VISITANDO A CARMEN
Un día de tantos que suelo ir a visitar a mi mujer,
y estando ya cercano el día de su santo (el 16 de julio), especialísima fecha
para todas las personas que la quisimos y la queremos, me surgió el imperativo
deseo de hacerle un poema; pero me exigí a mí mismo que fuese con versos
endecasílabos y rima consonante; especialmente con énfasis en las cuartas,
sextas y décimas sílabas de cada verso, y estuvieran integrados dentro de dos
cuartetos y dos tercetos, que hace mucho
tiempo aprendimos su nombre ( “soneto”) en aquella famosa Academia Cervantes de
don Manuel Merlos Ruiz, a quien tantas generaciones estamos eternamente
agradecidos por su existencia, y en
donde estudiábamos Lengua y Literatura con nuestro recordado don Antonio de
Toro Gómez. Un poema que, buscándola por el Cielo infinito, verá la luz el
mismo día de su santo, y volverá a ser otro homenaje más como recuerdo y
felicitación para aquella atractiva y
cariñosa Carmen que se nos fue demasiado pronto y ahora será un ser de luz, un
bondadoso ángel, un alma celestial a quien amar, recordar y pedir su intercesión
o ayuda.
Y, después de algunos días emborronando folios, rompiéndolos, arrugándolos y arrojándolos a la papelera…, me quedé con estos catorce versos que titulé:
Deseando un imposible
Frente
a su rostro dulce y complaciente,
mirando
alegre o triste…enamorado,
su
hermosa foto en mármol veteado
que
guarda fiel su cuerpo eternamente,
vengo
otra vez incrédulo e impaciente,
lleno
de amor y fuego apasionado,
a
recordar con gozo al ser amado
que tanto quiero y años
lleva ausente.
¡Si
Dios quisiera darle otra vez vida
y
caminara erguida otro camino
donde
no muera y sólo esté dormida…!
¡
Si hiciera Dios milagro tan divino
y despertara a Carmen fallecida
para seguir viviendo otro destino…!
Adolfo Martínez García