AQUELLA
CABEZA SALVADA DEL FUEGO
En aquellas fiestas de La Roda, las de antes, que se
celebraban en primavera, concretamente en el mes de mayo, se disfrutaba mucho con el
arte e ingenio reflejados en las “luminarias” o “fallas” creadas por artistas
locales, a los que solían ayudar sus familiares y amigos.
Falla de Millán García Carrasco, sobre las artes, las letras... con esculturas de cartón. |
Dichas “fallas” estaban patrocinadas ─igual que las carrozas del último día de las fiestas─ por los diversos gremios y asociaciones profesionales del pueblo, (panaderos, agricultores, comerciantes, etc.) que después de haberlas trabajado sus creadores en improvisados talleres, bodegas, porches..., las sacaban al exterior para montarlas o “plantarlas” en algunas de nuestras placetas y calles más amplias ( parajes de: “Las Cuatro Esquinas”, “La Miliaria”, “El Monolito”, “La Báscula”, "La Plaza"…), donde el pueblo podía admirarlas durante un día o dos, y finalmente eran quemadas sin piedad ante el asombro y pena del público (porque eran bonitas obras de arte popular que desaparecían).
Restaurándola con capas de papel encolado |
Esta cabeza que vemos, la estamos reparando, pero estaba reproducida a base de varias capas de papel mojado con “engrudo”, y formaba parte de una figura de niño de poquitos años, integrado en la falla creada por el artista local Millán García Carrasco, allá… por el año 1944, ó 1945.
Reparándola a base de capas de papel encolado |
Ocurrió
que, mi madre, le rogó a su hermano Millán salvase del fuego mi cabeza que,
por lo que ella me contó, su hermano había logrado con un gran parecido, y era un buen retrato en cartón. Ella había sido testigo presencial de las muchas horas de mis posados de
niño, mientras mi tío Millán me modelaba del natural con la arcilla roja de
algún tejar rodense. Y pensaron que sería una gran pena ver cómo las llamas la
iban a devorar irremediablemente.
(Hecha con
parecida técnica antigua a la empleada en las fallas valencianas, mi tío
ordenaba a sus ayudantes familiares que pegaran papel y cartón mojados con
engrudo sobre el interior de los moldes de escayola debidamente protegidos, que
él había vaciado del modelado original en barro. Serían después cosidas sus dos mitades de cartón, y
disimuladas las costuras con más papel mojado; y, una vez seco todo, la pintó convenientemente
con óleo).
Y, momentos
antes de prenderle fuego a la falla, Millán ordenó que serrasen la cabeza a uno
de los dos gemelos que custodiaba una matrona en el templo griego que simulaba
aquella falla. Así congració el artista a su hermana, que guardó mi cabeza para
el recuerdo.
La cabeza de uno de los dos niños no fue quemada |
Pero, tras
el paso de setenta y tantos años guardada en la cámara de la casa, expuesta a
los juegos de la infancia de varias generaciones, está muy deteriorada. Y es
primordial restaurarla. Me lo he propuesto, y lo estoy haciendo precisamente en
primavera, como cuando fue creada, y con la misma técnica de su creador.
Colocando en los rotos las tiras de papel encolado |
Tiene
varios aplastados, roturas y faltas de cartón; pero ya estoy sobre ello. Luego la repintaré. Veremos
cómo queda este recuerdo que debo seguir conservando.
ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA
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