SORPRESAS
EN NUESTROS ORÍGENES
Me
gustaría decir que aprovechando el tiempo libre de las vacaciones del verano he
estado investigando documentos inéditos sobre nuestra ancestral villa, pero al estar
totalmente liberado de las obligaciones profesionales desde mi jubilación, hace
ya nueve años, siempre son vacaciones y en este largo tiempo lúdico continúo atendiendo una de las aficiones que más me
gustan y disfruto, permaneciendo inmerso
entre los papeles antiguos, raídos y llenos de polvo histórico, para saciar
temporalmente mi curiosidad y crear otra
nueva entrada en este humilde blog. Aunque, de todas maneras, este artículo es
fruto de las búsquedas y entretenimientos genealógicos de este verano.
Afortunadamente, para poder escribir con una base documental, puedo
elegir el tema entre varias centenas de viejos escritos recopilados hace años de
distintos archivos provinciales y nacionales, visitados real y físicamente durante varios periodos
vacacionales, y de vez en cuando, en ratos que alterno con otras aficiones, los sigo transcribiendo y estudiando, dándoles
salida y utilidad en alguna publicación como
la de hoy. A aquellos múltiples documentos que custodio con celo se les suman
otros varios más recientes que la tecnología actual nos permite descubrir en visitas
virtuales por Internet tras búsquedas en
insospechados rincones con colecciones digitalizadas desconocidas y sorprendentes.
Aunque en estas modernísimas visitas virtuales
por archivos digitalizados consuma ante el ordenador el mismo tiempo que antes consumía en las
clásicas salas para investigadores entre los legajos solicitados a los
funcionarios, sí que me evito las incomodidades y gastos de los viajes a las
ciudades donde están ubicados, así como la estancia de varios días fuera de casa,
pues cada vez encuentro más facilidad y disposición en estos servicios públicos; aunque encontrar lo que
deseamos, a veces, también implica
cierta dificultad, especialmente si en la catalogación no descubrimos una pista
clara que nos lleve hasta temas y hechos rodenses, ( y basta recordar como ejemplo, que la
búsqueda de “la película de La Roda” , de la que he escrito en otros artículos
de este blog, fue larga y no exenta de dificultades porque en su catalogación no figuraba para
nada el nombre de nuestro pueblo y llevaba incorrectamente asignado el año de su filmación. Hoy sus
datos están corregidos y algo colaboré en ello).
La Genealogía es apasionante, y sabemos lo curioso que es el estudio de tantos
datos que nos proporciona. A través de
ella podemos conocer a nuestros ascendientes hasta generaciones muy remotas; si
hay suerte, hasta el siglo XVI, en el que
se obligó a los párrocos a reflejar por escrito los bautismos, matrimonios,
defunciones, etc. de los feligreses en
libros específicos de la Iglesia.
A través de la Genealogía y otro viejo
documento he encontrado nuevas informaciones sobre algunas familias rodenses con representativos y famosos miembros. Por ejemplo, todos
sabemos que uno de nuestros hombres locales más ilustres y sabios fue el arabista
don Maximiliano Alarcón Santón, y en
su honor y recuerdo lleva su nombre el
primer Instituto de Enseñanza Media que se edificó en La Roda. También su
hermano don Arturo, notable músico y compositor, fue un personaje destacado e importante de
nuestra localidad. ¡Familia enraizada
con diversos apellidos posteriores que también se destacaron culturalmente en la villa ( recordemos a Antón Moratalla,
Manuel Merlos, Eduardo Moreno…).
Del apellido Alarcón pocas personas podrán
tener dudas, puesto que abundaba y abunda por estas tierras rodenses que pertenecieron al poderoso
concejo de la villa de Alarcón y nos señala sus orígenes medievales y guerreros,
de tiempos del reinado de don Alfonso
VIII, cuando el capitán del ejército cristiano Fernán Martínez de Ceballos fue
el primero que, de noche y con la ayuda
de dos dagas, escaló las murallas de Alarcón en su conquista a los moros en el año 1184,( y desde entonces, como premio a su valor, el rey lo nombró
Alcaide del castillo y le autorizó a llevar el apellido
Alarcón). Seguro que con un poco de suerte y constancia podríamos reconstruir
el árbol genealógico de sus ramas rodenses hasta el siglo XVI; aunque sería un
gigantesco estudio por sus innumerables ramificaciones.
Pero… ¿y del otro apellido de esta familia? ¡Santón! ¿Qué sabemos?
Bien, pues resulta que en el año 1791, en La
Roda, igualmente que se haría en otros municipios del resto de España, se tuvo
que crear un registro documental de los vecinos extranjeros que aquí
residían, en cumplimiento de reales
órdenes, declarando bajo juramento ante el notario Pedro de Xávaga Víllora todos los datos personales que se les
requerían junto a su nacionalidad y
otros más, como ser católicos, súbditos del rey español, guardándole fidelidad
y renunciando a otras leyes que no fueran las españolas, bajo penas de “galeras”, prisión o expulsión del reino, en caso de mentir.
Y así
encuentro en dicho documento con fecha 23 de agosto del mencionado año a un
extranjero llamado Juan Santón,
francés, nacido en la antigua provincia de Provenza, ( hijo de los franceses Francisco Santón y
Margarita Rambou), que llevaba de vecino en esta villa veinticinco años y su oficio era panadero;
pero por entonces se hallaba con comercio y lonja abierta, ejerciendo de “mercader de vara ” para vender
tejidos, lienzos de lana, algodón, y
otras cosas. Casado en esta localidad con la rodense Ana Josefa Encinas , (hija
de los rodenses Miguel Encinas y Lorencia Fernández); y de cuyo matrimonio
tenía seis hijos: Josef Joaquín, Josef Gabriel (“Ángel”), Juan Francisco, Antonia
de la Potestad, Juana María y María Micaela.
Desde uno de sus hijos, “Ángel”, llegaríamos genealógicamente hasta
los ilustres personajes ya mencionados, don Maximiliano y don Arturo, a través de estas resumidas generaciones en
las que, por supuesto, existieron más hermanos que no interesa ahora reflejar:
MAXIMILIANO
ALARCÓN SANTÓN ARTURO ALARCÓN SANTÓN
(nació 21-XII-1880. Arabista) (Músico y
compositor)
I
I
I
AGUSTÍN ALARCÓN FERNÁNDEZ
y JULIA
SANTÓN MARTÍNEZ
I
JOSÉ SANTÓN CHICANO
y JUANA MARTÍNEZ PLAZA
I
ÁNGEL SANTÓN
y
JOSEFA CHICANO
I
JUAN SANTÓN
(de Francia) (1791)
y
JOSEFA ENCINAS FERNÁNDEZ
Saber algo más de nuestros paisanos y de
nosotros mismos produce bastante satisfacción,
y ésta nos compensa ampliamente del tiempo empleado en bucear por
los más o menos profundos y desconocidos
contenidos de nuestra humilde historia.
ADOLFO
MARTÍNEZ GARCÍA