UN DÍA COMO HOY: 12 DE AGOSTO
No sólo por mí y por su familia, nuestra familia, sino por
tantas amigas y amigos que la conocieron, respetaron y amaron, no podemos
pasar por alto esta importante fecha de su vida, cuando ELLA dijo “sí quiero” ante el altar. Hoy, 46 años después, la volvemos a
recordar en aquel inolvidable día.
Me gusta pensar que, mientras sigamos teniendo a Carmen presente en nuestros recuerdos, por una u otra fecha y acontecimiento de su entrañable vida, ella seguirá existiendo. Y cuando, pasadas decenas y decenas de años, cientos, y nadie la recuerde, entonces, sí que habrá dejado de existir para siempre. Como a todos nos ocurrirá.
Sobre el verbo existir, me viene a la memoria el día en el que nuestra nieta Carmen, entonces con cinco años de edad, me hizo una sorprendente pregunta unos días después de la muerte de su abuela Carmen:
-Abuelo, ¿la abuela existe?- me preguntó emocionada.
Y fue sorprendente porque empleó el verbo existir;
aunque sabía que su abuela había muerto y ya no vivía; pero podía seguir
existiendo, y existía en nuestra memoria con tantos recuerdos; ¡... en el
Cielo, y en nuestro corazón!, le añadí en mi respuesta.
Y es que es así. Debemos seguir hablando y escribiendo de ella, mientras podamos, y especialmente en estas conmemoraciones tan importantes de su vida, de nuestra vida, como fue el 12 de agosto de 1978: ¡¡Nuestra boda!!
Ella, joven, guapa, airosa, atractiva, lista, optimista y cariñosa, con 27 años de edad. Y yo con 36, dejaba ilusionado mi soltería al haber encontrado, por fin, a la mujer de mis sueños. ¡Bendito y maravilloso aquel día que unimos nuestras vidas para siempre!
ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA
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