viernes, 6 de mayo de 2022

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         DÍAS VIVIENDO ENTRETENIDO 


Carmen, no volverá jamás
 y yo me quedé estancado en el pasado; aunque la compañía y estancia temporal de mis hijos y nietos en casa, me alegran y endulzan las horas. 

  Mientras va transcurriendo el tiempo, procuro no estar ocioso y, además de vivir entretenido repasando los bonitos recuerdos de mi mujer, también, poco a poco, voy practicando alguna de mis aficiones artísticas que tenía abandonadas.

   Desde finales del mes de enero, he estado restaurando una preciosa imagen de María Auxiliadora,  llegada a nuestra cofradía de Semana Santa, "Jesús Nazareno", desde tierras gallegas, gracias a la  dedicación de María José Martínez Lozano, nuestra hermana mayor en dicha cofradía.

 La imagen, por diversos  motivos, sin estar tapada por alguna sábana o unos simples  plásticos, parecía haber sufrido las inclemencias de trabajos  de albañiles o  pintores, en obras muy cercanas a ella: sufriendo roces, desconchados, alguna rotura, incontables salpicaduras de pintura blanca, presencia de viejo polvo incrustado profundamente en sus barrocos ropajes...

Como podría decirse:¡Estaba hecha una pena! Y recomendé llevarla a un taller profesional de restauración en obras artísticas; pero dadas las fechas cercanas a la Semana Santa con los numerosos compromisos que ya tenían los restauradores, se me convenció para que intentara arreglarla y pudiera ser presentada al público rodense en una fecha determinada. Aunque hacía bastantes años que ya no trabajaba en escultura (unos 9 años) y, últimamente,  desde que murió Carmen, había abandonado cualquier posible idea de realizar trabajos artísticos, estando casi constantemente escribiendo en el ordenador. Pero, ya involucrado, poco a poco, fui restaurando la imagen de María Auxiliadora lo mejor posible, librándola de "los graves problemas estéticos que la invadían.                                          

La escultura es muy grande y muy bonita; creada en las "Escuelas Profesionales Salesianas" de Sarriá (Barcelona), como consta escrito en un disimulado rótulo de su peana. Tal vez, la imagen fue diseñada por quien, durante muchos años, dirigió la sección de escultura en aquellas escuelas: el escultor salesiano Gaspar Mestre Beltrán, y fuera creada en los primeros años de la posguerra civil española, cuando no había imágenes en las localidades porque habían sido destruidas y quemadas durante aquellos trágicos años de luchas fratricidas, y ante tantas peticiones de nuevas imágenes a los talleres escultóricos,  tuvieron éstos que  hacer innumerables vaciados en escayola y pasta de madera de las Vírgenes y Santos  más solicitados.   

Así pudieron atender lo antes posible las peticiones de imágenes para reanudar sus cultos en tantas ciudades y pueblos de España. (Una talla policromada en madera con las dimensiones que ésta tiene,
podría tardar en servirse varios  meses o años, y un vaciado en escayola con su posterior policromado se resolvía en pocas semanas). 

   Por su gran deterioro, había que volver a pintar el manto azul de la Virgen, aunque suponía un paciente  trabajo con fino pincel entre las filigranas del estofado de pan de oro, a respetar. Para ello me documenté del azul que debería llevar el manto de la imagen, y elegí el azul que lleva el primer cuadro pintado por el italiano Tomás Andrés Lorenzone, amigo de don Bosco,  y creado en 1865 bajo sus indicaciones y deseos. Dicho cuadro mide siete metros de alto y está en la basílica de María Auxiliadora, en la localidad de Turín (Italia). (Finalmente, el elegido nuevo azul para la imagen, es intenso y luminoso, haciendo resaltar mucho más los estofados del pan de oro).

  Casi todos los días, solía trabajar en la imagen durante varias horas a mi antojo, en las mañanas, tardes o noches, salvo unos tres o cuatro días, porque por entonces, me sentí inseguro al andar o estar de pié, como si estuviera algo mareado, y el médico me recomendó ese descanso en el trabajo. Las extrañas posturas que, a veces, debía ir adoptando para pintar,(de pie, sentado o tumbado en el suelo), algo retorcidas, especialmente en las partes bajas de la imagen, empezaban a afectar algo a mis cervicales; pero se solucionó con esas mini-vacaciones ya mencionadas y aplicándome calor en el cuello. 

   Pero, salvo el descanso total de esos pocos días, antes de marcharme a la cama a dormir, solía  irme a la antigua habitación de mis hijas, que me servía temporalmente de estudio escultórico, tras haber desarmado una de sus camas para ganar espacio y poder restaurar allí a la mencionada  imagen de la Virgen. Y, desde un principio, esporádicamente, estuve trabajando en la escultura religiosa: (enmasillando y lijando algunas faltas de yeso, como en el cabello de la Virgen; haciendo desaparecer los muchísimos gotazos de pintura blanca en el manto, túnica, pedestal y en el pan de oro, corrigiendo sus roturas y algunas de sus ausencias doradas; repintando con sus correspondientes colores las  diversas partes que necesitaban ser reparadas, como en una pequeña superficie de la túnica del Niño Jesús, y totalmente  en el manto de la Virgen,  entre las respetadas filigranas en "pan de oro" del estofado, etc. etc. Así, poco a poco, como solía decir mi mujer, fui avanzando hasta que, algunos días, hasta me dieron las tres o las cuatro horas de la madrugada,  y  entonces dejaba el trabajo artístico para irme  a dormir. 

   Pero, francamente, creo que  lo más importante y bonito de este evento  mariano, es saber que, desde el pasado día 1 de mayo en que fue  entronizada esta imagen salesiana de María Auxiliadora, podremos subir a visitarla en su nueva y digna morada, como es  nuestro monumental  templo parroquial El Salvador. Y así, ante  Ella, poderle rezar  con fe y devoción.

  ADOLFO MARTÍNEZ GARCÍA

 


  

                             

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