jueves, 11 de julio de 2024

 HACE YA 51 AÑOS

   Ahora, porque se van acercando las fiestas mayores de La Roda, o porque anoche tuve un breve sueño sobre este tema, me vienen a la memoria lejanas escenas y trabajos artísticos relacionados con las fiestas del año 1973, en el que creé la carroza de la reina de entonces, Mari Luz Aguirre, ayudado por un valiente, generoso y joven grupo de amigas y amigos. 

   Nos parecerá mentira que haya transcurrido tanto tiempo, ¡¡51 años!. y como suele decirse: ¡casi sin darnos cuenta!,  porque las imágenes joviales, creativas y solidarias que almacenamos como hermosos recuerdos, se mantienen todavía frescas y nítidas, llenas de alegría y de juventud. Lo cierto es que, un grupo de personas amigas,   recordamos felizmente aquel año de 1973, y especialmente su verano.
   
Agustín y yo en una tarde de pesca en el pantano de Alarcón

   Aquel año, a través de  nuestro inolvidable y gran  amigo, Agustín Merlos, más joven que nosotros: Antonio Monsalve, Antonio Grande y un servidor,  compañeros suyos de paseos y "aventuras seteras" por su aldea familiar, de pescas divertidas en el pantano de Alarcón, de conversaciones cinegéticas entre degustaciónes de cervezas o vinos  en sitios emblemáticos de entonces, como era aquella coqueta y recordada cafetería de moda, llamada "Nidos",...él, Agustín, con su  emtrañable simpatía,  nos integró en su joven cuadrilla de amigas y amigos, ¡ chavalas y chavales sanos, divertidos y modernos!

Con algunos de "los carroceros" el día de las carrozas.



















Todo comenzó porque Agustín me  convenció para que le hiciese a su prima hermana, Mari Luz Aguirre, la carroza de reina de las fiestas locales, puesto que, con tiempo, había sido elegida reina de dichas fiestas patronales de 1973.

- ¡Tú, Adolfo, la diseñas, la dibujas y la haces artísticamente a tu gusto!- me decía Agustín - ¡Inventa algo chulo!, que nosotros, después, te vamos a ayudar.
  Y así fue, tuve de colaboradores y ayudantes a un magnífico grupo de chicas y chicos jóvenes: su prima reina, con sus amigas y amigos, y algunas personas más que se sintieron atraídas por el proyecto o por el magnífico ambiente que se creó: 

 
Modelando la pantera

 
La construímos en unos porches de "la carretera de Villalgordo" que estaba enfrente de la vivienda de los padres de Maruja y Toñi Escribano, (los suegros de Eloy Ortiz). El herrero que reforzó y atornilló todo debidamente, fue Juan José Simarro; y además de nosotros tres, ya mencionados, de treinta y pocos años, Antonio Monsalve, Antonio Grande y yo, el grupo de jóvenes estaba integrado por Agustín Merlos, Pepe Ruiz, Vicente Pérez, Juan Carrasco, Mari Luz Aguirre, Lola Martínez, Use Fernández, Juli de Lamo, Mari Tere Quintanilla, Pilar Pérez, Carmen Ballesteros, Puri Carrasco, Manoli Pérez,  Puri Escribano...y otros jóvenes que, entusiasmados, decidieron unirse esporádicamente al proyecto, fueron Alfonso Ruiz (hermano de Pepe), y José Talavera.

   La carroza era una barcaza gondolera donde iban sentadas las damas de honor de la reina. Su proa se adornaba por el torso de un arquero, dorado, como si fuera de oro, y en actitud de lanzar su flecha; los laterales iban adornados con guirnaldas de flores doradas (que las hicieron a mano, una a una, en barro y luego cocido, la cuadrilla de amigas/os ayudantes).  En su centro se elevaba un templete sostenido por cuatro cariátides masculinas mostrando sus torsos desnudos, y sobre ellas:  un sillón de trono bien sujeto y coronado por un águila con las alas extendidas, donde iba sentada la reina. En ambos lados de su trono, Mari Luz, iba acompañada por sendas  panteras amenazantes, de tamaño natural, que la protegían.
      
Torso en barro de cariátide masculina 
Pantera casi terminada en barro


  













 
Recordamos muchísimas anécdotas para contar de aquel verano de trabajo: como cuando tuve que pedir me llevaran un felino pequeño, es decir, un gato, pero manso, para fijarme en su pequeña anatomía  y así modelar los felinos grandes que iban junto al trono: ¡los leopardos!; y creo que el gato lo llevaba la propia reina; pero, claro, no siempre el gato se estaba quieto entre tanta gente extraña que lo rodeaba, y surgían escenas de todo tipo. Otra recordada anécdota podíamos decir que fue el que Agustín me sirvió de modelo para hacer en barro una cariátide masculina desnuda hasta la cintura, (de ella sacaría tres más, después).Y posó desnudo de cintura para arriba durante unos días, hasta que terminé el modelado en barro e hice los moldes de escayola para reproducirla posteriormente en cartón. (Concentrado en modelar bien los músculos de Agustín, no me fijé  en las reacciones de las/los ayudantes; pero tuvo que haber "miraditas" disimuladas de admiración hacia el gran modelo amigo y, tal vez, algún "pitorreo" sano se produciría).
   
Parte superior del arquero modelado en barro

Igualmente,  me fijé en el torso de Agustín para hacer el modelado del arquero;  en sus largos y fuertes brazos con grandes manos, a punto de lanzar la flecha de su arco tensado en la proa de la carroza.
 
  De todas las figuras o esculturas en barro, yo hacía después los correspondientes moldes en escayola y así les adaptábamos finalmente el cartón mojado "con engrudo"en diversas capas. Más tarde, una vez bien secas las capas de cartón de los dos moldes o mitades de escayola de cada figura artística, eran sacadas de su escayola y  unidas, cosiéndolas fuertemente y disimulando sus costuras y puntos con más papel y engrudo. 
Arquero ya colocado en la proa de la barca-carroza
 
Todo el verano trabajando en la carroza, especialmente por las calurosas tardes y noches, merecía también un poco de distracción  y disfrute  con frescas palomas y cuervas nocturnas, a cargo del apretado presupuesto que teníamos del Excelentísimo Ayuntamiento; y así lo hacíamos casi todas las noches; pero sobre todo, también supimos alternar el trabajo con la distracción, en algunos domingos menos estresantes, con salidas a la naturaleza para relajarnos un poco, viajando repartidos equitativamente entre nuestros coches. Montábamos alguna tienda de campaña, de Antonio o mía, y él, Monsalve, se llevaba su barca neumática al pantano o al río donde pasábamos felices momentos. Por unas horas dejábamos atrás los pensamientos "currantes", y disfrutábamos de la naturaleza y de nuestra sana amistad.

Parte de aquellas amigas/os de la carroza, descansando y disfrutando en la naturaleza un domingo



 
Me hubiera gustado disponer de fotografías mejores para este artículo; pero no las tengo. Recuerdo que para el libro de fiestas del año siguiente, una persona componente del grupo que iba a coordinar la confección de dicho libro de fiestas, creo que el grupo se denominaba del CIT, y cuyo nombre de la persona que me las pidió  y se las dejé, prefiero callarlo, pues no me las devolvió; pero las fotos eran de  aquella memorable, trabajada  y bonita carroza, y que yo había encargado a un fotógrafo profesional.  Le dejé todas las fotos que tenía para que ellos eligieran las que quisieran...; pero ya nunca me las devolvieron, aunque se las reclamé múltiples veces: Se echaban la culpa de uno a otro directivo, y ya no las volví a recuperar.¡Alguien las tendrá todavía! 
   También pienso que estos artículos se crean y leen mejor a través del ordenador, o una "tablet", con pantalla grande a la vista. Es más incómodo hacerlo por el feléfono móvil, como hacen muchísimas personas; siento que así, su lectura sea más difícil e imperfecta y, tal vez pocos lleguen a leer el artículo completo.

   Toda aquella pandilla de jóvenes amigas y amigos, hoy día somos "venerables" padres y  abuelos con lindos nietos; otros componentes del grupo, lamentablemente, ya han desaparecido; y algunos otros no formaron una nueva familia y siguen libres de ataduras infantiles. Y cuando, felizmente, de vez en cuando, algunos nos vemos por ahí y nos saludamos, al menos a mí, me surgen mentalmente aquellos hermosos recuerdos que aún me emocionan  y hacen sonreír mi mente y mi alma. También mis labios se muestran sonrientes, aunque la vida transcurra tan deprisa e implacable que, además de las alegrías, nos va marcando con otras huellas de dolor y  tiempo irrecuperable. 
  Vernos y, como consecuencia, pensar en aquellos años dorados, especialmente en el que sacamos a la vista del público aquella  señorial carroza para nuestra amiga Mari Luz, nos hace sonreir de alegría. Fue un privilegio haber podido vivir aquel tiempo veraniego lleno de trabajo artístico y de sueños; aunque, llevemos en esa sonrisa, algunas leves nostalgias por recordarnos aquella bonita juventud de hace 51 años, llena de fuerza, optimismo, libertad y fantasía; capaz de vencer cualquier dificultad que se nos pusiera por delante; pero que no volverá jamás.

ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA




 

 

2 comentarios:

  1. Antonio García Martínez13 de julio de 2024, 11:21

    Aunque mi edad no me permite recordar aquella carroza, sí puedo dar fe de tu labor como extraordinario artista, multifacético, generoso y comprometido con tu pueblo. Creo que todos los que te conocemos, te queremos y te admiramos coincidiremos en este punto. Lo que da pena es que estas creaciones artísticas, junto a otras tantas que se realizaron con tanto trabajo y esfuerzo, no hayan sido protegidas del paso del tiempo. Evidentemente, no al completo, pero sí al igual que se hace en algunas ciudades falleras, hubiera sido pertinente preservar alguna figura que de testimonio de la época en que fue creada. De todos modos, nos quedan las fotografías, que nos permite apreciar con bastante fidelidad tu excepcional labor artística y la de la gente que te ayudó. Algún día, espero que alguien sepa reconocer en la medida que mereces lo que has aportado a este pueblo al que tanto amas. Un abrazo.

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  2. Muchísimas gracias por tu comentario que me da fuerzas , alegría y testimonio de que hay personas, como tú, que leen lo que escribo y ayudan a seguir haciéndolo. Gracias Antonio.

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  DE LOS ESPACIOS OCUPADOS No sé cuantas personas podrán estar en la misma situación, de tener ocupados todos los espacios de los estantes...