OTROS NOMBRES DESCONOCIDOS
Encontrarte nuevos
personajes rodenses de un lejano y desconocido pasado, y que
antes no tenías ni idea de su existencia, congratula. Especialmente cuando a sus
desconocidos nombres se les atribuye y asocian unos hechos más o menos llamativos
o importantes; pero que, precisamente, es por dichos hechos curiosos por los
que han llegado y trascendido sus nombres hasta nosotros. Es decir, que no sólo
son unos nombres más, incluidos en una lista determinada, como un censo, sin más
datos; sino que ya llevan incorporado y asociado algo concreto, aunque fueran unas simples
anécdotas o hechos curiosos que les han hecho perdurar y llamar la atención de
los investigadores o historiadores.
Ya dí a conocer, en mi reciente y último libro
“Los artífices de la torre de La Roda” (capítulo III, pp. 67 a 73), a un rodense
nuevo y desconocido hasta entonces: Bernardo
Bernardino de Monteagudo, hijo de Ana de Monteagudo y de Agustín Bernardino,
el gran maestro cantero y uno de los arquitectos de la esbelta y renacentista
torre de nuestra iglesia parroquial El Salvador. Dicho hijo llegó a ser un gran
músico en su tiempo, ejerciendo su magisterio como Maestro de Capilla en
diversas localidades importantes, como ya expuse en el mencionado libro.
Y, deseo compartir con vosotros, amigos
lectores, la existencia de tres nuevas personas de nuestra villa, muy curiosas
y lejanas, que nos recuerdan los nostálgicos sentimientos de aquellos españoles
rodenses, que tuvieron que abandonar España por las intransigencias religioso-políticas
de su tiempo, por las sospechas sobre sus credos o creencias prohibidas, bien
musulmanas o bien judías, que hoy, con nuestros nuevos criterios y libertad de
pensamiento y expresión, etc., podríamos juzgar como una inmensa injusticia,
pues eran tan españoles y rodenses como nosotros mismos, y tenían derecho a
vivir en su patria, no a ser expulsados; aunque no debamos juzgar los hechos de
siglos atrás con nuestra mentalidad actual, moderna y libre.
Y quiero referirme al morisco “originario de
La Roda de La Mancha”, Mahamet el
Tahager de Urrea, importante traductor del árabe al castellano en diversos
libros, entre los que se destaca el de “La Historia de Túnez”; libro manuscrito
encuadernado en pergamino que se conserva en la Biblioteca de la Real Academia
de la Historia.
Una de las primeras páginas del libro manuscrito con la Historia de Túnez |
Otra persona que no olvidó su lengua y sus
orígenes rodenses fue el también morisco Mahamet
Corral Andaluz, cuando en su visita al religioso trinitario Francisco Ximénez en el hospital de Túnez que había creado
para cautivos cristianos, el mismo fraile nos lo cuenta en su “Diario de Túnez”,
(según el trabajo publicado por Mikel de Epalza, de la Universidad de Alicante:
“Nuevos documentos sobre descendientes de moriscos en Túnez en el siglo XVIII”),
recordando
que sus abuelos, moriscos expulsados de España y acogidos en Túnez, eran de la
villa de La Roda; y comentó la extraña situación en la que se encontraban, pues
dijo que los habían echado de España por ser moros, y que allí (en Túnez y
otras poblaciones africanas) los tenían por cristianos y a cada instante les
decían “cristiano hijo de cristiano”.
Por último, quiero hacer mención a otro
rodense “cristiano nuevo”, en este caso judío, judío-converso, que también
habían sido expulsados de España antes que los moriscos:
Alonso
Solís o también llamado Alonso
Pacheco Solís, había nacido en La Roda en el año 1506, hijo de Isaac Abenxuxen, de nombre
cristiano Andrés Solís, y de Leonor Méndez, familia finalmente avecindada en Villafranca, un pueblo de Toledo. Alonso
viajó a las Islas Canarias y trabajó como comerciante de paños, logrando
obtener una incipiente fortuna y el respeto de sus conciudadanos; también hacía de mensajero en sus viajes de
Canarias a la península; y llegó a ser regidor y Alférez Mayor de Gran Canaria.
Por encargo del rey Felipe II fortificó las defensas de las islas contra
piratas y asaltantes contra los barcos que llegaban de América, y organizó la
defensa de las islas con Milicias, al no disponer de un ejército permanente. Casado
con Teresa Herrera Contreras, también judeoconversa, tuvieron una numerosa
descendencia. ( Sus datos, muy curiosos
e interesantes para nosotros, sus paisanos rodenses, se contienen en el Tribunal
de la Santa Inquisición en el Museo Canario
de Las Palmas de Gran Canaria y publicados en su blog por Eduardo Pedro García Rodríguez
con su trabajo “La historia resumida de Canarias…”.
Dado que, por la escasez de fuentes y documentos
antiguos que se refieran a nuestra localidad, no sabemos demasiado de nuestro
pasado histórico, …cualquier noticia, por insignificante que sea sobre nuestras gentes y nuestra tierra, la recojo y doy a conocer a los demás, gustosamente. Gracias por vuestra
atención.
Adolfo Martínez García
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