerciantes, etc.) que después de haberlas trabajado sus creadores en improvisados talleres, bodegas, porches..., las sacaban al exterior para montarlas o “plantarlas”  en algunas de nuestras placetas y calles más amplias ( parajes de: “Las Cuatro Esquinas”, “La Miliaria”, “El Monolito”, “La Báscula”, "La Plaza"…),  donde  el pueblo podía admirarlas durante un día o dos, y finalmente eran quemadas sin piedad ante el asombro y pena del público (porque eran bonitas obras de arte popular que desaparecían).

Restaurándola con capas de papel encolado

   Esta cabeza que vemos, la estamos reparando, pero estaba reproducida a base de varias capas de papel mojado con “engrudo”, y formaba parte de una figura de niño de poquitos años, integrado en la falla creada por el artista local Millán García Carrasco, allá… por el año 1944, ó 1945.

Reparándola a base de capas de papel encolado

   Ocurrió que, mi madre, le rogó a su hermano Millán  salvase del fuego mi cabeza que, por lo que ella me contó, su hermano había logrado con un gran parecido, y era un buen retrato en cartón. Ella había sido testigo presencial de las muchas horas de mis posados de niño, mientras mi tío Millán me modelaba del natural con la arcilla roja de algún tejar rodense. Y pensaron que sería una gran pena ver cómo las llamas la iban a devorar irremediablemente.

  (Hecha con parecida técnica antigua a la empleada en las fallas valencianas, mi tío ordenaba a sus ayudantes familiares que pegaran papel y cartón mojados con engrudo sobre el interior de los moldes de escayola debidamente protegidos, que él había vaciado del modelado original en barro. Serían después  cosidas sus dos mitades de cartón, y disimuladas las costuras con más papel mojado; y, una vez seco todo, la pintó convenientemente con óleo).

   Y, momentos antes de prenderle fuego a la falla, Millán ordenó que serrasen la cabeza a uno de los dos gemelos que custodiaba una matrona en el templo griego que simulaba aquella falla. Así congració el artista a su hermana, que guardó mi cabeza para el recuerdo.

La cabeza de uno de los dos niños no fue quemada

   Pero, tras el paso de setenta y tantos años guardada en la cámara de la casa, expuesta a los juegos de la infancia de varias generaciones, está muy deteriorada. Y es primordial restaurarla. Me lo he propuesto, y lo estoy haciendo precisamente en primavera, como cuando fue creada, y con la misma técnica  de su creador.

Colocando en los rotos las tiras de papel encolado

   Tiene varios aplastados, roturas y faltas de cartón; pero ya estoy sobre ello. Luego la repintaré. Veremos cómo queda este recuerdo que debo seguir conservando.

                     ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


domingo, 26 de febrero de 2023

 


    LOS NOMBRES DE LOS DESCENDIENTES

   Es una tradición bastante arraigada en las familias españolas, volver a poner a los hijos los nombres de progenitores significativos de su rama genealógica, ( padres, abuelos, bisabuelos...). Y siempre suele haber quienes sigan, más o menos, esa vieja tradición ante la duda de no saber cuál nombre ponerle al nuevo hijo; pero también es verdad que hay quienes no quieren seguir esa costumbre y eligen libre y caprichosamente el que les apetece.

   Me llamo Adolfo, como se llamaba mi abuelo paterno, y así se llama también mi hijo. (Fue mi mujer, Carmen, quien eligió ese nombre, y la verdad, me gustó mucho ese detalle). En la familia de mi mujer, el nombre más peculiar y repetido en las diversas ramas familiares, es Ernesto. Todas las ramas tienen un Ernesto. Detrás de ellos, seguro que se arrastra una bonita y peculiar historia.

   El repetir un determinado nombre familiar, transmitiéndolo de padres a hijos, es muy importante para perpetuar sus recuerdos. Yo, estoy contento con mi nombre, que a su vez, recuerda el de mi abuelo y el de mi hijo. 

   Mi mujer, eminentemente familiar, cariñosa y lista, supo satisfacer los deseos de mi familia y los de la suya, poniendo a nuestros hijos los nombres que su conciencia le dictó sabiamente: los de nuestras madres respectivas y el mío. No quiso salirse de los de las familias, y siguió la tradición ancestral de sus mayores. ¡Dios la bendiga! 

                       ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

   

martes, 14 de febrero de 2023

 



                              Más allá de la estrella y del lucero,
                           donde el Cielo cobija tus semblanzas,
                              te envío mis mil besos y añoranzas,
                            y como ayer, te escribo ¡que te quiero!

                                      Adolfo Martínez García


  NUEVAMENTE LLEGÓ TU CUMPLEAÑOS  Con flores, lilas silvestres, con versos, libros, pensamientos en miles de recuerdos..., vuelves a ser la ...