EVOCACIÓN Y AÑORANZA
Dejamos ya muy atrás las Fiestas
Patronales de El Salvador y volvió la calma a nuestras calles y paseos. Ha
desaparecido ese bullicio de gente multicolor caminando de un lugar hacia otro
en la feria. Desde la calma y la reciente lejanía, quedan los recuerdos y las
nostalgias.
Como todos los años, la Gala Literaria fue el encuentro más querido y esperado, resultando magnífica, como siempre. El esmerado protocolo que se desarrolla siempre alrededor de la Reina de las Fiestas y su Corte de Honor; el glamour exquisito que impera en este acto con la belleza y juventud de las chicas elegidas, con sus preciosos vestidos de cuentos de hadas; el respeto, silencio y admiración que existió en el ambiente; el emotivo desarrollo de los hechos dulcemente presentados por Toñi Escobar Atienza; la lectura de los poemas por sus autores, y el discurso de la mantenedora ―la filóloga María Candelaria Sánchez Abellán, transmitiéndonos su pasión por la literatura―; el buen sabor a terruño manchego y localista que siempre deja el sonido de la banda de música del pueblo…, son importantísimos complementos que enaltecen este clásico evento de nuestras fiestas ― imprescindible desde la década de los cuarenta―.
El poema con heptasílabos del paisano Pedro Manuel Víllora,
inspirado en su amor a La Roda y a su madre, gustó muchísimo. Siempre fue un
joven brillante, al que admiramos todos por su talento, espectacular currículum
y trabajo intelectual con numerosas
creaciones literarias publicadas.
A los otros tres poetas premiados―Manolo
Romero, Manuel Laespada y Juan Pedro Carrasco― igualmente se
les reconoció su trabajo esmerado y fueron muy aplaudidos. Como novedad rodeña en
el canto del himno de la villa, fuimos testigos del relevo del veterano
barítono Benjamín Martínez por el joven tenor
Miguel Ángel Andrés que emocionó los corazones rodenses con sus limpios agudos.
Quienes conocemos estas Galas Literarias desde hace muchos años ―en mi
caso desde 1953 en el que fue la reina de las fiestas primaverales mi hermana Isabel―
asistiendo a ellas como público fiel e incondicional durante sus diversas denominaciones,
hemos admirado y escuchado a muchísimos presentadores, poetas y mantenedores, y
hemos ido apreciando en sus creaciones líricas los cambios de estilos y modas
que traían los tiempos.
(Por cierto, que este evento cultural se ha
ido denominando de diversas maneras en el programa oficial que contienen los Libros de Fiestas, desde aquellas primeras
de primavera, en mayo, en honor a la
Virgen de los Remedios, hasta las actuales del mes de agosto en honor a El
Salvador. Y así constan como Juegos Florales, unas veces; Fiesta Literaria,
otras; o también como Fiesta de la Poesía; Gran Gala Literaria con Certamen
Nacional del Soneto, al que luego se le añadió también otro Certamen Nacional
de Poesía; y desde 1988 Gala Literaria con el Certamen Internacional de Poesía “Villa
de La Roda” y el Certamen Regional de Poesía “Tomás Navarro Tomás”, que luego se convirtió este último en Nacional, en 1993).
Las tendencias vanguardistas imperan desde hace años en los poetas premiados, que suelen crear sus poesías con versos libres. Antes, observábamos que la mayoría de las
poesías estaban sujetas, más o menos, a
la métrica y rima tradicionalmente establecidas desde siglos atrás, y se
apreciaba su extremada dificultad y calidad cuando, a pesar de ir sus estrofas encorsetadas en composiciones clásicas, como sonetos ,
décimas, serventesios, romances, octavas reales, silvas…, la transmisión y
expresión de los sentimientos del autor no estaban descaradamente forzados, ni
se perdían o difuminaban ante las leyes de la rima y la métrica, y fluían dulces
y musicalmente para formar parte de un todo armonioso, inteligible y bello.
Pero los tiempos cambian y las tendencias
artísticas ―literarias
o pictóricas―
también. Y el público rodense, expectante y educado, respeta y aplaude
cualquier estilo que surja o persista en
este evento de la villa rodeña. Así lo demuestra con sabiduría año tras año y
Gala tras Gala.
Isabel Martínez, reina de las fiestas de 1953, con el poeta granadino Manuel Benítez Carrasco. |
Aunque
entonces era aún niño y mis pensamientos estaban enredados en
nacientes aficiones y obligados estudios, recuerdo bien las poesías que me
dejaron marcada huella ―agradable, musical y evocadora de
imágenes bellas―, recitadas por Manuel Benítez Carrasco
en el teatro Avenida, en el año 1953. Él ya trajo bastante libertad en sus
poemas con una métrica y rima a su
gusto, pero que no obviaba. Él las tuvo
siempre presentes en caprichosas rimas asonantes, unas veces en los pares, a modo de romance, como en “La Barca”, y otras veces
en imprevisibles pareados casi continuos, como recuerdo en “Tengo el caballo en la
puerta…”.
Como
público disfrutamos enormemente con aquel gran artista; pues era espectacular
verle y escucharle recitar sus versos con aquella voz modulante y gesticulación teatral, con su
gracia y salero granadinos, que jamás
olvidaremos quienes allí estuvimos:
Mi
barca…mi barca…
Con
solo decir… mi barca…
huele
a marisma la boca
y
sabe a sal la palabra.
¿Qué
cuánto quiero por ella?
Venga
conmigo a la playa.
Por
una quilla de oro
y
dos remos de esmeralda
le
vendo…el aire que lleva dentro,
por
una rosa de nácar…
la
arena donde se acuesta,
y por un timón de plata…
ese
mar en duermevela
en
el fondo de la barca
donde
estrellas marineras
reman
de noche a sus anchas.
(…
…)
Gerardo Diego Cendoya vino antes a La Roda, en el año 1948, como ganador de “La
flor natural” en aquellos Juegos
Florales. Era poeta clásico y vanguardista a la vez. Escucharlo sería un verdadero
placer. De su participación en el acto literario de aquel año en el “Cine Rialto”,
he encontrado esta fotografía inédita. Lo vemos entre el poeta cartagenero Antonio
Oliver Belmás y el mantenedor Cayetano Alcázar Molina, con algunas de las damas
de entonces.
Creó y recitó para La Roda este poema, compuesto a base de endecasílabos y heptasílabos
con rima de romance, ( silva arromanzada), titulado “Cantar a España” (que tampoco me ha sido fácil
encontrar), y que comenzaba así:
Está el balcón abierto al sol de octubre.
El
tibio, oblicuo halago
resbala
su caricia
sobre
el libro escolar como una mano.
La historia universal palpita y fulge
―oros,
fuegos, Nínive y Bizancio―.
Sueña
el niño, y la hoja
―rebullicio
de pájaro―
mueve
el ala cautiva
alborotando
brisas y relámpagos.
Y otra página. Un ángel vuela cerca,
pliega
sus alas sobre el texto amado.
y
se yerguen Viriatos y Numancias,
Covadongas,
Lepantos,
se
corona de sangre Hermenegildo,
se
viste de oro y hierro y luz Fernando.
Ya
las letras se enturbian. Ya los ojos
mirar,
no ven la página. Ahondaron
más
allá de los signos sus saetas
y
los siglos pueriles traspasaron.
El niño sueña ahora
en
otro sol de octubre antiguo y raro
y,
besándole fiel la frente nueva,
en
otro niño sueña el sol acaso.
La
eternidad se ha hecho.
y
el ayer y el mañana, entresoñados,
están
aquí, en un puro, inmóvil éxtasis,
alas
abiertas del instante mágico.
Porque
sí, es el hoy, es el ahora
―botón
florido, aún por abrir, sellado―
el
que vive el rapaz, tan pensativo,
junto
al balcón abierto y otoñado.
(… …)
De nuestros etéreos poetas locales, sufridos
creadores bajo los cánones sagrados de las leyes y estrofas tradicionales,
podríamos traer algunos ejemplos de buenos y sentidos poemas. Desde aquel genial Ramón Llistó o el abogado Alfredo Atienza, y tantos otros como los maestros Antonio de la Hoz, Manuel Merlos o Antonio de Toro que nos dieron clase a media Roda, y seguiría la lista ilimitada de poetas locales, imposible para plasmar en este corto y limitado espacio un poema de cada uno.
Por ello, permítanme que me
incline reverencialmente por uno, y que así los represente a todos ellos: Don Antonio de Toro Gómez, de espíritu sufrido y soñador, gigante de
sentimientos y sabiduría, muy recordado. De él copio este buen soneto lleno de
armonía y ritmo (como sabía y le gustaba componer recordando a Rubén Darío), que tituló
Paisaje y dedicó a María:
Mayo
ha abierto en el arco del Oriente
baldaquín
de oro y grana en la arboleda.
Callada
suena la canción de seda
en
el órgano viejo de la fuente.
Por
los senderos del albor naciente,
ferviente
sube la oración que rueda
del
regazo del valle donde queda
la
ermita sola en soledad silente.
Una
Virgen con lirio en su mejilla,
del
claro viento tras la celosía
aparece
en su azul de maravilla.
¡Mañana
de acuarela y fantasía!
El
terso lienzo de la Mancha brilla
enjoyado
en destellos de María.
En aquellas noches de magia y poesía, se mantuvieron los Certámenes del Soneto y de otros poemas en general, que todavía los forjaban sus autores con rima y métrica. ¡Dificultad para crear, pues la inspiración, que deja fluir tantas bellas ideas y palabras, sufre el rigor y tamiz de la rima y el cómputo silábico en los versos!
Después, desde hace años, en los escritores vanguardistas impera el verso libre. Y alguien podrá preguntarse… ¿En qué se diferencia un poema escrito en versos libres o sin métrica y en versículos
o sin rima, de una página en prosa?
Apenas se diferenciarían, si no fuera porque
en el versículo el ritmo poético se produce por la repetición de las mismas
palabras, de los mismos esquemas gramaticales y frases distintas con idéntico
sentido. Pero aún así, hay quienes consideran estas poesías vanguardistas como verdaderas prosas en renglones cortos
que, en vez de tener versos y estrofas, tienen oraciones y párrafos.
A veces,
a alguien le parecerá algo insólito y extraño que exista inspiración
poética hacia temas tan poco espirituales y románticos como a una pastilla
blanca, a una “pastilla blanca antidepresiva”; pero ésta es un elemento abundante
en los hogares de nuestros días, y es aliviadora de males y, por lo tanto, estuvo presente en la mente de quien la quiso
hacer protagonista de sus sentimientos con versos alejandrinos y heptasílabos― y el poema de Juana Pinés Maeso fue
premiado hace dos años―. Comenzaba así:
Una pastilla blanca es cuanto necesito
para
que el sol me anuncie que la luz no claudica.
Igual
que la promesa de una paz redentora
tomo
su simetría perfecta entre los dedos
y,
reverentemente,
me
la llevo a los labios.
¡Oh, comunión diaria, hostia blanca y
redonda,
consagración
perfecta para mis horas tristes,
silencioso
ofertorio que mata mi congoja!
Tan
sólo una pastilla, y ese dios diminuto
que
mora en sus adentros
viene
a profetizarme que no todo es ceniza.
(… …)
La sociedad rodense ha demostrado siempre
que respeta toda creatividad humana y estilo determinado, aunque no esté enmarcado dentro de sus gustos. Pues sean cuales sean esas tendencias
y estilos, tienen y transmiten un
sentimiento y valor literario.
Aunque, dentro de ese respeto a todas las
tendencias literarias y plásticas, siempre habrá en cada persona , aisladamente,
algún estilo por el que sienta más atracción, y eso no significa que menosprecie a los demás.
Ante tantos años de poesía vanguardista
con versos libres ―…poesía surrealista, social, existencial, del conocimiento, de la experiencia…― es posible que se eche de menos aquella otra poesía, vibrante, armoniosa, emotiva… de hace décadas, cuando todavía se sujetaba a la rima y a la métrica, aunque éstas fueran
novedosas y rebeldes. Y, como ocurrió en las artes plásticas, donde se
sucedieron tantos estilos novedosos y vanguardistas en su tiempo ―…expresionismo,
impresionismo, cubismo, abstracto… hasta llegar de nuevo al principio, al realismo e hiperrealismo de Antonio López, sor Isabel Guerra y Eduardo Naranjo ― habrá quienes piensen
que, en la poesía, después de tanto vanguardismo, también es ya hora de volver a un nuevo renacer.
ADOLFO MARTINEZ GARCIA
Ciertamente, y como tú bien sabes, las artes han derivado y concluido en el siglo XX en la liberación de las formas y de las normas. Desde la pintura hasta la música, desde la escultura a la literatura todas ellas han encontrado en la abstracción, en la indefinición y la opacidad lo que antes fue referencialidad, transparencia, y concreción. Y todo ello ha tomado acomodo en un amplio movimiento que ha recibido genéricamente, el nombre de "Vanguardia" el cual ha tomado en su seno a múltiples movimientos artísticos como el surrealismo, el fauvismo, el cubismo, el dadaísmo y una larga serie de "ismos" que a pesar de ser divergentes, enarbolaron como bandera la transgresión y la ruptura de los límites , hasta ese momento, aceptados. Pero dentro de esta liberación esta ruptura de límites algunos la han entendido como una forma de caos o de anarquía de los que, a nuestro entender (incluyo el tuyo y el mío), se han servido para aniquilar y desvirtuar toda expresión artística, retorciéndola y destruyéndola. No sé si una de las posibles alternativas sea la de volver a las formas tradicionales, pero estoy seguro que muchos de los que amamos ciertas formas de expresión artística vemos con tristeza cuando nos enfrentamos a una obra de las llamadas genéricamente "contemporáneas", sea ésta pictórica, literaria, musical, etc cómo ésta, en vez de cumplir su propósito de proporcionarnos una sensación placentera, un estremecimiento, un arrebato o una tentativa de felicidad, lo que nos produce es indiferencia, apatía o, incluso, el rechazo más absoluto.
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