jueves, 11 de diciembre de 2014

     ¿ SE DESTRUIRÁN  LAS  CUEVAS  DEL CASTILLO?

   En las recientes obras de remodelación de la calle Cervantes  de La Roda se ha derruido  “el altillo” y tres antiguas  viviendas  afectadas por dicha elevación de la calle a instancias del propio Ayuntamiento de la villa para proporcionar mayor amplitud a la vía urbana, mejorar la accesibilidad y tráfico de la zona además de proporcionar más plazas de aparcamiento,  con el consiguiente permiso del Servicio Provincial de Patrimonio puesto que las obras están ubicadas dentro del “Casco Histórico” de la localidad.
Desde el viernes 30 de octubre de 2014 se procedió al derrumbe del "altillo" y tres viviendas de la calle Cervantes.

   Como consecuencia de la operación de derribo y allanamiento han aflorado antiquísimas galerías subterráneas y arcos que algunos ya conocíamos y visitamos “in situ” en  el año 1996 y cuya investigación  como pertenecientes al viejo castillo de Robda publiqué en 1997 dentro de mi segundo  libro: “Paseo de reflexiones por la historia de La Roda”.

Al fondo y a la derecha se aprecian ya  los indicios de un antiguo arco como primera entrada a una cueva
Arcos ahora aparecidos que ya fotografié en 1996
   Algunos viejos arcos que pertenecen a las últimas galerías que aún podemos contemplar y arqueólogos entendidos deberían  investigar  de una vez por todas por ser el último vestigio antiguo de la localidad, cruzan los corralones hoy explanados  y calle colindante con la iglesia,  encaminándose directamente hacia ella en una longitud que no pude entonces comprobar totalmente por precaución o miedo a un derrumbe,  porque un último arco que alcanzaba mi vista  estaba medio tapado  de tierra, pero que se adentraba bastante en el cerro donde se ubicaba el castillo y está  la iglesia parroquial,  según pude comprobar desde el exterior con la ayuda de una brújula y los pasos contados en el recorrido interior.

   Los dueños entonces eran Ricardo Moya y Rosa García y me acompañaron en el recorrido sus nietos Ricardo, Maite, Maribel y Simón, dos de ellos alumnos míos en Primaria. 

Cruce de galerías con recios arcos de viejos ladrillos macizos y piedras,  fotografiados en 1996.
   Además de fotografías hice un corto rodaje con mi cámara de super-8. (Pero la adquisición primera al ayuntamiento de aquellos grandes y viejos  solares del pueblo la hizo muchísimos años antes Juan García y González, cuya propiedad fue conocida popularmente como la “Casa de Cordobés” porque una de sus hijas estaba casada con un farmacéutico con ese apellido).

   Sabemos que hubo otras galerías subterráneas en aquella casa y otras viviendas colindantes que, una contenía  un pozo de agua potable, otra pasaba por  un espacio adornado con columnas  por donde jugaban las hijas y las amigas del que fue alcalde de La Roda, don Juan García y González.

   Desde niños, muchos que hoy ya tenemos bastantes décadas de existencia, habíamos oído hablar a varios ancianos de las míticas cuevas del castillo de La Roda, y  la lógica curiosidad e intriga que el tema despertaba  en nuestras mentes nos hizo a algunos buscar  de adultos la información escrita existente: 

   La primera nos la proporcionaron los regidores locales del año 1579 en las llamadas “Relaciones Topográficas de Felipe II” que testimoniaron las ruinas del castillo, sus anchos cimientos, cuevas, aljibes, minas y contraminas. 

   En 1649 ante la visita a la localidad de la futura reina Mariana de Austria, madre del rey Carlos II, se  volvieron  a mencionar las ruinas y cuevas existentes del castillo, en donde vivían varias  familias moriscas que trabajaban en la construcción del  templo  parroquial y que, ante la mala imagen que presentaban sus oquedades  y piedras desmoronadas,  se hicieron tapar y disimular con grandes ramajes.

   En 1787 el cura de la villa Jerónimo de la Serna, informó  de las ruinas del castillo al cartógrafo y geógrafo don Tomás López para su conocido diccionario. Y también existen varias actas de acuerdos municipales  durante los siglos XIX  y XX en las que se especificaban los diversos  desmontes, arreglos  y embellecimiento de los solares que rodeaban al templo parroquial y albergaban todavía  abundantes ruinas de cubos, aljibes, cuevas y restos de muralla pertenecientes al  derruido castillo, decidiendo en los acuerdos que  sus piedras fueran aprovechadas para crear paseos, arreglar calles, caminos, tapar la balsa que luego fue el parque, etc.

   Yo me limito a señalar la existencia de las, posiblemente, últimas cuevas y galerías del castillo rodense,  puesto que otras  anteriores que fueron apareciendo  con la misma orientación radial hacia la cumbre del cerro, fueron en su momento silenciadas y destruidas; (y por citar alguna recordaré las obras para los locales del entonces llamado P.P.O.  también  perteneciente a Cáritas o a la parroquia, en cuyas obras me consta que se descubrieron grandes galerías y alguna antigua moneda de origen desconocido).

   Ahí están aún aguantando con sus arcos estas últimas galerías tras la actuación de las máquinas del derribe de las casas y allanamiento de estos solares cercanos a la iglesia. Y  seguramente habrá quien piense como yo,  ¡que  deben ser conservadas! Como debería ser conservada originalmente y antes de que desaparezcan todas,  alguna mina de tierra blanca como primer origen de nuestra antigua industria y de sus viejos molinos, embriones de nuestras modernas fábricas de pintura.  

   En el futuro, por ejemplo, podría añadirse a la ruta turística de los escudos,  la visita a las cuevas del castillo,   las minas de tierra blanca,  la de algún viejo molino, del “Centro Cervantino” (libros y posada),  alguna típica y tradicional bodega, más la fabricación artesanal de quesos, la proyección de “La película de La Roda” de 1933, etc. etc. ¡Una amplia ruta cultural y turística por nuestro pasado que, bien estructurada y difundida, también daría beneficios económicos!

   Salvando las distancias, hay  importantes localidades históricas en las que cada día aparece algún viejo resto de su pasado y no lo destruyen, sino que  lo conservan paralelo a la nueva construcción moderna que realizarán, dándolo a conocer a la posterioridad  con  una utilidad turística y cultural. Pero también hay lugares sencillos  y cercanos en donde han sabido conservar algunos  útiles de su pasado y los muestran ahora con orgullo y peculiaridad, como en el restaurante “La Venta”,  cerca de Minaya, en donde a través de un recio cristal que pisamos podemos admirar el subsuelo con elementos antiguos  rescatados de la destrucción. Algo parecido, a través de recios cristales que cruzábamos andando, recuerdo haber admirado  en un bar de Cartagena ¡ con restos cartagineses y romanos!  mientras nos tomábamos una cerveza en el local  cuyo dueño había sabido  ensamblar  perfectamente   ambas épocas, la antigua y la moderna.
   ¿Qué ocurrirá en La Roda? Todo puede compaginarse sin perjudicar la futura y moderna construcción. Sólo hace falta imaginación para el presente,  un gran respeto por el pasado y mejor  perspectiva de futuro.


ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

3 comentarios:

  1. Me encanta tu blog Don Adolfo. Muchas gracias por dar a conocer tantos secretos sobre nuestro pasado. Para los que nos gusta la Historia, es apasionante. Un fuerte abrazo de un antiguo alumno -aunque nunca fuiste mi maestro tutor- me considero alumno tuyo.-

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  2. Muy bonitas fotos, para mi es desconocido, pero me encantan, gracias

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  3. MuY bonito el interesante..., muchas gracias por tu trabajo pues gracias al ti se algo más de nuestro pueblo,pienso que es una lastima que no haya más gente como usted que nos haga el regalo de conocer nuestra historia...,GRACIAS DONDE ADOLFO.

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