¿ SE DESTRUIRÁN LAS
CUEVAS DEL CASTILLO?
En las recientes obras
de remodelación de la calle Cervantes de
La Roda se ha derruido “el altillo” y
tres antiguas viviendas afectadas por dicha elevación de la calle a
instancias del propio Ayuntamiento de la villa para proporcionar mayor amplitud
a la vía urbana, mejorar la accesibilidad y tráfico de la zona además de
proporcionar más plazas de aparcamiento, con el consiguiente permiso del Servicio
Provincial de Patrimonio puesto que las obras están ubicadas dentro del “Casco
Histórico” de la localidad.
Desde el viernes 30 de octubre de 2014 se procedió al derrumbe del "altillo" y tres viviendas de la calle Cervantes. |
Como consecuencia de la operación de derribo y
allanamiento han aflorado antiquísimas galerías subterráneas y arcos que
algunos ya conocíamos y visitamos “in situ” en el año 1996 y cuya investigación como pertenecientes al viejo castillo de Robda publiqué
en 1997 dentro de mi segundo libro:
“Paseo de reflexiones por la historia de La Roda”.
Al fondo y a la derecha se aprecian ya los indicios de un antiguo arco como primera entrada a una cueva |
Arcos ahora aparecidos que ya fotografié en 1996 |
Algunos viejos arcos que pertenecen a las
últimas galerías que aún podemos contemplar y arqueólogos entendidos
deberían investigar de una vez por todas por ser el último
vestigio antiguo de la localidad, cruzan los corralones hoy explanados y calle colindante con la iglesia, encaminándose directamente hacia ella en una
longitud que no pude entonces comprobar totalmente por precaución o miedo a un
derrumbe, porque un último arco que
alcanzaba mi vista estaba medio tapado de tierra, pero que se adentraba bastante en
el cerro donde se ubicaba el castillo y está
la iglesia parroquial, según pude
comprobar desde el exterior con la ayuda de una brújula y los pasos contados en
el recorrido interior.
Los dueños entonces eran Ricardo Moya y Rosa García y me
acompañaron en el recorrido sus nietos Ricardo, Maite, Maribel y Simón, dos de
ellos alumnos míos en Primaria.
Cruce de galerías con recios arcos de viejos ladrillos macizos y piedras, fotografiados en 1996. |
Además de fotografías hice un corto rodaje con
mi cámara de super-8. (Pero la adquisición primera al ayuntamiento de aquellos
grandes y viejos solares del pueblo la
hizo muchísimos años antes Juan García y González, cuya propiedad fue conocida popularmente como la
“Casa de Cordobés” porque una de sus hijas estaba casada con un farmacéutico
con ese apellido).
Sabemos que hubo otras
galerías subterráneas en aquella casa y otras viviendas colindantes que, una contenía un pozo de agua potable, otra pasaba por un espacio adornado con columnas por donde
jugaban las hijas y las amigas del que fue alcalde de La Roda, don Juan García
y González.
Desde niños, muchos que
hoy ya tenemos bastantes décadas de existencia, habíamos oído hablar a varios
ancianos de las míticas cuevas del castillo de La Roda, y la lógica curiosidad e intriga que el tema
despertaba en nuestras mentes nos hizo a
algunos buscar de adultos la información
escrita existente:
La primera nos la proporcionaron los regidores locales del
año 1579 en las llamadas “Relaciones Topográficas de Felipe II” que testimoniaron
las ruinas del castillo, sus anchos cimientos, cuevas, aljibes, minas y
contraminas.
En 1649 ante la visita a la
localidad de la futura reina Mariana de Austria, madre del rey Carlos II, se volvieron a mencionar las ruinas y cuevas existentes del
castillo, en donde vivían varias
familias moriscas que trabajaban en la construcción del templo parroquial
y que, ante la mala imagen que presentaban sus oquedades y piedras desmoronadas, se hicieron tapar y disimular con grandes ramajes.
En 1787 el cura de la
villa Jerónimo de la Serna, informó de
las ruinas del castillo al cartógrafo y geógrafo don Tomás López para su
conocido diccionario. Y también existen varias actas de acuerdos municipales durante los siglos XIX y XX en las que se especificaban los
diversos desmontes, arreglos y embellecimiento de los solares que rodeaban
al templo parroquial y albergaban todavía abundantes ruinas de cubos, aljibes, cuevas y
restos de muralla pertenecientes al
derruido castillo, decidiendo en los acuerdos que sus piedras fueran aprovechadas para crear paseos, arreglar calles,
caminos, tapar la balsa que luego fue el parque, etc.
Yo me limito a señalar
la existencia de las, posiblemente, últimas cuevas y galerías del castillo
rodense, puesto que otras anteriores que fueron apareciendo con la misma orientación radial hacia la
cumbre del cerro, fueron en su momento silenciadas y destruidas; (y por citar alguna recordaré las obras para los locales del entonces llamado P.P.O. también perteneciente a Cáritas o a la parroquia, en cuyas obras me consta que se descubrieron grandes galerías y alguna antigua moneda de origen desconocido).
Ahí están aún aguantando
con sus arcos estas últimas galerías tras la actuación de las máquinas del derribe de
las casas y allanamiento de estos solares cercanos a la iglesia. Y seguramente habrá quien piense como yo, ¡que deben ser conservadas! Como debería ser
conservada originalmente y antes de que desaparezcan todas, alguna mina de tierra blanca como primer origen
de nuestra antigua industria y de sus viejos molinos, embriones de nuestras
modernas fábricas de pintura.
En el futuro, por
ejemplo, podría añadirse a la ruta turística de los escudos, la visita a las cuevas del castillo, las minas de tierra blanca, la de algún viejo molino, del “Centro Cervantino”
(libros y posada), alguna típica y
tradicional bodega, más la fabricación artesanal de quesos, la proyección de “La
película de La Roda” de 1933, etc. etc. ¡Una amplia ruta cultural y turística por
nuestro pasado que, bien estructurada y difundida, también daría beneficios
económicos!
Salvando las
distancias, hay importantes localidades
históricas en las que cada día aparece algún viejo resto de su pasado y no lo
destruyen, sino que lo conservan
paralelo a la nueva construcción moderna que realizarán, dándolo a conocer a la
posterioridad con una utilidad turística y cultural. Pero
también hay lugares sencillos y cercanos
en donde han sabido conservar algunos útiles de su pasado y los muestran ahora con
orgullo y peculiaridad, como en el restaurante “La Venta”, cerca de Minaya, en
donde a través de un recio cristal que pisamos podemos admirar el subsuelo con
elementos antiguos rescatados de la
destrucción. Algo parecido, a través de recios cristales que cruzábamos andando,
recuerdo haber admirado en un bar de
Cartagena ¡ con restos cartagineses y romanos! mientras nos tomábamos una cerveza en el local
cuyo dueño había sabido ensamblar
perfectamente ambas épocas, la antigua y la moderna.
¿Qué ocurrirá en La
Roda? Todo puede compaginarse sin perjudicar la futura y moderna construcción.
Sólo hace falta imaginación para el presente, un gran respeto por el pasado y mejor perspectiva de futuro.
ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA
Me encanta tu blog Don Adolfo. Muchas gracias por dar a conocer tantos secretos sobre nuestro pasado. Para los que nos gusta la Historia, es apasionante. Un fuerte abrazo de un antiguo alumno -aunque nunca fuiste mi maestro tutor- me considero alumno tuyo.-
ResponderEliminarMuy bonitas fotos, para mi es desconocido, pero me encantan, gracias
ResponderEliminarMuY bonito el interesante..., muchas gracias por tu trabajo pues gracias al ti se algo más de nuestro pueblo,pienso que es una lastima que no haya más gente como usted que nos haga el regalo de conocer nuestra historia...,GRACIAS DONDE ADOLFO.
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