ESTAR MÁS O MENOS AL DÍA
Comparándonos con otras generaciones más
jóvenes, como la de nuestros hijos, en
su formación, en la manera de vivir y pensar, podría parecer que “ pertenecemos a la era
de los dinosaurios”; pero, bastantes personas mayores, entre las que ya me
encuentro, como tantas otras contemporáneas, siempre hemos procurado no dejar demasiadas distancias
con los nuevos pensamientos, modas y
tecnologías, intentando estar siempre “casi” al corriente de los tiempos.
Si echo la vista atrás, recuerdo que mis primeros
sueldos los invertí en “aparatos”
que se anunciaban novedosos y llamaban poderosamente
la atención en las revistas; por supuesto que no se vendían en localidades
pequeñas y había que adquirirlos en las
grandes ciudades. Así, en 1964, a través
de un catálogo, me compré en Valencia una
guitarra eléctrica con su correspondiente amplificador; o un pesado magnetófono
de grandes carretes con anchas cintas grabables, con el que capté las voces de mi familia y de otras personas, como también
de los grupos musicales rodenses que fueron surgiendo: “Los Kastell”, “Los Gardos”, “Los Macucos” etc.
(También descubrí, y con mucho desencanto, lo poco magnetofónica que resultaba
mi voz). Luego llegaron los tomavistas mudos, el Super-8 y su proyector, etc.
etc.
¡Siempre creí que era importante “capturar el tiempo” veloz e irrepetible de nuestras
gentes! Entonces yo era bastante joven. Hoy no lo soy tanto, ¡vamos cumpliendo
décadas!, pero procuro seguir en la misma línea de no abandonarme y estar un
poco al día en nuevos aparatos y
tecnologías.
Como consecuencia de lo comentado, me hice este blog para escribir de vez en cuando, ya que, como
dejé escrito en la primera entrada de
estas páginas electrónicas, en La Roda
había desaparecido el periódico “Plaza
Mayor”, donde colaboraba asiduamente
junto a varios compañeros, quedando desde entonces un poco huérfanas la creatividad y la comunicación.
“Navegar”
por Internet, tener correo electrónico y comunicarse por “WhatsApp”, es ya muy normal en personas de mi edad,
aunque no tenga tanta como la que alcanzó nuestro profesor don Manuel Merlos Ruiz, que manejaba el ordenador como un adelantado
de su tiempo y, por entonces, él tenía
más de noventa años.
Parece que nadie es ya capaz de asombrarse de los gigantescos adelantos tecnológicos de
que disponemos cada nuevo día. Es como si
hubiésemos perdido “la capacidad
de asombro” ante tantas innovaciones e inventos que nos siguen rodeando. Y ya antaño, por el año 1960, no nos
asombramos lo suficiente cuando veíamos en
directo y pésimamente los primeros partidos internacionales de fútbol por la primitiva
televisión en blanco y negro ¡Aunque el
encuentro se estuviera retransmitiendo a
miles de kilómetros de distancia y “en la otra parte del mundo”! ; o cuando “estuvimos presentes” en la boda de la española Fabiola y el rey Balduino de
Bélgica.
Y todas
aquellas imágenes las contemplábamos impertérritos aquí, en La Roda, en el único par de primeros televisores en blanco y negro que existían en el pueblo y visionábamos públicamente (la mayoría desde la
calle, a través de un escaparate). Entonces, aunque descubrimos y disfrutamos de aquel gran invento, creo que no llegamos a asombrarnos.
Ahora tampoco nos asombramos de las nuevas
tecnologías y “aparatos” que disfrutamos:
de los teléfonos móviles, ordenadores…y
especialmente de Internet; aunque nos hayamos preguntado alguna vez dónde estaría físicamente “el
almacenamiento” de tanta documentación digital, millones de fotos y vídeos que contienen inalterables nuestros correos
electrónicos y páginas Web.
―¿Dónde estará ese o esos gigantescos ordenadores con inmensa
capacidad para almacenar o contener tantos datos al día? ―nos
hemos preguntado más de una vez―. ¡Porque existen físicamente en alguna parte! ¡Claro!
Y también fue muy llamativo en su momento el
hecho de que nos pudieran guiar “unas maquinitas”, llamadas navegadores, GPS, o
conocidas familiarmente
por otros como “tontones” ―porque existía una
marca con un nombre parecido―, y que adosadas a nuestros coches nos guiaban a
todos al mismo tiempo; sí, ¡a millones de conductores por miles de ciudades desconocidas y carreteras
distintas, y cada uno llevaba su
itinerario sugerido a través de un satélite!
Desde luego si no nos asombramos
profundamente en su momento, sí que
despertó nuestra mayor curiosidad y, al menos, también muchos nos hicimos las consiguientes preguntas y averiguaciones para salvar nuestra ignorancia.
Pero volviendo ahora al contenido y
existencia de este humilde blog, no deja de sorprenderme el que existan tantas
personas curiosas en tantos sitios del mundo que visitan estas páginas
localistas. Es muy llamativo para mí y muy gratificante también el pensar, aunque sea ingenuamente, que esas
personas se molestan en leer lo que voy escribiendo.
Sorprendido por tan variados lectores que
visitaban estas páginas, capturé hace tiempo la información estadística
que me ofrecía la pantalla como
administrador ¡ Y me pareció mentira el
resultado! Era como si los desaparecidos
lectores locales del mítico
periódico Plaza Mayor se hubieran
multiplicado y esparcido
por todo el mundo, continuando su lectura a través de Internet.
Me hizo ilusión enumerar las visitas que desde tantos países lejanos se habían ido interesando por mis artículos. Los lugares desde donde se realizaban eran: (en orden
decreciente, según el número de ellas), además de España: Estados Unidos, Alemania,
Francia, Rusia, Colombia, Reino Unido, Polonia, Marruecos, México... y
así seguían otras naciones como Ucrania,
Noruega, Suiza, Israel, Canadá, El Salvador , etc.).
De vez en cuando, seguí anotando datos y, según
el tema o algún que otro factor influyente, en un solo día estaban
contabilizadas casi seiscientas visitas,
aunque otras veces sólo fueran unas
decenas. Seguro que eran cantidades
pequeñas, minúsculas, comparándolas con las de otro cualquier blog menos localista, con temas mucho más
novedosos y universales, (en éste solo
hay… de La Roda, de La Roda y de La Roda). Y esos otros blogs podrían acumular cientos de miles de visitas; pero
para mí era más que suficiente lo conseguido.
Lógicamente, pensé que esas visitas e interés no serían siempre porque les atrajera demasiado lo que yo pensaba y escribía sobre mi pueblo a
un alemán, a un ruso o a un polaco ¡No es uno
tan iluso y soberbio!
Mejor, intuí que podría ser… porque habría muchísimos
rodenses desperdigados
por tan diferentes lugares del mundo que, cuando encontraban un título recordatorio de su patria chica, de su Roda, no dudaban un instante en abrir sus páginas para curiosear en ellas y sentir más fuertemente
sus raíces, su familia y el lejano hogar que un día tuvieron que dejar.
Y de ser así, ¿qué mayor honor podría recibir
un blog rodeño, que estas visitas de sus paisanos?
Y aunque cueste un poco creerlo, también existen en el extranjero muchísimas familias que
provienen de La Roda y desearon transmitir sus orígenes de generación en
generación. No sería nada extraño que a sus descendientes les llame la atención
visitar un blog que aluda a la vieja tierra
de sus antepasados.
Por lo tanto, superada mi sorpresa, me he convencido de que no es
nada extraño que proliferen las visitas
a cualquier blog rodense desde tantos lugares del mundo,
por unos u otros motivos de curiosidad. Y a mí me congratulan y animan esas visitas para seguir escribiendo y estar, más o menos, al día; aunque también existan otros
motivos internos que son los verdaderos motores de esta absorbente
actividad creativa.
ADOLFO MARTÍNEZ GARCIA
Pues si,don Adolfo,tiene usted razón,yo soy de La Roda y llevo varios años leyendo su blog.Con cariño.
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