martes, 18 de febrero de 2025


 

                      MI GUITARRA Y  “TRES YOS”

El deseo de aprender a tocar la guitarra me vino cuando, de adolescente,  me encontré los restos de una preciosa guitarra con incrustaciones de nácar, que estaba  en una habitación de la casa de mis abuelos maternos. Digo restos porque el mástil estaba partido por el clavijero y  la caja de resonancia estaba rota, presentando dos mitades partidas longitudinalmente; también, en un lateral tenía un roto con falta de madera; pero toda ella  estaba adornada con ricas incrustaciones. Debió ser preciosa de nueva. Ignoro lo que le pudo ocurrir al instrumento para quedar tan destrozado.

   Por las fotografías antiguas que guardaba la familia, se sabía que nuestro abuelo, Leopoldo García Aranda, sabía tocar la guitarra. En las fotos aparecía de  joven con ella y con varios de sus amigos formando como una orquestina; pero los nietos más mayores, nunca lo llegamos a ver  con la guitarra.

  Admiré con pena aquel instrumento tan bonito y roto, e intenté “remendarlo” con mis pocos medios de niño,  sujetándolo con cuerdas y cintas adhesivas; pero era imposible poder tensar sus viejas cuerdas  y sacarle algún sonido.  No obstante,  me interesé en saber dónde estaban las notas musicales más elementales, (que ya conocía de las clases de solfeo como educando, asistiendo por las noches al viejo edificio del antiguo Ayuntamiento con el método de solfeo “Eslava” y el maestro de música Aurelio Oltra). Para ello me compré en el “carrillo de Paulino”, que conocíamos como “Paulino el de las pipas”, un librito o revista de canciones con el  aprendizaje elemental de las notas musicales y acordes en la guitarra española. La revista pendía de una cuerda tensada de extremo a extremo del carrillo junto a otras revistas y bolsas de “chucherías”. Ese domingo no fui al cine y con el dinero de la entrada y algo más me compré la revista.Tal vez, yo tenía por entonces unos 14 años de edad.

   Con aquella revista  me subía a la cámara de mi casa y fui aprendiendo poco a poco qué notas musicales eran las cuerdas de la guitarra “al aire” y cuáles otras notas del pentagrama resultaban al pulsar los trastes correspondientes con los respectivos dedos de la mano izquierda; y con cuáles dedos de la mano derecha  debía hacer vibrar las cuerdas. Cuando  supe todo aquello, repasaba y practicaba con la guitarra rota las lecciones de solfeo del método “Eslava”, aunque no emitiera sonidos correctos.

   Disfrutaba muchísimo aprendiendo autodidácticamente, y aunque la guitarra rota no emitía los sonidos deseados por no poderse tensar y afinar sus cuerdas,  iba solfeando y pronunciando en voz alta las notas, sin entonar, en las primeras lecciones del elemental método que ya he comentado. Así de incorrectamente  intenté aprender a tocar algo la guitarra. Y, al menos, siguiendo las indicaciones de aquella revista, supe dónde estaban las notas del pentagrama en aquel deteriorado instrumento y cuáles eran las “posturas” de los dedos de la mano izquierda para formar los acordes más elementales de algunos tonos. (Do, La, Re, .... mayores y menores, con sus tónicas, subdominantes, etc. ).

   Después, pasados unos años, cuando ya pude comprarme una guitarra y otros caprichos con mis propios medios, aquellos aprendizajes autodidactas que había practicado en la adolescencia me sirvieron de mucho,  pasando los ratos de ocio interpretando con la guitarra algunas melodías o canciones que me atraían. Y hubo unos años especiales que, para distraerme  más y divertirme mejor, tocaba una melodía mientras la grababa en el magnetófono por primera vez; después, la reproducía en el mismo magnetófono mientras la acompañaba con los acordes correspondientes de la guitarra, grabando todo  en otra cinta virgen de “radio cassette”, en una  segunda vez. (Claro necesitaba tener dos grabadoras: el magnetófono y un “radio-cassette”). Entonces cuando reproducía esta segunda grabación del “radio-cassette”, se escuchaba a “la guitarra primera” tocando la melodía, y también se escuchaba “otra guitarra segunda” acompañando la melodía rítmicamente con acordes.

   Y, finalmente, por tercera vez, cuando volvía a reproducir la segunda  grabación (donde se escuchaban las “dos guitarras”: una “punteando” o interpretando la melodía, y la otra acompañándola rítmicamente con acordes ), volvía a grabar todo, ¡por tercera vez!, mientras le añadía alguna percusión de pandereta, u otros golpes con las manos, etc. etc.; con lo cual, al haber ido grabando y reproduciendo la melodía,  acordes, y percusión,  una y otra vez, hasta tres veces,  parecía que tocaban tres personas en la última grabación. Sin embargo,  estaba yo solo y resultaba muy divertido.

   De ahí el titular de este artículo y de   aquellas grabaciones como:  “Mis tres Yos”. Era una manera, como tantas otras posibles, para no aburrirse y disfrutar de mi propia música e inventiva.  Así me lo pasaba musicalmente bien.



He buscado y encontrado una cinta de entonces con algunas grabaciones finales, realizadas de la manera ya descrita. Ahora, con cierta nostalgia y admiración de aquellas ocurrencias juveniles,  me gusta volver a escucharlas, aunque las grabaciones o interpretaciones no resultaran lo perfectas que me hubiera gustado; pero tienen su encanto y su mérito. La simbólica foto fija compuesta por una pandereta, dos grabadoras y una guitarra,  sintetiza y recuerda aquellas grabaciones. Y pulsando en esta otra de la guitarra incompleta, se pueden escuchar dos de aquellas canciones: 1ª “Gloria, gloria, aleluya”; y 2ª “Por el camino de México”). Gracias.

Adolfo Martínez García


miércoles, 12 de febrero de 2025

                                                 ADIÓS A DON JOSÉ BLASCO

Esta mañana,  del miércoles 12 de febrero de 2025, tras la Santa Misa de las 10´30 horas,  hemos despedido para siempre el cuerpo de un gran hombre de La Roda:  don José Blasco Celaya. La lluvia tan necesaria y deseada, ha acompañado y bendecido esos momentos tristes de despedida, como si tras una pena irremediable, el Cielo nos quisiera aliviar con una pequeña esperanza. ¡Quién sabe si por la casual intercesión de un alma que siempre estuvo al servicio de los demás!

   Don José Blasco fue una persona especial, muy trabajador, familiar y muy activo,  que siempre estuvo al servicio de sus múltiples alumnos, de los colegios en donde ejerció, de la iglesia  y del pueblo en general. Lo podremos recordar en diversas facetas de su vida y siempre al servicio de los demás. Personalmente me viene a la memoria verlo en el despacho parroquial atendiendo a quienes iban a casarse, o a bautizar un hijo, etc. siempre práctico y diligente, mientras también podía estar atendiendo a cualquier persona que estuviera buscando datos en el archivo parroquial, que también custodiaba. Concretamente a mí me atendió muchas veces en la búsqueda genealógica de ancestrales abuelos.

    Y también lo recuerdo perfectamente entrenando y dirigiendo a su fantástico equipo infantil masculino de baloncesto, entonces casi invencible, con chicos como Marcial, su hermano César, etc., en aquellos magníficos Juegos Escolares Nacionales, en los que tanto participábamos y competíamos los colegios de La Roda. También llevó buenos equipos femeninos; un periódico escolar, las secretarías, etc. etc. Era un maestro y entrenador “todo terreno”, muy popular y querido. Siempre será muy recordado por sus alumnos, familiares y amigos. Descanse en Paz este gran hombre y amigo.

Adolfo Martínez García


sábado, 1 de febrero de 2025

 

INSOMNIO REBELDE

Desde hace unos días no puedo conciliar bien el sueño. Mi mente no deja de producir escenas, recuerdos, textos, melodías, … y unos atraen a otros sin cesar, con lo cual, siempre están circulando por la memoria imágenes y músicas por doquier, y sigo sin perder la conciencia. Hora tras hora, aunque estoy descansando en la cama plácidamente,   me estoy dando cuenta que no duermo. Y claro, en los días siguientes, como se vuelve a repetir lo mismo, me siento algo “bombizo”, como cansado y menos activo.

   Antes de tener que ir al médico, sin más remedio, para que me recete algo apropiado, he procurado utilizar remedios caseros populares y dispares, como poner una radio con emisiones monótonas; tomar una infusión de Valeriana; o poner unas dulces melodías relajantes y casi inaudibles.

   Pero cuando probaba con las emisiones monótonas de la radio, en vez de no hacer caso al palabrerío de fondo y dormirme por su incesante información, ponía instintivamente  atención a lo que se decía porque deseaba saber lo que pasaba; y cuando tomé la valeriana, parecía hacer su efecto, pero enseguida desaparecía al tenerme que levantar en algún indispensable y preciso momento; y ya no podía dormir.

   Y, con la música dulce y suave, relajante, escuchando como el goteo de una fuente de agua mientras sonaban los arpegios de un piano melodioso, en vez de que llegara el sueño ansiado, me venían los recuerdos e imágenes añoradas de nuestros viajes y estancias al balnerio de Benito, con nuestros hermosos paseos hasta una de las fuentes más alejadas del recinto. La fuente era grande, de forma redonda, con elevados chorros de agua en el centro, que la hacían muy llamativa y relajante. Frente a dicha fuente, Carmen y yo nos solíamos sentar en un banco de madera, y mientras los chorros del agua acariciaban con sus saltos y caídas nuestros oídos, los ojos se deleitaban en el paisaje agreste del entorno: Por la izquierda, veíamos las laderas de los altos cerros transitados por rebaños de ovejas, mientras en el fondo del valle pasaban veloces algunos vehículos por la carretera de Jaén; a nuestra derecha, el largo y serpenteante camino que llevaba a Reolid se veía solitario, aunque en otras ocasiones, era transitado casi incesantemente por dialogantes cuadrillas y parejas de residentes en el balneario. Su recorrido discurría entre salvajes cerros llenos de carrascas y pinos; y al fondo, por encima de la fuente, muy lejos, se divisaban sobre el difuminado pueblo de Reolid las laderas empinadas de altos cerros llenas de numerosísimos olivos. (Un año de aquellos, al final del acostumbrado paseo, quise dibujar del natural el paisaje de la fuente y me llevé un bloc y bolígrafo para hacer un apunte rápido y fantasioso del momento. Lo he buscado y me ilustra este artículo).


  Mientras estaba escuchando la dulce melodía que hipotéticamente me traería el sueño, y en realidad era todo lo contrario porque me estaba espabilando, no cesaban de volver los muchísimos momentos preciosos con Carmen, …sentados frente a aquella fuente final del extenso cercado del balneario, donde todos los años volvíamos con la misma ilusión, disfrutando de sus aguas, comidas y paisajes.

   ¡Cómo iba a poder dormirme con tantos recuerdos! Mi mente no cesaba de procesar momentos y escenas felices con mi mujer. Y parecía estar viéndola allí, en el balneario, a mi lado, al atardecer, como cada año.

   Acurrucado en la cama y sin dormir, me dieron ganas de evocarla, de llamarla, de solicitar su compañía en la oscuridad del dormitorio. Pero recapacité. Era absurdo. Nadie puede vencer y modificar las leyes del Universo, y un espíritu, un recuerdo, que existe en otra dimensión y mundo imaginario, no puede materializarse y contactar con el mundo real, material y humano. Así que, sólo me resigné a recordarla emocionado. Al menos, su precioso recuerdo me ha inspirado y animado de nuevo para crear este artículo. Y aunque dominado todavía por el insomnio, que seguro será pasajero, he sido de nuevo feliz, volviendo a los momentos inolvidables de nuestros  breves viajes y estancias en aquel famoso balneario donde Carmen fue tan dichosa.

Adolfo Martínez García


DE AQUELLOS RÍGIDOS TRÁMITES MATRIMONIALES Investigando otros temas, me he encontrado con los extraños requisitos o leyes que tuvieron que...