viernes, 13 de febrero de 2015


ESTAR MÁS O MENOS AL DÍA
Comparándonos con otras generaciones más jóvenes, como la de nuestros hijos,  en su formación, en la manera de vivir y pensar,  podría parecer  que “ pertenecemos  a  la era de los dinosaurios”; pero, bastantes personas mayores, entre las que ya me encuentro, como tantas otras contemporáneas,  siempre hemos procurado no dejar demasiadas distancias con  los nuevos pensamientos, modas y tecnologías, intentando estar siempre  “casi”  al corriente de los tiempos.

   Si echo la vista atrás, recuerdo que  mis primeros  sueldos  los invertí en “aparatos” que  se anunciaban novedosos y llamaban poderosamente la atención en las revistas; por supuesto que no se vendían en localidades pequeñas y había que adquirirlos  en las grandes ciudades. Así,  en 1964, a través de un catálogo,  me compré en Valencia una guitarra eléctrica con su correspondiente amplificador; o un pesado magnetófono de grandes carretes con anchas cintas grabables,  con el que capté las voces de  mi familia y de otras personas, como también de los grupos musicales rodenses que fueron surgiendo:  “Los Kastell”, “Los Gardos”, “Los Macucos” etc. (También descubrí, y con mucho desencanto, lo poco magnetofónica que resultaba mi voz). Luego llegaron los tomavistas mudos, el Super-8 y su proyector, etc. etc. 

   ¡Siempre creí que era importante  “capturar  el tiempo” veloz e irrepetible de nuestras gentes! Entonces yo era bastante joven. Hoy no lo soy tanto, ¡vamos cumpliendo décadas!, pero procuro seguir en la misma línea de no abandonarme y estar un poco al día en nuevos  aparatos y tecnologías.

   Como consecuencia  de lo comentado, me hice este blog  para escribir de vez en cuando, ya que, como dejé escrito en la primera entrada  de estas páginas electrónicas, en La Roda había desaparecido el periódico  “Plaza Mayor”,  donde colaboraba asiduamente junto a varios compañeros,  quedando  desde entonces un poco huérfanas   la creatividad  y   la comunicación.

   “Navegar” por Internet, tener correo electrónico y comunicarse por   “WhatsApp”, es ya muy normal en  personas de mi edad, aunque no tenga tanta   como la que alcanzó  nuestro profesor don Manuel Merlos Ruiz, que  manejaba el ordenador como un adelantado de  su tiempo y, por entonces, él tenía  más de noventa años.

   Parece que nadie es ya capaz de  asombrarse  de los gigantescos adelantos tecnológicos de que disponemos cada nuevo día. Es como si  hubiésemos perdido  “la capacidad de asombro” ante tantas innovaciones e inventos que nos siguen rodeando. Y ya antaño, por el año 1960, no nos asombramos lo suficiente  cuando veíamos en directo y pésimamente los primeros partidos internacionales de fútbol por la primitiva televisión en blanco y negro ¡Aunque  el encuentro se estuviera retransmitiendo  a miles de kilómetros de distancia y “en la otra parte del mundo”! ; o  cuando “estuvimos presentes”  en la boda  de la española Fabiola y el rey Balduino de Bélgica.

   Y todas aquellas imágenes las contemplábamos impertérritos aquí, en La Roda,  en el único par de  primeros televisores  en blanco y negro que existían  en el pueblo y visionábamos públicamente  (la mayoría desde la calle, a través de un escaparate). Entonces, aunque descubrimos  y disfrutamos de aquel gran invento, creo  que no llegamos a asombrarnos.

   Ahora tampoco nos asombramos de las nuevas tecnologías y “aparatos”  que disfrutamos:  de los teléfonos móviles, ordenadores…y especialmente de Internet; aunque nos hayamos  preguntado  alguna vez dónde estaría físicamente “el almacenamiento” de tanta documentación digital, millones de fotos y vídeos  que contienen inalterables nuestros correos electrónicos y páginas Web.

   ¿Dónde estará  ese o esos gigantescos ordenadores con inmensa capacidad para almacenar o contener tantos datos al día? ―nos hemos preguntado más de una vez―. ¡Porque  existen físicamente en alguna parte! ¡Claro!

   Y también fue muy llamativo en su momento el hecho de que nos pudieran guiar “unas maquinitas”, llamadas navegadores, GPS, o  conocidas  familiarmente  por otros como “tontones” porque existía una marca con un nombre  parecido,  y que adosadas a nuestros coches nos guiaban   a todos al mismo tiempo; sí, ¡a millones de conductores por  miles de ciudades desconocidas y carreteras distintas,  y cada uno llevaba su itinerario sugerido a través de un satélite! 

   Desde luego si no nos asombramos profundamente  en su momento, sí que despertó  nuestra mayor curiosidad y,  al menos,  también muchos nos hicimos las consiguientes  preguntas y averiguaciones para  salvar nuestra ignorancia.

   Pero volviendo ahora al contenido y existencia de este  humilde blog,  no deja de sorprenderme el que existan tantas personas curiosas en tantos sitios del mundo que visitan estas páginas localistas. Es muy llamativo para mí y muy gratificante también el pensar, aunque sea ingenuamente, que esas personas se molestan en leer lo que voy escribiendo.

   Sorprendido por tan variados lectores que visitaban  estas  páginas, capturé hace tiempo la información estadística que  me ofrecía la pantalla como administrador ¡ Y  me pareció mentira el resultado! Era como si  los desaparecidos lectores  locales del mítico periódico  Plaza Mayor se hubieran multiplicado   y   esparcido  por todo el mundo, continuando su lectura  a través de Internet.

   Me hizo ilusión  enumerar las visitas que desde  tantos países lejanos se habían  ido interesando por mis artículos. Los lugares desde donde se realizaban eran: (en orden decreciente, según el número de ellas), además de  España:  Estados Unidos,  Alemania, Francia, Rusia,  Colombia,  Reino Unido, Polonia, Marruecos, México... y así seguían  otras naciones como Ucrania, Noruega, Suiza, Israel, Canadá, El Salvador , etc.).

   De vez en cuando, seguí anotando datos y, según el tema  o algún  que otro factor influyente, en un solo día estaban contabilizadas  casi seiscientas visitas, aunque otras veces  sólo fueran unas decenas.  Seguro que eran cantidades pequeñas, minúsculas, comparándolas con las de otro  cualquier blog  menos localista, con temas mucho más novedosos y  universales, (en éste solo hay… de La Roda, de La Roda y de La Roda). Y esos otros  blogs podrían  acumular cientos de miles de visitas; pero para mí era más que suficiente lo conseguido.

   Lógicamente,  pensé que  esas visitas e interés no serían  siempre porque les atrajera demasiado  lo que yo pensaba y escribía sobre mi pueblo a un alemán,  a un ruso o a un polaco  ¡No es uno  tan  iluso  y soberbio!

   Mejor, intuí que podría ser… porque   habría muchísimos rodenses desperdigados por tan diferentes lugares del mundo que, cuando encontraban un título recordatorio de su patria chica, de su Roda, no dudaban un instante en abrir sus páginas  para curiosear en ellas y sentir más fuertemente  sus raíces, su familia y  el lejano hogar que un día tuvieron que dejar. Y de ser así, ¿qué mayor honor  podría recibir un blog rodeño, que estas visitas de sus paisanos?  

   Y aunque cueste un poco creerlo, también  existen en el extranjero muchísimas familias que provienen  de La Roda y desearon  transmitir sus orígenes de generación en generación. No sería nada extraño que a sus descendientes les llame la atención visitar un blog que aluda a la vieja tierra de sus antepasados.

   Por lo tanto, superada mi sorpresa,  me he convencido de que no es nada extraño que proliferen las visitas  a cualquier blog  rodense  desde tantos lugares  del mundo,  por unos u otros motivos de curiosidad. Y  a mí me congratulan y  animan esas visitas para seguir  escribiendo y estar, más o menos, al día; aunque también existan otros motivos  internos  que son los verdaderos motores de esta absorbente  actividad creativa.


                                            ADOLFO MARTÍNEZ GARCIA

1 comentario:

  1. Pues si,don Adolfo,tiene usted razón,yo soy de La Roda y llevo varios años leyendo su blog.Con cariño.

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