EL RENACER DE LA ZARZUELA EN LA RODA
De nuevo, se ha
representado la zarzuela “La Rosa del Azafrán” en el Auditorio de la Casa de la
Cultura en las tardes del sábado y domingo, 29 y 30 de junio del presente año
2019.
La joven "Banda de Música Virgen de los
Remedios", creada y dirigida magistralmente por Juan Villodre, junto al amplio
reparto de participantes que intervienen en la obra, nos han vuelto a reunir en
torno a uno de los espectáculos musicales que más gustan y agradan a los rodenses de todos los
tiempos.
Y otra vez hemos
disfrutado con profunda admiración de nuestros jóvenes artistas, con una música
entrañable, muy cercana y muy manchega, como manchego era su autor, don Jacinto
Guerrero, nacido en Ajofrín (Toledo); y nos hemos deleitado con las increíbles
voces de los intérpretes rodenses: Miguel Ángel Andrés, poderoso y afinado en
su papel de Juan Pedro; Isabel
Marchante, como siempre excelente, hizo el papel de Sagrario; Y, como ya descubrimos en la representación de otro año
pasado, sorprendió y cautivó la voz y puesta en escena de María Martínez Leal
en el personaje de Catalina, que, si
alguien no conocía todavía su valía como cantante y actriz, le habrá quedado bien
demostrada después de escuchar su “Esta
mañana muy tempranito”; Luis Mazcuñán volvió a sorprender gratamente en su
magnífico personaje cómico de Moniquito.
¿Y qué decir del gran actor y director escénico Federico Martínez en su genial
interpretación de “Carracuca”?
Magnífico e inigualable.
Igualmente
resultaron fantásticas y espléndidas las interpretaciones de Ana Fernández como
“Custodia” y Paco Escribano como “Don Generoso”. Todos los personajes del reparto gustaron
muchísimo, el grupo de baile, el coro, los niños que participaron y la que hizo de madre de uno de ellos, Julia Olivares, con una resuelta y segura puesta en escena como "Dominica"; así como
José Gascón que mostró su voz bien timbrada en una breve aparición individual.
No debemos olvidar
el esfuerzo en mostrar unos fondos de artísticos decorados manchegos, calles, ... molinos, fruto del entusiasmo derrochado por otras personas colaboradoras muy
sensibilizadas con el arte y la cultura. El sonido estuvo bien equilibrado y en
perfecta armonía los instrumentos musicales con las voces de los cantantes. En
fin, todo fue un deleite y un regalo cultural para las tardes del sábado en la
que asistí, o del domingo, en una segunda sesión que también tuvo gran
resonancia y éxito.
Todos los asistentes
nos sentimos muy orgullosos y muy afortunados de volver a contemplar las
magníficas escenas manchegas desarrolladas con el mejor estilo profesional, a
pesar de no serlo oficialmente casi ninguno y vivir la mayoría de otros oficios.
¿Y cómo no recordar,
aquí y ahora, los pasados esfuerzos de otras generaciones, como las de nuestros padres y abuelos,
por intentar revivir en sus tiempos el ya muerto y olvidado mundo de la
zarzuela? Pues a La Roda
siempre vinieron buenas compañías en el ancestral "Teatro Liceo", "Cervantes" o "Avenida"; y
también surgieron grupos locales importantes en torno a este género lírico, con
buenas voces y grandes cómicos, que supieron representar zarzuelas
inolvidables, como me recordaba muchas veces mi madre, Antonia García Carrasco, y hemos leído en numerosas crónicas culturales del gran Antonio Martínez, "Sorolla", en la antigua prensa rodense.
Y alguna de aquellas buenas voces resonó a nivel nacional e internacional, ya profesionalmente, como la del barítono rodense Andrés García Martí. También nuestro pueblo tuvo un buen músico compositor, creador de alguna zarzuela con tema totalmente localista, como fue don Arturo Alarcón con su obra "Por el atajo".
Se dice que el
momento de mayor brillo nacional de la zarzuela había ocurrido en la última parte del
siglo XIX, cuando compositores como Bretón, Chapí, Chueca, Valverde, Amadeo
Vives… obtuvieron sus mayores éxitos. Después, los últimos buenos compositores
y creadores de este género, conocieron
un paulatino declive y profunda crisis, hasta la mitad del siglo XX, ante los nuevos
gustos del público, con la irrupción cinematográfica y otros espectáculos musicales
y escénicos diferentes, que los
empresarios no dudaron en promover tal y como les demandaban las gentes de entonces.
Sería interminable
la enumeración de tantos geniales y últimos compositores que estrenaron sus
zarzuelas en los años treinta, ya en plena crisis. Sólo recordaremos los
últimos y más cercanos a nuestro tiempo, contemporáneos con el creador de la
zarzuela que hemos visto en La Roda este pasado fin de semana: Jacinto Guerrero. Éste había nacido en 1895 y murió en 1951. Entre
sus muchas zarzuelas, nos dejó: “La
montería”, “Los gavilanes”, “El huésped del sevillano”, “La Rosa del azafrán”.
Federico Moreno
Torroba, muerto en 1982 a los 91 años,
nos dejó su principal éxito, “Luisa Fernanda”.
De Pablo Sorozábal,
que falleció en Madrid en 1988, destacamos “Katiusca”, “La del manojo de
rosas”, “La tabernera del puerto”, “Don Manolito”, (que protagonizó muchas
veces nuestro internacional paisano Andrés García Martí).
Nadie pudo evitar la
decadencia de la zarzuela ante tantos factores negativos que influyeron
injusta, pero inexorablemente, en su ocaso; aunque este maravilloso género
lírico sí puede seguir superviviendo en nuestra sociedad, a pesar de todo lo
expuesto, y de lo caro que resultaría cada representación con profesionales que vivieran de sus voces o
instrumentación, del influjo de la televisión que acabó con los cines y teatros
de nuestras humildes localidades…
Pero la
zarzuela podría renacer de sus
artísticas cenizas y ser conocida y admirada por las nuevas generaciones de
nuestros hijos, nietos y tantas otras venideras. Al menos, así
parece que está ocurriendo en La Roda
gracias a personas tan
entusiastas y emprendedoras como las que
hemos visto y admirado en nuestro
auditorio con “La rosa del azafrán”, ( y otro año fue con "La gran vía") . Dichas personas: músicos,
cantantes, bailarines, actores y ayudantes en general, todas ellas, con su incansable emprendedor y director
musical, Juan Villodre, merecen el más solemne y largo aplauso, los elogios más cuidados y el más profundo agradecimiento de todo el pueblo de La Roda y de otros muchos admiradores de localidades vecinas, por todo lo que
han hecho hasta ahora, y por lo que aún son capaces de hacer.
Adolfo Martínez García
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