miércoles, 25 de septiembre de 2024

 

             OTROS NOMBRES DESCONOCIDOS

Encontrarte nuevos personajes rodenses de un lejano y desconocido pasado,  y  que antes no tenías ni idea de su existencia, congratula. Especialmente cuando a sus desconocidos nombres se les atribuye y asocian unos hechos más o menos llamativos o importantes; pero que, precisamente, es por dichos hechos curiosos por los que han llegado y trascendido sus nombres hasta nosotros. Es decir, que no sólo son unos nombres más, incluidos en una lista determinada, como un censo, sin más datos; sino que ya llevan incorporado y asociado  algo concreto, aunque fueran unas simples anécdotas o hechos curiosos que les han hecho perdurar y llamar la atención de los investigadores o historiadores.

   Ya dí a conocer, en mi reciente y último libro “Los artífices de la torre de La Roda” (capítulo III, pp. 67 a 73), a un rodense nuevo y desconocido hasta entonces: Bernardo Bernardino de Monteagudo, hijo de Ana de Monteagudo y de Agustín Bernardino, el gran maestro cantero y uno de los arquitectos de la esbelta y renacentista torre de nuestra iglesia parroquial El Salvador. Dicho hijo llegó a ser un gran músico en su tiempo, ejerciendo su magisterio como Maestro de Capilla en diversas localidades importantes, como ya expuse en el mencionado libro.

   Y, deseo compartir con vosotros, amigos lectores, la existencia de tres nuevas personas de nuestra villa, muy curiosas y lejanas, que nos recuerdan los nostálgicos sentimientos de aquellos españoles rodenses, que tuvieron que abandonar España por las intransigencias religioso-políticas de su tiempo, por las sospechas sobre sus credos o creencias prohibidas, bien musulmanas o bien judías, que hoy, con nuestros nuevos criterios y libertad de pensamiento y expresión, etc., podríamos juzgar como una inmensa injusticia, pues eran tan españoles y rodenses como nosotros mismos, y tenían derecho a vivir en su patria, no a ser expulsados; aunque no debamos juzgar los hechos de siglos atrás con nuestra mentalidad actual, moderna y libre.

   Y quiero referirme al morisco “originario de La Roda de La Mancha”, Mahamet el Tahager de Urrea, importante traductor del árabe al castellano en diversos libros, entre los que se destaca el de “La Historia de Túnez”; libro manuscrito encuadernado en pergamino que se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia.

Una de las primeras  páginas del libro manuscrito con la Historia de Túnez

   Otra persona que no olvidó su lengua y sus orígenes rodenses fue el también morisco Mahamet Corral Andaluz, cuando en su visita al religioso trinitario Francisco Ximénez  en el hospital de Túnez que había creado para cautivos cristianos, el mismo fraile nos lo cuenta en su “Diario de Túnez”, (según el trabajo publicado por Mikel de Epalza, de la Universidad de Alicante: “Nuevos documentos sobre descendientes de moriscos en Túnez en el siglo XVIII”),   recordando que sus abuelos, moriscos expulsados de España y acogidos en Túnez, eran de la villa de La Roda; y comentó la extraña situación en la que se encontraban, pues dijo que los habían echado de España por ser moros, y que allí (en Túnez y otras poblaciones africanas) los tenían por cristianos y a cada instante les decían “cristiano hijo de cristiano”.

   Por último, quiero hacer mención a otro rodense “cristiano nuevo”, en este caso judío, judío-converso, que también habían sido expulsados de España antes que los moriscos:

   Alonso Solís o también llamado Alonso Pacheco Solís, había nacido en La Roda en el año  1506, hijo de Isaac Abenxuxen, de nombre cristiano Andrés Solís, y de Leonor Méndez, familia finalmente avecindada  en Villafranca, un pueblo de Toledo. Alonso viajó a las Islas Canarias y trabajó como comerciante de paños, logrando obtener una incipiente fortuna y el respeto de sus conciudadanos;  también hacía de mensajero en sus viajes de Canarias a la península; y llegó a ser regidor y Alférez Mayor de Gran Canaria. Por encargo del rey Felipe II fortificó las defensas de las islas contra piratas y asaltantes contra los barcos que llegaban de América, y organizó la defensa de las islas con Milicias, al no disponer de un ejército permanente. Casado con Teresa Herrera Contreras, también judeoconversa, tuvieron una numerosa descendencia.  ( Sus datos, muy curiosos e interesantes para nosotros, sus paisanos rodenses, se contienen en el Tribunal de la Santa Inquisición en  el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria y publicados en su blog por Eduardo Pedro García Rodríguez con su trabajo “La historia resumida de Canarias…”.

   Dado que, por la escasez de fuentes y documentos antiguos que se refieran a nuestra localidad, no sabemos demasiado de nuestro pasado histórico, …cualquier noticia, por insignificante que sea  sobre nuestras gentes y nuestra tierra, la recojo y doy a conocer a los demás, gustosamente. Gracias por vuestra atención.

Adolfo Martínez García


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