martes, 28 de marzo de 2023

 


         AQUELLA CABEZA SALVADA DEL FUEGO

En aquellas fiestas de La Roda, las de antes, que se celebraban en primavera, concretamente en el mes de mayo, se disfrutaba mucho con el arte e ingenio reflejados en las “luminarias” o “fallas” creadas por artistas locales, a los que solían ayudar sus familiares y amigos.

Falla de Millán García Carrasco, sobre las artes, las letras... con esculturas de cartón.

   Dichas “fallas” estaban patrocinadas ─igual que las carrozas del último día de las fiestas─ por los diversos gremios y asociaciones profesionales del pueblo, (panaderos, agricultores, comerciantes, etc.) que después de haberlas trabajado sus creadores en improvisados talleres, bodegas, porches..., las sacaban al exterior para montarlas o “plantarlas”  en algunas de nuestras placetas y calles más amplias ( parajes de: “Las Cuatro Esquinas”, “La Miliaria”, “El Monolito”, “La Báscula”, "La Plaza"…),  donde  el pueblo podía admirarlas durante un día o dos, y finalmente eran quemadas sin piedad ante el asombro y pena del público (porque eran bonitas obras de arte popular que desaparecían).

Restaurándola con capas de papel encolado

   Esta cabeza que vemos, la estamos reparando, pero estaba reproducida a base de varias capas de papel mojado con “engrudo”, y formaba parte de una figura de niño de poquitos años, integrado en la falla creada por el artista local Millán García Carrasco, allá… por el año 1944, ó 1945.

Reparándola a base de capas de papel encolado

   Ocurrió que, mi madre, le rogó a su hermano Millán  salvase del fuego mi cabeza que, por lo que ella me contó, su hermano había logrado con un gran parecido, y era un buen retrato en cartón. Ella había sido testigo presencial de las muchas horas de mis posados de niño, mientras mi tío Millán me modelaba del natural con la arcilla roja de algún tejar rodense. Y pensaron que sería una gran pena ver cómo las llamas la iban a devorar irremediablemente.

  (Hecha con parecida técnica antigua a la empleada en las fallas valencianas, mi tío ordenaba a sus ayudantes familiares que pegaran papel y cartón mojados con engrudo sobre el interior de los moldes de escayola debidamente protegidos, que él había vaciado del modelado original en barro. Serían después  cosidas sus dos mitades de cartón, y disimuladas las costuras con más papel mojado; y, una vez seco todo, la pintó convenientemente con óleo).

   Y, momentos antes de prenderle fuego a la falla, Millán ordenó que serrasen la cabeza a uno de los dos gemelos que custodiaba una matrona en el templo griego que simulaba aquella falla. Así congració el artista a su hermana, que guardó mi cabeza para el recuerdo.

La cabeza de uno de los dos niños no fue quemada

   Pero, tras el paso de setenta y tantos años guardada en la cámara de la casa, expuesta a los juegos de la infancia de varias generaciones, está muy deteriorada. Y es primordial restaurarla. Me lo he propuesto, y lo estoy haciendo precisamente en primavera, como cuando fue creada, y con la misma técnica  de su creador.

Colocando en los rotos las tiras de papel encolado

   Tiene varios aplastados, roturas y faltas de cartón; pero ya estoy sobre ello. Luego la repintaré. Veremos cómo queda este recuerdo que debo seguir conservando.

                     ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA


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