jueves, 13 de agosto de 2015

                 EVOCACIÓN  Y  AÑORANZA
Dejamos ya muy atrás las Fiestas Patronales de El Salvador y volvió la calma a nuestras calles y paseos. Ha desaparecido ese bullicio de gente multicolor caminando de un lugar hacia otro en la feria. Desde la calma y la reciente lejanía, quedan los recuerdos y las nostalgias.



   Como todos los años, la Gala Literaria fue el encuentro más querido y esperado, resultando magnífica, como siempre. El esmerado protocolo que se desarrolla siempre alrededor de la Reina de las Fiestas y su Corte de Honor; el glamour exquisito que impera en este acto con la belleza y juventud de las chicas elegidas, con sus preciosos vestidos de cuentos de hadas; el respeto, silencio y admiración que existió en el ambiente; el emotivo desarrollo de los hechos dulcemente presentados por Toñi Escobar Atienza; la lectura de los poemas por sus autores, y el discurso de la mantenedora ―la filóloga María Candelaria Sánchez Abellán, transmitiéndonos su pasión por la literatura―; el buen sabor a terruño manchego y localista que siempre deja el sonido de la banda de música del pueblo…, son importantísimos complementos que enaltecen este clásico evento de nuestras fiestas ― imprescindible desde la década de los cuarenta―.


   El poema con  heptasílabos del paisano Pedro Manuel Víllora, inspirado en su amor a La Roda y a su madre, gustó muchísimo. Siempre fue un joven brillante, al que admiramos todos por su talento, espectacular currículum y trabajo intelectual con  numerosas creaciones literarias publicadas.

 A los otros tres poetas premiados―Manolo Romero, Manuel Laespada y Juan Pedro Carrasco― igualmente se les reconoció su trabajo esmerado y fueron muy aplaudidos. Como novedad rodeña en el canto del himno de la villa, fuimos testigos del relevo del veterano barítono Benjamín Martínez  por el joven tenor Miguel Ángel Andrés que emocionó los corazones rodenses con sus limpios agudos.

   Quienes conocemos estas Galas Literarias  desde hace muchos años ―en mi caso desde 1953 en el que fue la reina de las fiestas primaverales mi hermana Isabel― asistiendo a ellas como público fiel e incondicional durante sus diversas denominaciones, hemos admirado y escuchado a muchísimos presentadores, poetas y mantenedores, y hemos ido apreciando en sus creaciones líricas los cambios de estilos y modas que traían los tiempos.

   (Por cierto, que este evento cultural se ha ido denominando de diversas maneras en el programa oficial que contienen  los Libros de Fiestas, desde aquellas primeras de primavera, en mayo,  en honor a la Virgen de los Remedios, hasta las actuales del mes de agosto en honor a El Salvador. Y así constan como Juegos Florales, unas veces; Fiesta Literaria, otras; o también como Fiesta de la Poesía; Gran Gala Literaria con Certamen Nacional del Soneto, al que luego se le añadió también otro Certamen Nacional de Poesía; y desde 1988 Gala Literaria con el Certamen Internacional de Poesía “Villa de La Roda” y el Certamen Regional de Poesía “Tomás Navarro Tomás”, que luego se convirtió este último en Nacional, en 1993).

   Las tendencias vanguardistas imperan desde hace años en los poetas premiados, que suelen crear sus poesías con versos libres. Antes, observábamos que la mayoría de las poesías estaban sujetas, más o menos,  a la métrica y rima tradicionalmente establecidas desde siglos atrás, y se apreciaba su extremada dificultad y calidad cuando, a pesar de ir sus estrofas encorsetadas en composiciones clásicas, como sonetos , décimas, serventesios, romances, octavas reales, silvas…, la transmisión y expresión de los sentimientos del autor no estaban descaradamente forzados, ni se perdían o difuminaban ante las leyes de la rima y la métrica, y fluían dulces y musicalmente para formar parte de un todo armonioso, inteligible y bello.

   Pero los tiempos cambian y las tendencias artísticas ―literarias o pictóricas también. Y el público rodense, expectante y educado, respeta y aplaude cualquier  estilo que surja o persista en este evento de la villa rodeña. Así lo demuestra con sabiduría año tras año y Gala tras Gala.

  
Isabel Martínez, reina de las fiestas de 1953, con el
poeta granadino Manuel Benítez Carrasco.
   Aunque  entonces era aún niño y mis pensamientos estaban enredados en nacientes  aficiones y obligados  estudios, recuerdo bien las poesías que me dejaron marcada huella agradable, musical y evocadora de imágenes bellas, recitadas por Manuel Benítez Carrasco en el teatro Avenida, en el año 1953. Él ya trajo bastante libertad en sus poemas con una métrica y rima  a su gusto, pero que no obviaba. Él las tuvo  siempre presentes en caprichosas rimas asonantes, unas veces en los pares, a modo de romance, como en “La Barca”, y otras veces en  imprevisibles pareados casi continuos,  como recuerdo en “Tengo el caballo en la puerta…”.

    Como público disfrutamos enormemente con aquel gran artista; pues era espectacular verle  y escucharle recitar  sus versos con aquella  voz modulante y gesticulación teatral, con su gracia y salero granadinos, que  jamás olvidaremos quienes allí estuvimos:











Mi barca…mi barca…                                                                   
Con solo decir… mi barca…
huele a marisma la boca
y sabe a sal la palabra.
¿Qué cuánto quiero por ella?
Venga conmigo a la playa.
Por una quilla de oro
y dos remos de esmeralda
le vendo…el aire que lleva dentro,
por una rosa de nácar…
la arena donde se acuesta,
 y por un timón de plata…
ese mar en duermevela
en el fondo de la barca
donde estrellas marineras
reman de noche a sus anchas.
(… …)


   Gerardo Diego Cendoya vino antes  a La Roda, en el año 1948, como ganador de “La flor natural”  en aquellos Juegos Florales. Era poeta clásico y vanguardista a la vez. Escucharlo sería un verdadero placer. De su participación en el acto literario de aquel año en el “Cine Rialto”, he encontrado esta fotografía inédita. Lo vemos entre el poeta cartagenero Antonio Oliver Belmás y el mantenedor Cayetano Alcázar Molina, con algunas de las damas de entonces.


   Creó y recitó para La Roda este poema, compuesto a base de  endecasílabos y heptasílabos con rima de romance, ( silva arromanzada),  titulado  “Cantar a España” (que tampoco me ha sido fácil encontrar), y que comenzaba así:

  Está el balcón abierto al sol de octubre.
El tibio, oblicuo halago
resbala su caricia
sobre el libro escolar como una mano.
  La historia universal palpita y fulge
―oros, fuegos, Nínive y Bizancio―.
Sueña el niño, y la hoja
―rebullicio de pájaro―
mueve el ala cautiva
alborotando brisas y relámpagos.
                         
  Y otra página. Un ángel vuela cerca,
pliega sus alas sobre el texto amado.
y se yerguen Viriatos y Numancias,
Covadongas, Lepantos,
se corona de sangre Hermenegildo,
se viste de oro y hierro y luz Fernando.
Ya las letras se enturbian. Ya los ojos
mirar, no ven la página. Ahondaron
más allá de los signos sus saetas
y los siglos pueriles traspasaron.
                     
   El niño sueña ahora
en otro sol de octubre antiguo y raro
y, besándole fiel la frente nueva,
en otro niño sueña el sol acaso.
La eternidad se ha hecho.
y el ayer y el mañana, entresoñados,
están aquí, en un puro,  inmóvil éxtasis,
alas abiertas del instante mágico.
Porque sí, es el hoy, es el ahora
―botón florido, aún por abrir, sellado―
el que vive el rapaz, tan pensativo,
junto al balcón abierto y otoñado.
                  
(…  …)

   De nuestros etéreos poetas locales, sufridos creadores bajo los cánones sagrados de las leyes y estrofas tradicionales, podríamos traer algunos ejemplos de buenos y sentidos poemas. Desde aquel genial Ramón Llistó o el abogado Alfredo Atienza, y tantos otros como los maestros Antonio de la Hoz, Manuel Merlos o Antonio de Toro  que nos dieron clase a media Roda, y seguiría la lista ilimitada  de poetas locales, imposible para plasmar en este corto y limitado espacio un poema de cada uno. 
   Por ello, permítanme que me incline reverencialmente por uno, y que así los represente a todos ellos: Don Antonio de Toro Gómez, de  espíritu sufrido y soñador, gigante de sentimientos y sabiduría, muy recordado. De él  copio este buen  soneto lleno de armonía y ritmo (como sabía y  le gustaba componer recordando a Rubén Darío), que tituló Paisaje  y dedicó a María:

   Mayo ha abierto en el arco del Oriente
baldaquín de oro y grana en la arboleda.
Callada suena la canción de seda
en el órgano viejo de la fuente.

   Por los senderos del albor naciente,
ferviente sube la oración que rueda
del regazo del valle donde queda
la ermita sola en soledad silente.

   Una Virgen con lirio en su mejilla,
del claro viento tras la celosía
aparece en su azul de maravilla.

   ¡Mañana de acuarela y fantasía!
El terso lienzo de la Mancha brilla
enjoyado en destellos de María.


  
 En aquellas noches de magia y poesía, se mantuvieron los Certámenes del Soneto  y  de otros poemas  en general, que todavía los  forjaban sus autores con rima y métrica.  ¡Dificultad para crear, pues la inspiración, que deja fluir tantas bellas ideas y palabras, sufre el rigor y tamiz de la rima y el cómputo silábico en los versos!
   Después, desde hace años, en los escritores vanguardistas impera el verso libre. Y alguien podrá preguntarse… ¿En  qué se diferencia un poema escrito  en versos libres o sin métrica y en versículos o sin rima, de una página en prosa?
   Apenas se diferenciarían, si no fuera porque en el versículo el ritmo poético se produce por la repetición de las mismas palabras, de los mismos esquemas gramaticales y frases distintas con idéntico sentido. Pero aún así,  hay quienes  consideran estas poesías vanguardistas  como verdaderas prosas en renglones cortos que, en vez de tener versos y estrofas, tienen oraciones y párrafos.

   A veces,  a alguien le parecerá algo insólito y extraño que exista inspiración poética hacia temas tan poco espirituales y románticos como a una pastilla blanca, a una “pastilla blanca antidepresiva”; pero ésta es un elemento abundante en los hogares de nuestros días, y es aliviadora de males y, por lo tanto,  estuvo presente en la mente de quien la quiso hacer protagonista de sus sentimientos con versos alejandrinos y heptasílabosy el poema de Juana Pinés Maeso   fue premiado  hace dos años. Comenzaba así:

   Una pastilla blanca es cuanto necesito
para que el sol me anuncie que la luz no claudica.
Igual que la promesa de una paz redentora
tomo su simetría perfecta entre los dedos
y, reverentemente,
me la llevo a los labios.

   ¡Oh, comunión diaria, hostia blanca y redonda,
consagración perfecta para mis horas tristes,
silencioso ofertorio que mata mi congoja!
Tan sólo una pastilla, y ese dios diminuto
que mora en sus adentros
viene a profetizarme que no todo es ceniza.

(…  …)

   La sociedad rodense ha demostrado siempre que respeta toda creatividad humana y estilo determinado, aunque no esté enmarcado dentro de sus gustos. Pues sean cuales sean esas tendencias y estilos,  tienen y transmiten un sentimiento y  valor literario.
   Aunque, dentro de ese respeto a todas las tendencias literarias y plásticas, siempre habrá en cada persona , aisladamente, algún estilo  por el que  sienta más atracción, y eso no significa que menosprecie a los demás.  

   Ante tantos años de poesía vanguardista con versos libres …poesía surrealista, social,  existencial, del conocimiento, de la experiencia…― es posible que se eche de menos aquella otra poesía,  vibrante, armoniosa, emotiva… de hace décadas, cuando  todavía se sujetaba a la rima y a la métrica, aunque éstas fueran novedosas y rebeldes. Y, como ocurrió en las artes plásticas, donde se sucedieron tantos estilos novedosos y vanguardistas en su tiempo …expresionismo, impresionismo, cubismo, abstracto… hasta llegar de nuevo al principio, al realismo e hiperrealismo de Antonio López, sor Isabel Guerra y Eduardo Naranjo habrá quienes piensen que, en la poesía, después de tanto vanguardismo, también es ya hora de volver a un nuevo renacer.

ADOLFO MARTINEZ GARCIA



1 comentario:

  1. Ciertamente, y como tú bien sabes, las artes han derivado y concluido en el siglo XX en la liberación de las formas y de las normas. Desde la pintura hasta la música, desde la escultura a la literatura todas ellas han encontrado en la abstracción, en la indefinición y la opacidad lo que antes fue referencialidad, transparencia, y concreción. Y todo ello ha tomado acomodo en un amplio movimiento que ha recibido genéricamente, el nombre de "Vanguardia" el cual ha tomado en su seno a múltiples movimientos artísticos como el surrealismo, el fauvismo, el cubismo, el dadaísmo y una larga serie de "ismos" que a pesar de ser divergentes, enarbolaron como bandera la transgresión y la ruptura de los límites , hasta ese momento, aceptados. Pero dentro de esta liberación esta ruptura de límites algunos la han entendido como una forma de caos o de anarquía de los que, a nuestro entender (incluyo el tuyo y el mío), se han servido para aniquilar y desvirtuar toda expresión artística, retorciéndola y destruyéndola. No sé si una de las posibles alternativas sea la de volver a las formas tradicionales, pero estoy seguro que muchos de los que amamos ciertas formas de expresión artística vemos con tristeza cuando nos enfrentamos a una obra de las llamadas genéricamente "contemporáneas", sea ésta pictórica, literaria, musical, etc cómo ésta, en vez de cumplir su propósito de proporcionarnos una sensación placentera, un estremecimiento, un arrebato o una tentativa de felicidad, lo que nos produce es indiferencia, apatía o, incluso, el rechazo más absoluto.

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