AGUSTÍN BERNARDINO EN LA TORRE DE LA RODA
Con mucha razón, a cualquier visitante le parecería nuestra torre una magnífica obra arquitectónica, muy bien hecha, toda ella levantada con piedras sillares perfectamente labradas desde su base hasta su esbelto chapitel; como siempre nos lo ha parecido a todas las personas que vivimos a su alrededor. Y, ¡cómo iba a ser de otra manera si en nuestra torre trabajaron magníficos maestros y oficiales de cantería vascos!
¡De lo mejorcito que entonces había en cantería! Los resultados de sus trabajos en nuestra torre, son los reflejos de su sabiduría y destreza.
Recientemente, (el 19 de octubre de 2.023) he presentado mi último libro Los artífices de la torre de La Roda en la rehabilitada Posada del Sol de La Roda, dando a conocer mis últimas investigaciones en este tema.
(A pesar de la lluvia, se llenó el gran salón presidido por el alcalde Juan Ramón Amores García y el concejal de cultura Luis Fernández Monteagudo que intervinieron con sus amables palabras hacia el autor del libro, un servidor, que junto a mi hija "Fuen" compartimos con ellos la mesa de la presidencia, etc. Finalmente adquirieron el libro las personas que lo desearon. Y dicho libro está en las diversas librerías del pueblo).
En él, doy a conocer los arquitectos o maestros de cantería que desconocíamos hasta ahora y que habían intervenido en la dirección de las obras de la torre rodense durante parte de los siglos XVI y XVII. Y recuerdo en dicho libro los primeros doce años de trabajos, desde los inicios de la torre por el año 1569 siendo el arquitecto del templo el vasco Juan de Orzollo, hasta el año 1581 que se adjudicó la subasta de las obras de la torre el maestro de cantería Pedro de Zavala; y después, desvelo mis nuevas investigaciones y descubrimientos con los veintitres años que estuvo trabajando en la torre el mencionado Pedro de Zavala hasta su fallecimiento; más los quince años siguientes en los que fue el responsable de las obras su tercer yerno: Agustín Bernardino que (según el catedrático y crítico de arte don José Camón Aznar, fue uno de los arquitectos mejores que había en España a principios del siglo XVII; casado en primeras nupcias con Catalina de Zavala, aunque para ella sería su tercer matrimonio), llegó a casi terminar la cornisa de la torre, hasta el año de 1620, pues falleció en Alicante, donde estaba construyendo -al mismo tiempo que nuestra torre rodense- la iglesia de san Nicolás de Bari, hoy concatedral.
Con los nombres y datos encontrados sobre la familia y clan de canteros allegados al mencionado maestro de cantería Pedro de Zavala con su tercer yerno Agustín Bernardino, he creado un árbol genealógico que va en el interior del libro, y aquí reproduzco:
Y, finalmente, al total de años ya especificados en la construcción de la torre, se sumarían otros cinco años más que dedicó el maestro de cantería Martín de Achasaeta a continuar cerrando la cornisa de la torre completamente y construir el chapitel de sillares, rematado con su bola y cruz metálicas. En total fueron 55 años los que se tardaron en construir la torre entre todos los arquitectos o maestros de cantería mencionados.Además de los maestros de cantería vascos principales, que he escrito anteriormente, intervinieron en nuestra torre también otros maestros canteros importantes, bien como primeros oficiales en los diversos clanes o cuadrillas, o bien ocupando temporalmente el puesto de sus maestros de cantería por estar éstos en otras obras. Y esos otros maestros y oficiales canteros fueron: Francisco de Aguirre, Juan de Larrea, Martín de Elorriaga, Domingo de Varandica, Jaime Ortiz, Luis de Rodenas,... Tanto unos como otros, todos eran vascos.
En dicho libro, muestro mis últimas investigaciones en otros aspectos y temas, como identificando a los maestros albañiles que construyeron las bóvedas del templo; a los dueños de los tejares rodeños donde se amasaron y cocieron los ladrillos para dichas bóvedas; el conocimiento de algunos nuevos personajes curiosos para nuestra historia; ciertas noticias de otras obras en el templo; aclaraciones de confusos hechos o fechas; etc. Y lo ilustro con mis propios dibujos, algunas fotografías de mi hijo Adolfo, y diversas digitalizaciones de documentos originales, inéditos hasta ahora.
Estoy satisfecho y contento con la editorial Uno, de Albacete, que con éste ya son tres los libros que me ha hecho, perfectamente maquetados, encuadernados, etc. para disfrute mío y de quienes lo deseen.
Adolfo Martínez García