martes, 22 de abril de 2025

 

  DEL CORO INFANTIL CON LA  VIRGEN EN MAYO

   Poco a poco, cada semana vamos repasando una pequeña parte de la  historia de nuestro Colegio José Antonio (hoy Purificación Escribano); y concretamente, en las actividades  extraescolares, recreativas, culturales  y artísticas de sus alumnos:

   En el curso escolar 1989-1990, la recién elegida directiva de la Asociación de Padres de Alumnos, con su nuevo y dinámico Presidente, don Venancio Pardo (esposo de la maestra del centro doña Piedad Castillo),  crearon una serie de actividades  y clases extraescolares y complementarias, impartidas por monitores especializados y algunos  maestros del centro educativo, enseñando activamente a los alumnos…: inglés, mecanografía, guitarra popular, danzas regionales, y cursillos de socorrismo; a los que añadieron diversos concursos, como el de redacción “Don Antonio de la Hoz”, de dibujo, viajes culturales, etc.



   De las clases de guitarra popular que un servidor impartía por las tardes, pronto disfrutamos de los buenos resultados que iba obteniendo,  pues con los mismos chicos y chicas de aquella hermosa actividad,  fui componiendo el grupo de guitarristas que acompañarían al “coro infantil”, que a la vez también creamos con los alumnos y alumnas que cantaran bien; (ya que, previamente, les hacía una brevísima prueba de canto, eligiendo sólo a quienes tenían “buen oído”, o entonación correcta).

   Total, que con los guitarristas que se iban formando y dominando los elementales acordes ( con posturas de la mano izquierda) y ritmos para poder acompañar las canciones elegidas,  sumados a las voces angelicales de las chicas y chicos seleccionados para cantar, formamos aquel entrañable coro que, tras los ensayos convenientes,  empezó  a solemnizar la Santa Misa que todos los años, aquella Asociación de Padres de Alumnos y el colegio en general, le dedicaríamos  a la Virgen de los Remedios en el mes de mayo.

   De aquellos ensayos, conservo algunas canciones grabadas en una cinta “cassette”, y todavía experimento una emoción especial al escuchar las grabaciones de aquel maravilloso “grupo de voces angelicales”. El coro llegó a estar compuesto por unas 35 voces infantiles,  más 15 guitarristas de las mencionadas clases de guitarra popular.

   Hoy, vamos a escuchar “Pescador de hombres”; pero llegamos a cantar y tocar  con sus especiales acordes y cambios de tonalidad, el “Himno a la Virgen de los Remedios” al finalizar su Misa,  que en otro posible artículo y audición, más adelante, podremos escuchar.

    (Como todos saben, ese himno es una bonita composición que creó musicalmente el gran director de la Banda Municipal de Música, don Guzmán Cárcel Pedro, con la letra del   maestro de escuela don Antonio de la Hoz Jornet. Y fue cantado  por primera vez en 1982 por el Coro de Padres de Familia con la Banda Municipal de Música de La Roda dirigidos por el autor, don Guzmán, grabándolo  en la cinta “cassette”  conmemorativa del “V Centenario  de la Aparición de la Virgen”.

  Ahora podremos escuchar “Pescador de hombres” por aquel coro infantil,  pulsando en esta fotografía que nos hicimos en la puerta del colegio con Pedro, el conserje, y algunos de los chicos y chicas guitarristas después de una de aquellas clases extraescolares.

Adolfo Martínez García




DE AQUELLOS RÍGIDOS TRÁMITES MATRIMONIALES

Investigando otros temas, me he encontrado con los extraños requisitos o leyes que tuvieron que acatar y superar los jóvenes soldados  rodenses que deseaban contraer matrimonio por el año de 1883; aunque no serían sólo los soldados de nuestra localidad, y esos requisitos serían comunes para toda España.

   Ante el juez municipal, comparecían los padres de los futuros esposos para dejar constancia de que estaban conformes con la futura boda de sus hijos. Ese acta positiva se llamaba “Consejo paterno”; pero si no era favorable, es decir si los padres no  consentían la pretendida boda, ¡no podían casarse! (Según leo estaba ordenado por el artículo 15º de la ley de 20 de junio de 1862).



   También el “Presbítero Capellán Párroco del Batallón o Regimiento” donde el novio estaba de soldado, tenía que escribir un certificado en el que se reflejaba el estado de soltería del soldado, refrendado y supervisado por la firma del comandante en jefe del batallón.

   Esos trámites previos al enlace matrimonial eran imprescindibles; aunque ahora, en nuestros tiempos de libertad, de libre albedrío, los veamos exagerados y hasta  ridículos. El descubrimiento de algunos expedientes de soldados con el apellido CEBRIÁN,  y el oficio de TEJERO, muy tradicionales, abundantes y conocidos en La Roda,  han despertado mi curiosidad y los he leído con mucho interés,  tomando las notas o apuntes necesarios para completar este artículo.

   Por ejemplo, el 23 de mayo de 1883, ante el juez municipal compareció Pedro Cebrián Toboso, viudo, de profesión tejero, dando su “consejo paternal para su hijo José Cebrián Chacón,  de 23 años de edad, soltero, también tejero, que deseaba contraer matrimonio con Dolores Oltra Moreno, de 20 años, soltera. En el mismo acto estaba presente la madre de ella, Antonia Moreno Moreno, al haber fallecido el padre, para dar también su consentimiento ante el juez.

   Y en este expediente estudiado,  el Capellán Párroco del “Batallón Depósito de Albacete nº 55”, donde servía el soldado José Cebrián Chacón, se incluía el correspondiente certificado con fecha 21 de abril de 1883, donde se leía que era soltero y no había contraído matrimonio con nadie en el periodo de tiempo que estaba sirviendo en el batallón.

   Finalmente, mirando con gran curiosidad en las partidas matrimoniales de los libros parroquiales de La Roda ( por family search) para conocer el resultado, compruebo que ese mismo año de 1883, el día 9 de julio, se casaron felizmente en la iglesia parroquial El Salvador de La Roda.

   Los mismos requisitos y pasos obligatorios tuvieron que realizar

otros miembros del apellido Cebrián y de oficio tejero, cuyos expedientes del mismo año, 1883, he seguido investigando:

    Como hizo el padre Juan Cebrian Carrasco, tejero de oficio, para su hijo Florentino Cebrián Escudero, tejero y soldado del Regimiento de Infantería de Soria nº 9, Segundo Batallón; e hizo el padre Juan Sotoca  Martínez, sastre y viudo,  para casar a su hija Isabel Sotoca Tébar, con dicho novio, (que lo hicieron finalmente el 03-03-1883); (Después, difunta esta mujer, él se volvió a casar con Emilia Molina Cebrián el 18-08-1888).

   Otro tanto ocurrió con el joven de 25 años  Juan Cebrián Toboso, soltero y tejero de profesión que  deseaba casarse con Amalia Romero Giménez, de 20 años de edad. Ante el juez, para levantar el acta de “consejo paterno” se presentó el primero con su madre Ana María Toboso Cuchillo porque su padre Juan Cebrián Angulo había muerto. Y representando a la novia estaba su padre Doroteo Romero Ballesteros. Finalmente, los novios contrajeron matrimonio en la iglesia El Salvador  el día 16 de abril de 1883.

    Deseo compartir estas curiosas investigaciones con ustedes, donde, seguramente, habrá algún lector interesado  o descendiente de estas ancestrales familias locales “del barro y el fuego” (tejeros de oficio). ¡Son muy curiosas estas historias  que experimentaron y asumieron aquellos jóvenes rodenses del siglo XIX para poderse casar! Y el contraste comparativo con nuestras actuales libertades en este tema… es abismal.

Adolfo Martínez García



 

 

                             DE LOS NAZARENOS

Estamos llenos de  costumbres ancestrales que se van cumpliendo fielmente a través de los años. Algunas familias conservan celosamente los hechos, los dichos, las tradiciones que ya repetían sus abuelos y a pesar del tiempo transcurrido, los nietos procuran que no se pierdan en la actualidad.

   A mi bisabuelo paterno (1839-1923) le llamaban, y así él mismo se firmaba después del nombre y primer apellido, “El Cojo de Nazareno”, (Antonio López, El Cojo de Nazareno). Sus descendientes más jóvenes sabíamos por nuestros padres que, en efecto, estaba cojo por un accidente que  padeció en su infancia, y también sabíamos que fue nazareno o cofrade de la hermandad de Jesús Nazareno, como por tradición lo somos sus descendientes, (por ejemplo, en mi casa somos ocho nazarenos, que pagamos nuestras cuotas anuales y participamos en la Semana Santa de cada año: un servidor, mis dos hijas e hijo, y mis tres nietas y nieto; oscilando nuestras edades entre los dos años de Alicia, la nieta y nazarena más jovencita, hasta los ochenta y dos años míos).



   Pero, hace muchos años que, investigando sobre otros temas, me encontré un censo municipal del año 1857 y en dicho censo figuraba el padre de mi bisabuelo, es decir, mi tatarabuelo paterno, que lo tenían inscrito en dicho censo como Antonio López “Nazareno”; y no era ese su segundo apellido, que era Vinuesa. Entonces comprendí que, antaño,  aquella familia era conocida en el pueblo como la familia de “los Nazarenos”, pues seguí buscando  en los archivos: el  parroquial de La Roda y el Histórico Provincial de Albacete, en el Catastro de la Ensenada, Protocolos Notariales, etc. llegando mis hallazgos hasta más allá del año 1640, con un Antonio López “Nazareno” casado con Ana Beltrana, que fue nuestro abuelo octavo, es decir cinco abuelos más después del tatarabuelo antes mencionado. Casi todos ellos, y hasta las hermanas, llevaban el “Nazareno” o “Nazarena” al final de su nombre. ¿Era un apodo o mote? ¿Por qué? ¿Qué se guardaba tras ese nombre a través de los siglos?

   Y empecé a intuir que algo había relacionado con la hermandad de Jesús Nazareno, pues habían sido cofrades de ella; aunque los más antiguos lo habían sido de la hermandad de “La Sangre de Cristo”, primitivo nombre de la cofradía, antes de ser prohibidas sus procesiones disciplinantes con flagelaciones sangrientas, por el rey Carlos III en el año 1777, siendo disueltas las cofradías pasionarias con tales flagelaciones públicas. Pero fue reformada la cofradía, cambiándole el nombre  por “Hermandad o Cofradía de Jesús Nazareno” y dejando de ser disciplinantes,  siguieron  haciendo las procesiones de Semana Santa con la misma imagen del Nazareno, y  los  cofrades siguieron llevando las túnicas del mismo color anterior: el morado. (Y siguió siendo la única cofradía pasionaria o de Semana Santa que hubo en La Roda hasta el año 1928).

   El por qué del curioso nombre de la familia “Los Nazarenos”, no llegué a descubrirlo completamente, pero ya a finales del  siglo XVI , hubo una María “Nazarena” casada con un Antonio López y consta que a uno de sus hijos el obispo de Cuenca vino a confirmarlo junto al resto de jóvenes de La Roda de entonces. Y ahí me quedé. No terminé la investigación del ¿por qué aquel apodo?, y todavía lo tengo pendiente.

    ¿Tendría que ver con representaciones teatrales de la Pasión en la propia iglesia donde ella hiciera de María “Nazarena”? ¿Sería porque toda la familia participaba en las primeras procesiones de nazarenos? ¿Por qué a través de los siglos, hasta los tiempos de “El Cojo de Nazareno” permaneció ese nombre o apodo tan significativo? No sé si alguna vez lo llegaré a descubrir; pero desde luego la tradición familiar de seguir siendo nazarenos de la misma cofradía que nuestros ancestros, sigue cumpliéndose.

Adolfo Martínez García

 

       

DE FRANCISCO CISNEROS FRAILE

No me podía creer la noticia que leía en Facebook esta mañana del jueves 20 de febrero de 2025, a las diez horas aproximadamente, comunicando el  entierro de nuestro buen amigo de juventud, de pandilla, de estudios del Bachillerato y Magisterio, del deporte, de las Milicias Universitarias, y de casi toda una vida: Francisco Cisneros Fraile.



   Son tantos vínculos que nos unen a quienes formábamos aquella pandilla de amigos…desde nuestros estudios de Enseñanza Secundaria en la Academia Cervantes de don Manuel Merlos Ruiz, estuvimos siempre juntos, hasta después de terminar Magisterio y hacer las Oposiciones en 1961. Vemos una fotografía de nuestro primer año de estudios en la carrera de Magisterio y  estamos, de izquierda a derecha: Miguel de Toro, Francisco Cisneros, Ramón Lara, Titina Cano, Adolfo Martínez, Ángel Aroca, Antonio Cebrián, y agachado Ángel García.  

   Cada amigo de Francisco podría hablar de él según las muchas facetas conocidas de  su vida. Yo, personalmente quiero recordarlo por algunas experiencias y aficiones comunes que me vienen ahora a la mente, siempre unidos por sana amistad  desde adolescentes y jóvenes.

   En  otra foto, estábamos de excursión en el pantano de Alarcón, en mayo del año 1961. La organizó don Manuel Merlos que lo vemos con su esposa, con su hermano don Miguel y señora, más todos los que entonces estábamos aún estudiando en la Academia, unos u otros,  bachiller, magisterio, oposiciones, etc.. Podemos entretenernos localizando a nuestros amigos y conocidos; pero Francisco Cisneros está a la derecha, el segundo de la fila central, después de Aurora García.

   Muchos le llamábamos Paco, o también Cisneros. Y recuerdo que,,  principalmente fue el fútbol el deporte que más le gustaba y divertía. Jugaba muy bien, era muy bueno. Entrenando y compitiendo contra otros, coincidímos varios años como titulares del equipo local de fútbol del Frente de Juventudes, Francisco Cisneros, Antonio Cebrián y un servidor. Pero Cisneros también participó alguna vez en competiciones de atletismo en Albacete, durante la Semana de la Juventud; deporte en el que Antonio Cebrián, Antonio Monsalve y yo estábamos más involucrados. En la tercera foto que publico  estamos con Cisneros, Antonio Monsalve y yo, precisamente, pertenece al año 1960, en una de aquellas competiciones de Atletismo, estando alojados en tiendas de campaña instaladas en los “cercos” de la Feria de Albacete, mientras duraban las pruebas atléticas, que fue un fin de semana completo del mes de mayo.

    Cisneros, junto a Antonio Váquez, fueron los  primeros amigos de la cuadrilla que, bien jóvenes, se compraron o les compraron un coche, un seat 600. Y con el 600 de Paco, por supuesto conduciéndolo él,  nos fuimos los amigos un año a las fallas de Valencia; y fue una aventura y experiencia inolvidable, ¡qué recuerdos!

   Francisco Cisneros fue el primer maestro de escuela que estuvo ejerciendo la profesión en el caserío o aldea de Santa Marta varios años, que estaba cerquita de La Roda; con su coche iba y venía feliz. Alguna vez, fuera de su horario lectivo, fui pasajero de excepción junto  algunas amigas y conocimos “in situ” su feliz lugar de trabajo. Siempre que viajábamos en el coche, nos gustaba a los dos “canturrear” melodías y romanzas de zarzuelas.

   Años después, decidió ampliar sus estudios en la Universidad de Valencia, conoció a María Jesús, y prosiguió forjando su hermoso futuro: familia, licenciatura, doctorado, artículos y libros publicados de investigación…

   De vez en cuando, en sus breves regresos a La Roda, alguna vez nos veíamos. Aunque vivía en Valencia no olvidaba a su tierra, y aquí ha querido volver hoy para descansar en ella eternamente. Con él se van muchos momentos maravillosos de nuestra adolescencia y juventud. Lo hemos acompañado esta mañana hasta el final, junto a sus hermanas, esposa, hijos, nietos y amigos. Que Descanse en Paz y Dios acoja en el Cielo el alma de nuestro inolvidable compañero.

Adolfo Martínez García

lunes, 14 de abril de 2025

 

         CARMEN: ¡Hoy, 14 de abril,  es tu cumpleaños. Y de nuevo,  como siempre: ¡MUCHAS FELICIDADES!, aunque no te podamos ver y besar; pero te imaginamos allí,  muy alto, en el Cielo,  y también muy cerca, dentro de nuestro corazón. 

Deseo que desde donde esté tu espíritu,  con tu imagen joven, atractiva, cariñosa y alegre, estés recordando, como todos nosotros, tantas escenas entrañables de este día que siempre celebraste con muchísima alegría y cariño. Y ¡cómo no!, especialmente deseo que recuerdes aquellas primeras celebraciones  en nuestra noviez enamorada, cuando tú y yo descubrimos cuánto nos queríamos; y después en nuestro matrimonio lleno de amor, belleza y esperanza, con tantas ilusiones y proyectos de juventud y de madurez, rodeados  ya de nuestros hermosos hijos y nietos.

   Gracias, Carmen,  por haber estado junto a mí y por quererme; por estar junto a todos nosotros, tu familia,  todos los años que el destino te quiso conceder. Te marchaste pronto, pero nadie te olvida. Tus amigas y amigos, familiares, hijos y nietos, conmigo, jamás dejaremos de añorarte, quererte y recordarte.

¡Feliz día en el Cielo!

   Eternamente… Adolfo.

sábado, 15 de marzo de 2025

 

OTRA ESTRELLA INFANTIL EN NUESTRO COLEGIO

Por las décadas de los 70 y 80, disfrutamos mucho en los ensayos y en los festivales del colegio José Antonio (hoy Purificación Escribano), con la existencia  de niños y niñas  muy artistas, con facultades especiales para brindar a los demás su arte y gracia, haciendo felices a sus compañeros, familiares y educadores, interpretando canciones maravillosamente con sus voces dulces y afinadas, o con sus instrumentos musicales (guitarras y flautas dulces).

   Recordamos, por ejemplo, a la niña de 10 años que por 1976, cantaba como solista en la rondalla del colegio: Ana María Tébar Piqueras; o a Mari Carmen García Verdejo cantando “Soy Rebelde” en el festival de 1984, toda una especial revelación; y otras, también con excelentes  interpretaciones como Piedad Tébar Piqueras, Remedios Arenas…; aún recordamos con buen humor al genial Andrés Pérez Chicano cantando muy bien unas coplas disfrazado de “Tejero”. Y no olvidamos a los excelentes flautistas Francisco José Sánchez Cano y Pascual Lara Sáez; y a los guitarristas  Isidoro Martínez, Julia Martínez, Juan Nieves, José Cuesta…que acompañaban rítmicamente con acordes a sus compañeros cantantes. Sigo buscando grabaciones de entonces y deseo seguir recordando y publicando más interpretaciones artísticas de niños y niñas de nuestro colegio en  posibles  artículos venideros. Ya escuchamos cantar en las audiciones de  trabajos anteriores a Mari Carmen García Verdejo ( que fue en mi blog), y a Ana María Tébar Piqueras. Pero hoy, rescatamos de la memoria la grabación  que pertenece a un ensayo realizado en la biblioteca, interpretada por la entonces niña Piedad Tébar Piqueras, con bonita y afinada voz.


Es la hermana pequeña de Ana María, la  solista en la rondalla de 1976, pero en unos años después; y Piedad también dominaba el cante, es una artista,  y  como suele decirse: “las dos hermanas lo llevan en la sangre” por  sus raíces familiares andaluzas.  Podemos escuchar su canción mexicana pulsando en el dibujo de la niña que ilustra al artículo.

Adolfo Martínez García

martes, 18 de febrero de 2025


 

                      MI GUITARRA Y  “TRES YOS”

El deseo de aprender a tocar la guitarra me vino cuando, de adolescente,  me encontré los restos de una preciosa guitarra con incrustaciones de nácar, que estaba  en una habitación de la casa de mis abuelos maternos. Digo restos porque el mástil estaba partido por el clavijero y  la caja de resonancia estaba rota, presentando dos mitades partidas longitudinalmente; también, en un lateral tenía un roto con falta de madera; pero toda ella  estaba adornada con ricas incrustaciones. Debió ser preciosa de nueva. Ignoro lo que le pudo ocurrir al instrumento para quedar tan destrozado.

   Por las fotografías antiguas que guardaba la familia, se sabía que nuestro abuelo, Leopoldo García Aranda, sabía tocar la guitarra. En las fotos aparecía de  joven con ella y con varios de sus amigos formando como una orquestina; pero los nietos más mayores, nunca lo llegamos a ver  con la guitarra.

  Admiré con pena aquel instrumento tan bonito y roto, e intenté “remendarlo” con mis pocos medios de niño,  sujetándolo con cuerdas y cintas adhesivas; pero era imposible poder tensar sus viejas cuerdas  y sacarle algún sonido.  No obstante,  me interesé en saber dónde estaban las notas musicales más elementales, (que ya conocía de las clases de solfeo como educando, asistiendo por las noches al viejo edificio del antiguo Ayuntamiento con el método de solfeo “Eslava” y el maestro de música Aurelio Oltra). Para ello me compré en el “carrillo de Paulino”, que conocíamos como “Paulino el de las pipas”, un librito o revista de canciones con el  aprendizaje elemental de las notas musicales y acordes en la guitarra española. La revista pendía de una cuerda tensada de extremo a extremo del carrillo junto a otras revistas y bolsas de “chucherías”. Ese domingo no fui al cine y con el dinero de la entrada y algo más me compré la revista.Tal vez, yo tenía por entonces unos 14 años de edad.

   Con aquella revista  me subía a la cámara de mi casa y fui aprendiendo poco a poco qué notas musicales eran las cuerdas de la guitarra “al aire” y cuáles otras notas del pentagrama resultaban al pulsar los trastes correspondientes con los respectivos dedos de la mano izquierda; y con cuáles dedos de la mano derecha  debía hacer vibrar las cuerdas. Cuando  supe todo aquello, repasaba y practicaba con la guitarra rota las lecciones de solfeo del método “Eslava”, aunque no emitiera sonidos correctos.

   Disfrutaba muchísimo aprendiendo autodidácticamente, y aunque la guitarra rota no emitía los sonidos deseados por no poderse tensar y afinar sus cuerdas,  iba solfeando y pronunciando en voz alta las notas, sin entonar, en las primeras lecciones del elemental método que ya he comentado. Así de incorrectamente  intenté aprender a tocar algo la guitarra. Y, al menos, siguiendo las indicaciones de aquella revista, supe dónde estaban las notas del pentagrama en aquel deteriorado instrumento y cuáles eran las “posturas” de los dedos de la mano izquierda para formar los acordes más elementales de algunos tonos. (Do, La, Re, .... mayores y menores, con sus tónicas, subdominantes, etc. ).

   Después, pasados unos años, cuando ya pude comprarme una guitarra y otros caprichos con mis propios medios, aquellos aprendizajes autodidactas que había practicado en la adolescencia me sirvieron de mucho,  pasando los ratos de ocio interpretando con la guitarra algunas melodías o canciones que me atraían. Y hubo unos años especiales que, para distraerme  más y divertirme mejor, tocaba una melodía mientras la grababa en el magnetófono por primera vez; después, la reproducía en el mismo magnetófono mientras la acompañaba con los acordes correspondientes de la guitarra, grabando todo  en otra cinta virgen de “radio cassette”, en una  segunda vez. (Claro necesitaba tener dos grabadoras: el magnetófono y un “radio-cassette”). Entonces cuando reproducía esta segunda grabación del “radio-cassette”, se escuchaba a “la guitarra primera” tocando la melodía, y también se escuchaba “otra guitarra segunda” acompañando la melodía rítmicamente con acordes.

   Y, finalmente, por tercera vez, cuando volvía a reproducir la segunda  grabación (donde se escuchaban las “dos guitarras”: una “punteando” o interpretando la melodía, y la otra acompañándola rítmicamente con acordes ), volvía a grabar todo, ¡por tercera vez!, mientras le añadía alguna percusión de pandereta, u otros golpes con las manos, etc. etc.; con lo cual, al haber ido grabando y reproduciendo la melodía,  acordes, y percusión,  una y otra vez, hasta tres veces,  parecía que tocaban tres personas en la última grabación. Sin embargo,  estaba yo solo y resultaba muy divertido.

   De ahí el titular de este artículo y de   aquellas grabaciones como:  “Mis tres Yos”. Era una manera, como tantas otras posibles, para no aburrirse y disfrutar de mi propia música e inventiva.  Así me lo pasaba musicalmente bien.



He buscado y encontrado una cinta de entonces con algunas grabaciones finales, realizadas de la manera ya descrita. Ahora, con cierta nostalgia y admiración de aquellas ocurrencias juveniles,  me gusta volver a escucharlas, aunque las grabaciones o interpretaciones no resultaran lo perfectas que me hubiera gustado; pero tienen su encanto y su mérito. La simbólica foto fija compuesta por una pandereta, dos grabadoras y una guitarra,  sintetiza y recuerda aquellas grabaciones. Y pulsando en esta otra de la guitarra incompleta, se pueden escuchar dos de aquellas canciones: 1ª “Gloria, gloria, aleluya”; y 2ª “Por el camino de México”). Gracias.

Adolfo Martínez García


miércoles, 12 de febrero de 2025

                                                 ADIÓS A DON JOSÉ BLASCO

Esta mañana,  del miércoles 12 de febrero de 2025, tras la Santa Misa de las 10´30 horas,  hemos despedido para siempre el cuerpo de un gran hombre de La Roda:  don José Blasco Celaya. La lluvia tan necesaria y deseada, ha acompañado y bendecido esos momentos tristes de despedida, como si tras una pena irremediable, el Cielo nos quisiera aliviar con una pequeña esperanza. ¡Quién sabe si por la casual intercesión de un alma que siempre estuvo al servicio de los demás!

   Don José Blasco fue una persona especial, muy trabajador, familiar y muy activo,  que siempre estuvo al servicio de sus múltiples alumnos, de los colegios en donde ejerció, de la iglesia  y del pueblo en general. Lo podremos recordar en diversas facetas de su vida y siempre al servicio de los demás. Personalmente me viene a la memoria verlo en el despacho parroquial atendiendo a quienes iban a casarse, o a bautizar un hijo, etc. siempre práctico y diligente, mientras también podía estar atendiendo a cualquier persona que estuviera buscando datos en el archivo parroquial, que también custodiaba. Concretamente a mí me atendió muchas veces en la búsqueda genealógica de ancestrales abuelos.

    Y también lo recuerdo perfectamente entrenando y dirigiendo a su fantástico equipo infantil masculino de baloncesto, entonces casi invencible, con chicos como Marcial, su hermano César, etc., en aquellos magníficos Juegos Escolares Nacionales, en los que tanto participábamos y competíamos los colegios de La Roda. También llevó buenos equipos femeninos; un periódico escolar, las secretarías, etc. etc. Era un maestro y entrenador “todo terreno”, muy popular y querido. Siempre será muy recordado por sus alumnos, familiares y amigos. Descanse en Paz este gran hombre y amigo.

Adolfo Martínez García


sábado, 1 de febrero de 2025

 

INSOMNIO REBELDE

Desde hace unos días no puedo conciliar bien el sueño. Mi mente no deja de producir escenas, recuerdos, textos, melodías, … y unos atraen a otros sin cesar, con lo cual, siempre están circulando por la memoria imágenes y músicas por doquier, y sigo sin perder la conciencia. Hora tras hora, aunque estoy descansando en la cama plácidamente,   me estoy dando cuenta que no duermo. Y claro, en los días siguientes, como se vuelve a repetir lo mismo, me siento algo “bombizo”, como cansado y menos activo.

   Antes de tener que ir al médico, sin más remedio, para que me recete algo apropiado, he procurado utilizar remedios caseros populares y dispares, como poner una radio con emisiones monótonas; tomar una infusión de Valeriana; o poner unas dulces melodías relajantes y casi inaudibles.

   Pero cuando probaba con las emisiones monótonas de la radio, en vez de no hacer caso al palabrerío de fondo y dormirme por su incesante información, ponía instintivamente  atención a lo que se decía porque deseaba saber lo que pasaba; y cuando tomé la valeriana, parecía hacer su efecto, pero enseguida desaparecía al tenerme que levantar en algún indispensable y preciso momento; y ya no podía dormir.

   Y, con la música dulce y suave, relajante, escuchando como el goteo de una fuente de agua mientras sonaban los arpegios de un piano melodioso, en vez de que llegara el sueño ansiado, me venían los recuerdos e imágenes añoradas de nuestros viajes y estancias al balnerio de Benito, con nuestros hermosos paseos hasta una de las fuentes más alejadas del recinto. La fuente era grande, de forma redonda, con elevados chorros de agua en el centro, que la hacían muy llamativa y relajante. Frente a dicha fuente, Carmen y yo nos solíamos sentar en un banco de madera, y mientras los chorros del agua acariciaban con sus saltos y caídas nuestros oídos, los ojos se deleitaban en el paisaje agreste del entorno: Por la izquierda, veíamos las laderas de los altos cerros transitados por rebaños de ovejas, mientras en el fondo del valle pasaban veloces algunos vehículos por la carretera de Jaén; a nuestra derecha, el largo y serpenteante camino que llevaba a Reolid se veía solitario, aunque en otras ocasiones, era transitado casi incesantemente por dialogantes cuadrillas y parejas de residentes en el balneario. Su recorrido discurría entre salvajes cerros llenos de carrascas y pinos; y al fondo, por encima de la fuente, muy lejos, se divisaban sobre el difuminado pueblo de Reolid las laderas empinadas de altos cerros llenas de numerosísimos olivos. (Un año de aquellos, al final del acostumbrado paseo, quise dibujar del natural el paisaje de la fuente y me llevé un bloc y bolígrafo para hacer un apunte rápido y fantasioso del momento. Lo he buscado y me ilustra este artículo).


  Mientras estaba escuchando la dulce melodía que hipotéticamente me traería el sueño, y en realidad era todo lo contrario porque me estaba espabilando, no cesaban de volver los muchísimos momentos preciosos con Carmen, …sentados frente a aquella fuente final del extenso cercado del balneario, donde todos los años volvíamos con la misma ilusión, disfrutando de sus aguas, comidas y paisajes.

   ¡Cómo iba a poder dormirme con tantos recuerdos! Mi mente no cesaba de procesar momentos y escenas felices con mi mujer. Y parecía estar viéndola allí, en el balneario, a mi lado, al atardecer, como cada año.

   Acurrucado en la cama y sin dormir, me dieron ganas de evocarla, de llamarla, de solicitar su compañía en la oscuridad del dormitorio. Pero recapacité. Era absurdo. Nadie puede vencer y modificar las leyes del Universo, y un espíritu, un recuerdo, que existe en otra dimensión y mundo imaginario, no puede materializarse y contactar con el mundo real, material y humano. Así que, sólo me resigné a recordarla emocionado. Al menos, su precioso recuerdo me ha inspirado y animado de nuevo para crear este artículo. Y aunque dominado todavía por el insomnio, que seguro será pasajero, he sido de nuevo feliz, volviendo a los momentos inolvidables de nuestros  breves viajes y estancias en aquel famoso balneario donde Carmen fue tan dichosa.

Adolfo Martínez García


viernes, 24 de enero de 2025

 

HACE UNOS 61 AÑOS

En la década de los 60, allá por 1964, compré un magnetófon de marca Ingra. Era para cintas grandes de larga duración, como las que tenían las emisoras de radio; y con él grababa las voces de la familia y amigos, así como la música del momento. Sabía que podían ser importantes recuerdos para  cuando pasaran muchos años.

   Y una tarde de aquellas, sería sábado, hace 61 años, espontáneamente, se les ocurrió a Juan Merlos, Manolo Moreno, Ángel Sotoca y Paco Huedo, juntarse en un aula de la Academia Cervantes para  divertirse y entretenerse en lo que más les gustaba, como era cantar y tocar con las guitarras canciones del momento. Al grupo me uní con la intención de grabarlos con mi novedoso aparato. (Las fotos que he podido conseguir para ilustrar el artículo no son todas de la misma época, pues algunas son de aquellos años, y otras son más recientes).

    Juan Merlos acompañaba rítmicamente las melodías con acordes en una guitarra española; Manuel Moreno “punteaba” las canciones en otra guitarra española; Ángel Sotoca  golpeaba con las manos el tablero de la larga mesa a cuyo alrededor estábamos sentados, como si de una batería se tratara; Paco Huedo y los tres anteriores componentes del grupo, cantaban; todos cantábamos.

   Fue una tarde deliciosa, musicalmente hablando, pues los cuatro improvisados músicos eran de lo mejor que teníamos en La Roda. Por entonces  no se había constituido públicamente ningún conjunto local, aunque se rumoreaba que unos conocidos chicos querían ser un conjunto moderno y ya ensayaban canciones en un impensable habitáculo, pues era una funeraria; pero, todavía no tenían comprados sus instrumentos electrónicos ( guitarras eléctricas, bajo, batería, micrófonos…) y por lo tanto tampoco habían debutado en público, (ellos serían después “Los Gardos”).  Por lo que aquella reunión musical en la Academia Cervantes tuvo su importancia, ya que, sin ánimo de formar un grupo o conjunto de música moderna, sólo con la intención de pasar una tarde de sábado, cantando y tocando las guitarras, fueron realmente el embrión y primer conjunto moderno de jóvenes, aunque desconocido y efímero, grabando algunas melodías que les entusiasmaban. Pronto se constituirían “Los Gardos”, “Los Makukos” o “Gatos Rojos”, y tantos otros conjuntos rodenses jóvenes de los que disfrutamos.

   La grabación quedó en una larga cinta que tuve la intención de dedicar exclusivamente a los conjuntos rodenses; pero dicha cinta al igual que el magnetófono, sufrieron diversos imprevistos, borrados y accidentes, sobre todo el magnetófono que, además de quedar obsoleto y desfasado por los modernos “cassettes”, se me estropeó gravemente con el tiempo y  no tuvo reparación posible por no existir ya las piezas a reponer, ni la fábrica que los creó.

   Este año, 2025, los Reyes Magos, que son muy magos, me han dejado un aparato grabador igual que el averiado; es de segunda mano, pero medio funcionaba bien, y mi hijo Adol ha logrado mañosamente ponerlo a punto. Gracias a él, hemos rescatado fragmentos de algunas canciones de aquella memorable tarde, que podrán escuchar en este artículo, como la humorística "El burro de la tía Vinagre"; después: “Guitarra tango” y “Flamenco” que hicieron famosas “The Shandows” más “Los Pekenikes”, y “Los “Brincos”, respectivamente.

   De todas maneras la grabación en la cinta magnética, después de tantos años, contaminada con polvo, esporas, etc.,  y… con  tomas no profesionales, “caseras” y espontáneas, sin ensayos previos, no tienen la calidad que quisiéramos, y son puramente testimoniales; pero a pesar de todo se refleja el buen “punteo” o interpretación de las melodías por Manolo Moreno; el magistral acompañamiento rítmico del genial Juan Merlos;  los acertados y oportunos golpeos en la mesa del futuro batería de “Los Gardos”: Ángel Sotoca; y también las voces agrupadas de todos  los componentes, junto a la de Paco Huedo, futuro vocalista de “Los Gardos”. Repito que es una audición testimonial de la época joven de estos  rodenses que bien conocemos todos,  lamentando desde hace ya muchos años el fallecimiento de nuestro amigo Paco Huedo, por lo que estas audiciones, casi milagrosamente rescatadas, tienen para nosotros mucha más importancia.

  ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA




domingo, 5 de enero de 2025

 

MAGNÍFICA GRAN GALA LÍRICA

Ayer, sábado, día 4 de enero, tuvimos la dicha y privilegio de asistir a la Gran Gala Lírica protagonizada por nuestro querido tenor albacetense, Gabriel Blanco, con  la Joven Orquesta de Albacete dirigida por el rodense Juan Villodre, y con el coro del Orfeón de la Mancha, a las 19  horas en el auditorio de la Casa de la Cultura, dentro de las actividades culturales programadas por nuestro Excmo. Ayuntamiento.

   El pueblo de La Roda demostró, una vez más, con su masiva asistencia y sus fuertes aplausos y vítores,  su pasión por la música, por las buenas voces y magistrales interpretaciones instrumentísticas. Acompañado por mi hija Fuen, disfrutamos de la preciosa Gala Lírica,  con una primera parte dedicada a la ópera, deleitándonos escuchando a Gabriel en varias de las arias famosas que nos brindó con su potente, dulce y modulada voz de buen tenor, finalizando esta parte operística con la conocida y famosa aria “Nessun Dorma” ( Que nadie duerma), de la ópera Turendot, del compositor italiano Giacomo Puccini, disfrutando y admirando la técnica y arte de Gabriel, emocionándonos con sus impecables agudos, recibiendo un enorme y efusivo aplauso con bravos del público.

   La segunda parte, se dedicó a famosas romanzas de zarzuelas muy conocidas, comenzando la primera con “¡No puede ser! Esa mujer es buena”, de la zarzuela “La Tabernera del Puerto”, del compositor Pablo Sorozábal, cantándola magistralmente con sentimiento y técnica depurada. Y claro, en una localidad de La Mancha, como es La Roda, no podía faltar “La Canción del Sembrador”, de la zarzuela “La Rosa del Azafrán”, del toledano Jacinto Guerrero, que arrancó los aplausos entusiasmados de los asistentes. (A pesar de estar escrita para barítonos y hacerla famosa barítonos como Emilio Sagi Barba, su hijo Luis Sagi Vela, o Marcos Redondo, también la cantaron varias veces tenores afamados, como Plácido Domingo o Alfredo Krauss; e igualmente lo ha hecho con técnica e ilusión nuestro Gabriel Blanco, manchego, albaceteño y rodense.

   El público entusiasmado le hizo repetir la romanza del sembrador y nos regaló también la canción de “Granada”, del compositor mejicano Agustín Lara, donde finalmente sus agudos pusieron a la gente de pie.

  La joven orquesta sonaba “como los ángeles” y el público ha quedado muy feliz y complacido, admirando en varios momentos la destreza de su joven flautista que el director señaló especialmente. También el coro del orfeón gustó mucho en todas sus interpretaciones, especialmente en el “Coro de los Esclavos” de la ópera Nabuco, de Verdi.

   Fue una tarde fina, maravillosa y plena de orgullo, especialmente por ser amigos y paisanos de hombres tan brillantes como el buen director Juan Villodre y el gran tenor Gabriel Blanco.

Adolfo Martínez García.


viernes, 3 de enero de 2025

 

                       CONFIDENCIAS DE MADRUGADA

A estas altas horas de la madrugada, el silencio apacible de nuestra casa sólo es rítmicamente rasgado por los vaivenes del viejo péndulo del reloj colgado en la pared del segundo portal. Con este bohemio rumor ambiental y algunas campanadas que, de vez en cuando, en sus horas, van marcando el lento paso de la noche, me he puesto a escribir algo, sin saber muy bien qué, pero debiendo hacerlo porque así lo siento ahora mismo.

   Debía estar durmiendo, pero un anhelo interior, un fuerte deseo, me ha incitado a transmitir algo de lo que pensaba y estoy pensando en la soledad de la madrugada. Algo que plasmar con las teclas de la ya clásica y nueva máquina de escribir, la mágica creadora de palabras: es decir, mi viejo ordenador.

  Me venían a mi memoria los recientes momentos familiares de estos días navideños, donde, a pesar de todo, seguimos cumpliendo  la ancestral tradición de celebrar esta bonita fiesta religiosa con la familia, superando y vencido todas las posibles perezas, penas acumuladas y desganas de diversión que pudiera sentir nuestro corazón; puesto que por estos días, recordamos más aún  a quienes nos faltan y jamás volverán.

   Pero, ¿Quiénes seríamos capaces de negar a nuestros hijos y especialmente a nuestros revoltosos y preciosos nietos, la dicha de sentir el mensaje de la Navidad, la ilusión de los regalos de Papá Noel o de los Reyes Magos, las buenas voluntades de sus mayores en las clásicas cenas familiares, y los brindis por un Feliz Año Nuevo?

   Y nos reunimos todos como familia en casa de unos u otros abuelos para sentir más íntimamente la Navidad, mostrando a los nietos  nuestra mejor cara risueña, mordiéndonos las penas disimuladamente, como ya hicieron a su vez, dándonos ejemplo, nuestros padres y abuelos. Así debe ser, como así fue siempre.

   En nuestra casa, la casa de Carmen y mía, de nuestros hijos y nietos, nos tocaba estar y comer todos juntos  el día de Navidad, y también en la  Nochevieja.  Y es muy hermoso y gratificante pensar que,  de aquel primer origen de esta hermosa familia que empezamos Carmen y yo, tras nuestra boda en 1978, hoy, es numerosa, y nos hemos podido reunir  hasta catorce. Ella, Carmen, fue el origen imprescindible, el crisol fuerte y sereno donde se fundieron personas tan maravillosas como nuestros hijos y nietos; y aunque ahora, desde el año 2019, ella nos falta físicamente, está espiritualmente siempre presente en la mente y corazón de todos. Como también están las fotografías de su atractivo rostro repartidas por las paredes de la casa, presidiendo gráficamente todo lo que hemos realizado en familia: la grata comida o cena de cada momento;  los instantes de ocio, juegos de mesa y televisión; los ratos de paz, sueño y silencio, como puede ser este, en el que escribo; teniéndola siempre cercana, imaginada y soñada; reina de nuestros pensamientos y recuerdos; siempre cariñosa, sonriente, dulce e inolvidable.

Adolfo Martínez García


    DEL CORO INFANTIL CON LA   VIRGEN EN MAYO    Poco a poco, cada semana vamos repasando una pequeña parte de la   historia de nuestro Co...