martes, 22 de abril de 2025

 

  DEL CORO INFANTIL CON LA  VIRGEN EN MAYO

   Poco a poco, cada semana vamos repasando una pequeña parte de la  historia de nuestro Colegio José Antonio (hoy Purificación Escribano); y concretamente, en las actividades  extraescolares, recreativas, culturales  y artísticas de sus alumnos:

   En el curso escolar 1989-1990, la recién elegida directiva de la Asociación de Padres de Alumnos, con su nuevo y dinámico Presidente, don Venancio Pardo (esposo de la maestra del centro doña Piedad Castillo),  crearon una serie de actividades  y clases extraescolares y complementarias, impartidas por monitores especializados y algunos  maestros del centro educativo, enseñando activamente a los alumnos…: inglés, mecanografía, guitarra popular, danzas regionales, y cursillos de socorrismo; a los que añadieron diversos concursos, como el de redacción “Don Antonio de la Hoz”, de dibujo, viajes culturales, etc.



   De las clases de guitarra popular que un servidor impartía por las tardes, pronto disfrutamos de los buenos resultados que iba obteniendo,  pues con los mismos chicos y chicas de aquella hermosa actividad,  fui componiendo el grupo de guitarristas que acompañarían al “coro infantil”, que a la vez también creamos con los alumnos y alumnas que cantaran bien; (ya que, previamente, les hacía una brevísima prueba de canto, eligiendo sólo a quienes tenían “buen oído”, o entonación correcta).

   Total, que con los guitarristas que se iban formando y dominando los elementales acordes ( con posturas de la mano izquierda) y ritmos para poder acompañar las canciones elegidas,  sumados a las voces angelicales de las chicas y chicos seleccionados para cantar, formamos aquel entrañable coro que, tras los ensayos convenientes,  empezó  a solemnizar la Santa Misa que todos los años, aquella Asociación de Padres de Alumnos y el colegio en general, le dedicaríamos  a la Virgen de los Remedios en el mes de mayo.

   De aquellos ensayos, conservo algunas canciones grabadas en una cinta “cassette”, y todavía experimento una emoción especial al escuchar las grabaciones de aquel maravilloso “grupo de voces angelicales”. El coro llegó a estar compuesto por unas 35 voces infantiles,  más 15 guitarristas de las mencionadas clases de guitarra popular.

   Hoy, vamos a escuchar “Pescador de hombres”; pero llegamos a cantar y tocar  con sus especiales acordes y cambios de tonalidad, el “Himno a la Virgen de los Remedios” al finalizar su Misa,  que en otro posible artículo y audición, más adelante, podremos escuchar.

    (Como todos saben, ese himno es una bonita composición que creó musicalmente el gran director de la Banda Municipal de Música, don Guzmán Cárcel Pedro, con la letra del   maestro de escuela don Antonio de la Hoz Jornet. Y fue cantado  por primera vez en 1982 por el Coro de Padres de Familia con la Banda Municipal de Música de La Roda dirigidos por el autor, don Guzmán, grabándolo  en la cinta “cassette”  conmemorativa del “V Centenario  de la Aparición de la Virgen”.

  Ahora podremos escuchar “Pescador de hombres” por aquel coro infantil,  pulsando en esta fotografía que nos hicimos en la puerta del colegio con Pedro, el conserje, y algunos de los chicos y chicas guitarristas después de una de aquellas clases extraescolares.

Adolfo Martínez García




DE AQUELLOS RÍGIDOS TRÁMITES MATRIMONIALES

Investigando otros temas, me he encontrado con los extraños requisitos o leyes que tuvieron que acatar y superar los jóvenes soldados  rodenses que deseaban contraer matrimonio por el año de 1883; aunque no serían sólo los soldados de nuestra localidad, y esos requisitos serían comunes para toda España.

   Ante el juez municipal, comparecían los padres de los futuros esposos para dejar constancia de que estaban conformes con la futura boda de sus hijos. Ese acta positiva se llamaba “Consejo paterno”; pero si no era favorable, es decir si los padres no  consentían la pretendida boda, ¡no podían casarse! (Según leo estaba ordenado por el artículo 15º de la ley de 20 de junio de 1862).



   También el “Presbítero Capellán Párroco del Batallón o Regimiento” donde el novio estaba de soldado, tenía que escribir un certificado en el que se reflejaba el estado de soltería del soldado, refrendado y supervisado por la firma del comandante en jefe del batallón.

   Esos trámites previos al enlace matrimonial eran imprescindibles; aunque ahora, en nuestros tiempos de libertad, de libre albedrío, los veamos exagerados y hasta  ridículos. El descubrimiento de algunos expedientes de soldados con el apellido CEBRIÁN,  y el oficio de TEJERO, muy tradicionales, abundantes y conocidos en La Roda,  han despertado mi curiosidad y los he leído con mucho interés,  tomando las notas o apuntes necesarios para completar este artículo.

   Por ejemplo, el 23 de mayo de 1883, ante el juez municipal compareció Pedro Cebrián Toboso, viudo, de profesión tejero, dando su “consejo paternal para su hijo José Cebrián Chacón,  de 23 años de edad, soltero, también tejero, que deseaba contraer matrimonio con Dolores Oltra Moreno, de 20 años, soltera. En el mismo acto estaba presente la madre de ella, Antonia Moreno Moreno, al haber fallecido el padre, para dar también su consentimiento ante el juez.

   Y en este expediente estudiado,  el Capellán Párroco del “Batallón Depósito de Albacete nº 55”, donde servía el soldado José Cebrián Chacón, se incluía el correspondiente certificado con fecha 21 de abril de 1883, donde se leía que era soltero y no había contraído matrimonio con nadie en el periodo de tiempo que estaba sirviendo en el batallón.

   Finalmente, mirando con gran curiosidad en las partidas matrimoniales de los libros parroquiales de La Roda ( por family search) para conocer el resultado, compruebo que ese mismo año de 1883, el día 9 de julio, se casaron felizmente en la iglesia parroquial El Salvador de La Roda.

   Los mismos requisitos y pasos obligatorios tuvieron que realizar

otros miembros del apellido Cebrián y de oficio tejero, cuyos expedientes del mismo año, 1883, he seguido investigando:

    Como hizo el padre Juan Cebrian Carrasco, tejero de oficio, para su hijo Florentino Cebrián Escudero, tejero y soldado del Regimiento de Infantería de Soria nº 9, Segundo Batallón; e hizo el padre Juan Sotoca  Martínez, sastre y viudo,  para casar a su hija Isabel Sotoca Tébar, con dicho novio, (que lo hicieron finalmente el 03-03-1883); (Después, difunta esta mujer, él se volvió a casar con Emilia Molina Cebrián el 18-08-1888).

   Otro tanto ocurrió con el joven de 25 años  Juan Cebrián Toboso, soltero y tejero de profesión que  deseaba casarse con Amalia Romero Giménez, de 20 años de edad. Ante el juez, para levantar el acta de “consejo paterno” se presentó el primero con su madre Ana María Toboso Cuchillo porque su padre Juan Cebrián Angulo había muerto. Y representando a la novia estaba su padre Doroteo Romero Ballesteros. Finalmente, los novios contrajeron matrimonio en la iglesia El Salvador  el día 16 de abril de 1883.

    Deseo compartir estas curiosas investigaciones con ustedes, donde, seguramente, habrá algún lector interesado  o descendiente de estas ancestrales familias locales “del barro y el fuego” (tejeros de oficio). ¡Son muy curiosas estas historias  que experimentaron y asumieron aquellos jóvenes rodenses del siglo XIX para poderse casar! Y el contraste comparativo con nuestras actuales libertades en este tema… es abismal.

Adolfo Martínez García



 

 

                             DE LOS NAZARENOS

Estamos llenos de  costumbres ancestrales que se van cumpliendo fielmente a través de los años. Algunas familias conservan celosamente los hechos, los dichos, las tradiciones que ya repetían sus abuelos y a pesar del tiempo transcurrido, los nietos procuran que no se pierdan en la actualidad.

   A mi bisabuelo paterno (1839-1923) le llamaban, y así él mismo se firmaba después del nombre y primer apellido, “El Cojo de Nazareno”, (Antonio López, El Cojo de Nazareno). Sus descendientes más jóvenes sabíamos por nuestros padres que, en efecto, estaba cojo por un accidente que  padeció en su infancia, y también sabíamos que fue nazareno o cofrade de la hermandad de Jesús Nazareno, como por tradición lo somos sus descendientes, (por ejemplo, en mi casa somos ocho nazarenos, que pagamos nuestras cuotas anuales y participamos en la Semana Santa de cada año: un servidor, mis dos hijas e hijo, y mis tres nietas y nieto; oscilando nuestras edades entre los dos años de Alicia, la nieta y nazarena más jovencita, hasta los ochenta y dos años míos).



   Pero, hace muchos años que, investigando sobre otros temas, me encontré un censo municipal del año 1857 y en dicho censo figuraba el padre de mi bisabuelo, es decir, mi tatarabuelo paterno, que lo tenían inscrito en dicho censo como Antonio López “Nazareno”; y no era ese su segundo apellido, que era Vinuesa. Entonces comprendí que, antaño,  aquella familia era conocida en el pueblo como la familia de “los Nazarenos”, pues seguí buscando  en los archivos: el  parroquial de La Roda y el Histórico Provincial de Albacete, en el Catastro de la Ensenada, Protocolos Notariales, etc. llegando mis hallazgos hasta más allá del año 1640, con un Antonio López “Nazareno” casado con Ana Beltrana, que fue nuestro abuelo octavo, es decir cinco abuelos más después del tatarabuelo antes mencionado. Casi todos ellos, y hasta las hermanas, llevaban el “Nazareno” o “Nazarena” al final de su nombre. ¿Era un apodo o mote? ¿Por qué? ¿Qué se guardaba tras ese nombre a través de los siglos?

   Y empecé a intuir que algo había relacionado con la hermandad de Jesús Nazareno, pues habían sido cofrades de ella; aunque los más antiguos lo habían sido de la hermandad de “La Sangre de Cristo”, primitivo nombre de la cofradía, antes de ser prohibidas sus procesiones disciplinantes con flagelaciones sangrientas, por el rey Carlos III en el año 1777, siendo disueltas las cofradías pasionarias con tales flagelaciones públicas. Pero fue reformada la cofradía, cambiándole el nombre  por “Hermandad o Cofradía de Jesús Nazareno” y dejando de ser disciplinantes,  siguieron  haciendo las procesiones de Semana Santa con la misma imagen del Nazareno, y  los  cofrades siguieron llevando las túnicas del mismo color anterior: el morado. (Y siguió siendo la única cofradía pasionaria o de Semana Santa que hubo en La Roda hasta el año 1928).

   El por qué del curioso nombre de la familia “Los Nazarenos”, no llegué a descubrirlo completamente, pero ya a finales del  siglo XVI , hubo una María “Nazarena” casada con un Antonio López y consta que a uno de sus hijos el obispo de Cuenca vino a confirmarlo junto al resto de jóvenes de La Roda de entonces. Y ahí me quedé. No terminé la investigación del ¿por qué aquel apodo?, y todavía lo tengo pendiente.

    ¿Tendría que ver con representaciones teatrales de la Pasión en la propia iglesia donde ella hiciera de María “Nazarena”? ¿Sería porque toda la familia participaba en las primeras procesiones de nazarenos? ¿Por qué a través de los siglos, hasta los tiempos de “El Cojo de Nazareno” permaneció ese nombre o apodo tan significativo? No sé si alguna vez lo llegaré a descubrir; pero desde luego la tradición familiar de seguir siendo nazarenos de la misma cofradía que nuestros ancestros, sigue cumpliéndose.

Adolfo Martínez García

 

       

DE FRANCISCO CISNEROS FRAILE

No me podía creer la noticia que leía en Facebook esta mañana del jueves 20 de febrero de 2025, a las diez horas aproximadamente, comunicando el  entierro de nuestro buen amigo de juventud, de pandilla, de estudios del Bachillerato y Magisterio, del deporte, de las Milicias Universitarias, y de casi toda una vida: Francisco Cisneros Fraile.



   Son tantos vínculos que nos unen a quienes formábamos aquella pandilla de amigos…desde nuestros estudios de Enseñanza Secundaria en la Academia Cervantes de don Manuel Merlos Ruiz, estuvimos siempre juntos, hasta después de terminar Magisterio y hacer las Oposiciones en 1961. Vemos una fotografía de nuestro primer año de estudios en la carrera de Magisterio y  estamos, de izquierda a derecha: Miguel de Toro, Francisco Cisneros, Ramón Lara, Titina Cano, Adolfo Martínez, Ángel Aroca, Antonio Cebrián, y agachado Ángel García.  

   Cada amigo de Francisco podría hablar de él según las muchas facetas conocidas de  su vida. Yo, personalmente quiero recordarlo por algunas experiencias y aficiones comunes que me vienen ahora a la mente, siempre unidos por sana amistad  desde adolescentes y jóvenes.

   En  otra foto, estábamos de excursión en el pantano de Alarcón, en mayo del año 1961. La organizó don Manuel Merlos que lo vemos con su esposa, con su hermano don Miguel y señora, más todos los que entonces estábamos aún estudiando en la Academia, unos u otros,  bachiller, magisterio, oposiciones, etc.. Podemos entretenernos localizando a nuestros amigos y conocidos; pero Francisco Cisneros está a la derecha, el segundo de la fila central, después de Aurora García.

   Muchos le llamábamos Paco, o también Cisneros. Y recuerdo que,,  principalmente fue el fútbol el deporte que más le gustaba y divertía. Jugaba muy bien, era muy bueno. Entrenando y compitiendo contra otros, coincidímos varios años como titulares del equipo local de fútbol del Frente de Juventudes, Francisco Cisneros, Antonio Cebrián y un servidor. Pero Cisneros también participó alguna vez en competiciones de atletismo en Albacete, durante la Semana de la Juventud; deporte en el que Antonio Cebrián, Antonio Monsalve y yo estábamos más involucrados. En la tercera foto que publico  estamos con Cisneros, Antonio Monsalve y yo, precisamente, pertenece al año 1960, en una de aquellas competiciones de Atletismo, estando alojados en tiendas de campaña instaladas en los “cercos” de la Feria de Albacete, mientras duraban las pruebas atléticas, que fue un fin de semana completo del mes de mayo.

    Cisneros, junto a Antonio Váquez, fueron los  primeros amigos de la cuadrilla que, bien jóvenes, se compraron o les compraron un coche, un seat 600. Y con el 600 de Paco, por supuesto conduciéndolo él,  nos fuimos los amigos un año a las fallas de Valencia; y fue una aventura y experiencia inolvidable, ¡qué recuerdos!

   Francisco Cisneros fue el primer maestro de escuela que estuvo ejerciendo la profesión en el caserío o aldea de Santa Marta varios años, que estaba cerquita de La Roda; con su coche iba y venía feliz. Alguna vez, fuera de su horario lectivo, fui pasajero de excepción junto  algunas amigas y conocimos “in situ” su feliz lugar de trabajo. Siempre que viajábamos en el coche, nos gustaba a los dos “canturrear” melodías y romanzas de zarzuelas.

   Años después, decidió ampliar sus estudios en la Universidad de Valencia, conoció a María Jesús, y prosiguió forjando su hermoso futuro: familia, licenciatura, doctorado, artículos y libros publicados de investigación…

   De vez en cuando, en sus breves regresos a La Roda, alguna vez nos veíamos. Aunque vivía en Valencia no olvidaba a su tierra, y aquí ha querido volver hoy para descansar en ella eternamente. Con él se van muchos momentos maravillosos de nuestra adolescencia y juventud. Lo hemos acompañado esta mañana hasta el final, junto a sus hermanas, esposa, hijos, nietos y amigos. Que Descanse en Paz y Dios acoja en el Cielo el alma de nuestro inolvidable compañero.

Adolfo Martínez García

lunes, 14 de abril de 2025

 

         CARMEN: ¡Hoy, 14 de abril,  es tu cumpleaños. Y de nuevo,  como siempre: ¡MUCHAS FELICIDADES!, aunque no te podamos ver y besar; pero te imaginamos allí,  muy alto, en el Cielo,  y también muy cerca, dentro de nuestro corazón. 

Deseo que desde donde esté tu espíritu,  con tu imagen joven, atractiva, cariñosa y alegre, estés recordando, como todos nosotros, tantas escenas entrañables de este día que siempre celebraste con muchísima alegría y cariño. Y ¡cómo no!, especialmente deseo que recuerdes aquellas primeras celebraciones  en nuestra noviez enamorada, cuando tú y yo descubrimos cuánto nos queríamos; y después en nuestro matrimonio lleno de amor, belleza y esperanza, con tantas ilusiones y proyectos de juventud y de madurez, rodeados  ya de nuestros hermosos hijos y nietos.

   Gracias, Carmen,  por haber estado junto a mí y por quererme; por estar junto a todos nosotros, tu familia,  todos los años que el destino te quiso conceder. Te marchaste pronto, pero nadie te olvida. Tus amigas y amigos, familiares, hijos y nietos, conmigo, jamás dejaremos de añorarte, quererte y recordarte.

¡Feliz día en el Cielo!

   Eternamente… Adolfo.

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