REFLEXIÓN
ESTIVAL SOBRE EL PASADO
Escudriñamos curiosos en el sendero olvidado de nuestros orígenes, cuando el hombre y la
mujer, casi desnudos en la Tierra, sin más amparo que su inteligencia y el
poder de sus manos, se enfrentaron al mundo exterior que les rodeaba y al interior de sus propios
pensamientos en evolución.
Todo
lo que veían les asombraba y asustaba: las noches, las tormentas, los
relámpagos, los truenos... los rugidos de
animales feroces…
Las tormentas con sus rayos y truenos le causaban gran temor. |
¿De dónde venían y a dónde iban? ¿Quién los había creado? … y tantas otras intrigas que les acosaban constantemente eran algunos de los grandes misterios sin resolver que todavía se disciernen en las mentes contemporáneas.
Durante los grandes fríos se refugiaban en el interior de las cuevas, y mientras las grandes inundaciones se veían obligados a refugiarse en las altas cumbres, siempre expuestos a las cambiantes circunstancias y peligros de la salvaje naturaleza.
Durante los grandes fríos se refugiaban en el interior de las cuevas, y mientras las grandes inundaciones se veían obligados a refugiarse en las altas cumbres, siempre expuestos a las cambiantes circunstancias y peligros de la salvaje naturaleza.
El Sol, creador de luz, calor y vida fue el gran protagonista de sus pensamientos y creencias. |
En las altas cumbres durante las inundaciones. |
La aparición y desaparición diaria del gran astro provocaba en los primeros hombres y mujeres de la prehistoria grandes e indescriptibles miedos, y ansiando poder seguir viviendo bajo sus rayos de luz y calor temían profundamente su diaria ocultación, pues era la antesala de la llegada de la noche con sus silenciosos peligros.
Igualmente les atraía e intrigaba la misteriosa forma cambiante de La Luna, especialmente
admirada cuando su clara y diáfana luz blanca la cubría plenamente en toda su
redondez.
El temor a la noche era menor cuando había Luna Llena |
Por ejemplo, ya en tiempos más próximos y templados y gracias a su observación y experiencia respecto al astro rey, los hombres primitivos más evolucionados sabrían de la estación en la que ahora estoy escribiendo este artículo
y que llamamos verano, y aunque no sabían de fechas ni nombres
específicos, llegarían a intuir y conocer que este
tiempo de más calor comenzaba
periódicamente por el solsticio de verano (21 de junio) y terminaba por el
equinoccio de otoño (23 de septiembre).
Sería algo habitual que - dado los numerosos restos líticos que se han encontrado - en determinados largos días más calurosos, los hombres y mujeres del
Paleolítico que estaban y cazaban
ocasional y temporalmente por los grandes bosques rodeños del suroeste, en donde abundaban las sabrosas enxebras
y ciervos, visitaran más los lugares donde
solían abastecerse de duras piedras para hacer sus rudimentarios útiles de
trabajo y caza.
Útiles de cuarcita y sílex que preparaban los paleolíticos |
Durante un tiempo algunas gentes
paleolíticas estuvieron en aquellos parajes trabajando las pequeñas piedras que
les servían como cuchillos para rajar y raspar la piel, para hacer agujeros y
muescas con sus afiladas puntas y cantos vivos
conseguidos con persistentes golpes, haciendo también puntas musterienses para
cortar y para armar los extremos de
lanzas y flechas. (Respecto a la antigüedad de estos restos líticos, podríamos estar hablando de un tiempo de hasta unos
30.000 años antes de Jesucristo).
Mamut lanudo que existió por estos contornos en el Paleolítico. |
Y por
el otro extremo del término municipal rodense, hacia el este, los gigantescos
animales lanudos con enormes colmillos y larga trompa, llamados Mamuts,
bajaban al río a beber agua y también a morir en sus cercanías.
Costumbres que no pasarían
desapercibidas en aquellos primitivos humanos que nos precedieron. Miles de años después han ido aparecido parte de sus restos fosilizados, molares y colmillos, por el campo rodense mencionado.
ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario